Narra Carl.
No podía pensar. Mi cabeza era un laberinto del cual estaba seguro del que no encontraría salida alguna. Es que no podía asimilar lo que estaba ocurriendo en este momento. Mis ojos no creían lo que veían. ¿Acaso aquellos restos putrefactos eran lo que quedaba de Rick Grimes, mi padre? No. No podía ser así. Esto no podía estar pasando. Tenía que ser una maldita pesadilla. Mordí mi lengua fuertemente hasta que pude sentir el sabor amargo de la sangre en mi boca, pero no desperté en una cama ni nada parecido. Esto era real.
Mi respiración se agitó levemente. Realmente no podía moverme, estaba paralizado en mi lugar como una estatua dispuesta a no mover ni un solo músculo. Noté que me costaba hasta la simple acción de parpadear.
Y el impulso me atacó.
Me tiré encima de aquel cuerpo en descomposición, en la búsqueda desesperada por alguna otra prueba que me indicara que efectivamente ese fue mi padre. Rompí su ropa desgastada por mi fuerza excesiva, pero no encontré nada. Me fijé si en su cuello llevaba algún colgante o algo parecido, pero el cuello estaba tan descompuesto que no pude distinguir nada. Observé frenéticamente mí alrededor. _____ se hallaba plantada en un solo lugar, observando la placa que me había dejado desconcertado anteriormente.
Me paré de mi lugar y con mis brazos levanté, más bien, despegué el cuerpo de la superficie de madera de aquel viejo vagón. Y allí fue donde encontré la evidencia suficiente para aclarar cualquier esperanzadora duda que se hallara planteada en mi cabeza. Ese era su revólver, aquel Colt Phyton calibre .357 que me era tan familiar, quizás demasiado. Y junto a él, desgastada y demasiada sucia, una foto de mí, papá y mamá hace muchos años, antes de que todo se fuera a la reverenda mierda.
Caí de rodillas al suelo. Ellas ya no podían sostenerme. Tomé el revólver y la foto con ambas manos y los observé lentamente. Revisé si el arma tenía balas, y efectivamente sólo le quedaba una sola. Miré la foto en mis manos. Mis ojos de llenaron de lágrimas instintivamente. Ahora sólo era yo y aquellos dos objetos que significaban tanto para mí, todo lo que me rodeaba en aquel momento había desaparecido por completo. Volver a ver el rostro de mi madre, Lori, aunque sólo sea en una foto cubierta de mugre, después de tantos años, me dio una punzada fuerte en el pecho. Lo mismo pasó con mi padre.
Él estaba muerto. Ambos lo estaban. Ya sólo quedaba un Grimes en la familia. Solté un salvaje alarido de furia. Lamentablemente, este Grimes comenzaba a perder la cabeza.
Narra ____
Carl gritó como si estuviera siendo apuñalado, pero eso no me sorprendió en lo absoluto. Desde mi lugar no podía ver qué nuevos objetos tenía en sus manos, de todas maneras, este no era momento para molestarlo ni nada parecido. Esto era demasiado serio, incluso, trágico.
Daryl apareció junto a la puerta, acompañado de Jeff y un par más de miembros del grupo. Al principio llegaron alarmados y con sus armas en alto, pero luego quedaron con un signo de incógnito en su cabeza. No dejé que preguntaran. Simplemente le lancé la placa a mi tío por el aire y luego señalé el cadáver. Daryl no tardó en comprender lo que estaba pasando, pero los demás no tenían ni idea de cómo reaccionar en aquel momento. Vi como él fruncía el seño y negaba con la cabeza, como si no pudiera aceptar la muerte de Rick. Es que, realmente era aquello. Nadie podía aceptar algo tan intenso. Mi tío cayó de rodillas al piso, tal y como Carl lo había hecho hacía unos segundos atrás, y luego todo se convirtió en sollozos. Comencé a llorar y a negar al aire. Me tiré con Carl y lo abracé desde atrás, empapando toda su chaqueta con mis lágrimas.
Daryl les pidió a los demás que se fueran, por lo cual sólo quedamos nosotros tres. El trío, llorando por la muerte que había abrazado para siempre a un amigo. Permanecimos allí, en silencio y sin decir una palabra como media hora.