Narra _____.
-Acaso...¿eso es el motor del tren?.- preguntó él, levantándose de aquella cama improvisada y dirigiendo la vista hacia mí con una sonrisa, muy sexy por cierto. Cómo si los dioses hubieran escuchado su pregunta, Jeff apareció por la puerta del vagón con una gran sonrisa.
-¡Mierda, que lo he hecho funcionar!.- gritó el muchacho lleno de felicidad. Sonreí para formar un trío de caras idiotas, mientras me paraba en mi lugar y me dirigía hacia Jeff. Apoyé una de mis manos en su hombro izquierdo, y lo miré feliz.
-Gracias, en verdad. No me imaginaba caminando más por esa maldita ruta de mierda.- él sonrió y asintió en forma de respuesta a mi agradecimiento.
-Eso sí, no es que haya mucho carbón para alimentar la caldera, pero nos podrá llevar varios kilómetros al Sur y eso nos ayudará bastante.- hizo una pausa.- además, quién sabe, tal vez encontremos más carbón más adelante.
-Bueno, al menos es algo y no nada.- comenté, tratando de ser algo optimista. Últimamente el optimismo era algo que falta en el grupo, y no sería malo que yo lo trajera de vuelta, como en los viejos tiempos.
-Lo mismo digo.- dijo el científico.- en ese caso, supongo que ya puedo dejarlos solos.- con una sonrisa se despidió y salió de allí. Voy a admitirlo. Había algo en los ojos de aquel hombre que me inquietaba, pero eso no significaba que dejara de confiar en él así de la nada.
-Sigue sin caerme bien ese tipo.- comentó Carl desde atrás. Yo reí.
-El día en que Jeff te caiga bien bailaré la macarena.- acoté locamente. Lo sé, ridículo, pero fue lo primero que se me vino a la cabeza en aquel momento. Él se quedó en silencio por unos segundos, como si estuviera imaginando lo que yo acababa de decir. Luego se echó a reír.-¿Qué? ¿Qué es tan gracioso para ti?- pregunte cruzándome de brazos. Él detuvo su risa para mirarme.
-Que me juego la cabeza a que bailas peor que un mono con sida.- iba a responder, pero sinceramente él tenía la razón esta vez. Nunca había tenido la oportunidad de aprender a bailar de una forma decente, por lo tanto, cada vez que lo intentaba, alguien terminaba con cáncer visual o algo por el estilo. Él, al ver que me mantuve en silencio, volvió a hablar.-espera...NO ME DIGAS QUE ES SIERTO.- y volvió a echarse a reír como un loco.
-Cállate, que Destiny duerme, idiota.- le dije, pasando por su lado y golpeando su brazo a la vez. Miré a la niña, quien descansaba plácidamente sobre el colchón de ropa. Sentí como Carl se acercaba a mí por detrás y me abrazaba, luego de colocar su mentón sobre mi hombro.
-Lo siento.- susurró con una sonrisa. Tomé sus manos en mi cintura y las apreté con fuerza.
-Estás perdonado, pero trata de no herir mi orgullo de esa manera otra vez.-respondí.
-Está bien, lo volveré a hacer, al menos que la situación lo amerite.
-¿A qué te refieres?.- dije, volteando y quedando frente a frente con su rostro. Él sonrió.
Unos toques en la puerta hicieron que nos separáramos de golpe.
-Pase.- gruñó Carl, dejándose caer en la cama improvisada.
Mi tío se asomó por la puerta. Me sorprendió que haya sido él.
-Si todo anda bien, dentro de unos segundos comenzaremos a andar.-hizo una pausa para dar un suspiro.- ¿Cómo está la niña?.- preguntó.
-Hasta ahora, no ha presentado ningún problema. Pero sigo creyendo que ella corre riesgo aún...-bajé la mirada, para luego voltear y volver a observar a Destiny. Ella se veía tan tranquila durmiendo, tan pasiva...que incluso me hacía imaginar lo peor.