Los días pasaron demasiado lento para el gusto de Harry. Él y Bella empezaron a salir a caminar todas las noches y su relación estaba estable. Ya había respondido a la señora Weasley que sí iría a la madriguera a festejar su cumpleaños y le avisó que llevaría a la bruja oscura con él para que hiciera las advertencias necesarias a sus amigos y al resto de la familia.
Dumbledore, por su parte, había aprobado que Bellatrix diera clases de defensa a Harry, pero con la condición de devolver su varita luego de cada clase. Esto por supuesto que no le cayó bien a la mujer, pero aceptó sin oponer mucha resistencia.El 31 de julio por la mañana, había silencio en el número 12 de Grimmauld place. Harry estaba sentado en una sala en el segundo piso, leyendo un libro de "Runas antiguas para magos sin ningún conocimiento sobre runas antiguas". Lo había encontrado interesante, y claro, él entraba en el perfil: No tenía la más mínima idea sobre runas antiguas.
Para el almuerzo, el elfo doméstico preparó un sabroso estofado de entrañas a petición de Bellatrix y durante la tarde no ocurrió gran cosa. Bella se vistió para ir a casa de los Weasley con un vestido negro. Las mangas eran largas y traslúcidas, y en ellas había bordadas calaveras plateadas. Se había recogido el largo y enmarañado cabello en una coleta alta, dejando al descubierto por primera vez (desde que Harry la conocía) todo su rostro, su cuello y las orejas. Harry, quien llevaba unos jeans, zapatillas y una camiseta cualquiera; se sintió vulgar a su lado. Eso jamás le había molestado, nunca en la vida. Pero una voz en su cabeza no dejaba de repetirle que quizá debería haberse esmerado más (por más que iba a la madriguera y nadie allí vestiría formalmente para aquella ocasión).— Parece que además de hechizos de defensa, debo enseñarte a vestir, Potter— se mofó Bella. Harry se ruborizó pero no le respondió nada. El señor Weasley se apareció en la casa para la hora de la cena y tras un caluroso saludo para Harry y uno más bien distante para Bellatrix, pidió a ambos que le tomaran el brazo y los llevó directo a la Madriguera.
Al llegar, Ron y Hermione se acercaron corriendo a su amigo, para luego frenarse en seco al ver que Bellatrix aún lo tenía aferrado del brazo. Ante la mirada atónita de los adolescentes, la bruja soltó a Harry y le indicó que iría a tomar asiento.
Sus amigos lo examinaron detenidamente al tiempo que lo interrogaban sobre el comportamiento de Bella hacia él. Como si fuera lo más obvio, Harry le quitó importancia diciendo que se llevaban bien. Esto descolocó a Ron, pero más aún a Hermione quien sentía una profunda aversión hacia ella. Harry trató de cambiar de tema, preguntando cómo lo habían estado pasando esos días, a lo que Ron respondió con tono lúgubre que quizá habrían sido unas felices y tranquilas vacaciones de no ser por las historias de desapariciones, extraños accidentes e incluso muertes que aparecían casi a diario en El Profeta. Bajando la voz, agregó que a veces, Bill y el señor Weasley explicaban en casa las noticias antes de que éstas salieran en los periódicos o fueran anunciadas en la radio. Antes de que Harry pudiese indagar más para ponerse al día, el hermano mayor de Ron, Bill, los llamó a sentarse a la mesa.
Harry tomó asiento junto a Bella, a quien parecía, habían recluido a propósito: todos se habían sentado evitando el lugar de la cabecera de la mesa (Junto a la cual se ubicaba Bella) y el lugar directamente junto a ella (Que ocupó el joven). Durante la cena, todos quedaron extrañados por la forma en la el cumpleañero interactuaba con Bella (a quien todos, hasta Fleur, evitaban), pues estos dos conversaban y bromeaban justo como hacían en el número doce de Grimmauld place. Harry por supuesto, también hablaba con los demás, animado.No obstante, Bellatrix no causó problemas ni se metió con nadie, a pesar de los mordaces comentarios de Ron o los murmullos entre Ginny y Hermione. La señora Weasley lamentó mucho que las celebraciones del decimosexto cumpleaños de Harry quedaran deslucidas por las truculentas nuevas con que se presentó en la fiesta Remus Lupin, a quien se lo veía delgado y deprimido; además, le habían salido muchas canas y llevaba la ropa más raída y remendada que nunca.
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Sí, Yo maté a Sirius Black
FanfictionElla mató a Sirius Black y él la quiere matar a ella. Sin embargo, se darán cuenta que tienen más cosas en común de lo que jamás hubiesen imaginado. Harry Potter estaba ya dispuesto a que su vida fuera de complicada a complicadísima mientras aguarda...