<< Bom. Bom. Bom >> El ruido de las fuertes pisadas sincronizadas a las afueras de la hacienda resonaban en mis tímpanos. Incliné la cabeza hacia atrás para ver al muchacho que me acompañaba, el cual supervisaba desde las alturas.
- ¡Es demasiada gente! – Me gritó Chris desde la torre de vigilancia donde visualizaba la exagerada fila que se formaba del otro lado del portón – ¡Y están desesperados por entrar!
- No hay espacio. La casa principal, el jardín y la casa de huéspedes están repletas de invitados – Le grito devuelta – ¿Dónde van a entrar tantas personas? – Niego con la cabeza como muestra de desaprobación. Él les hace señas a los guardias de seguridad para que prohíban la entrada, luego se baja de la torre y camina a mi lado devuelta a la finca.
La temática de los pareos creó sensación en el público. Las reglas del evento consistían en que, además del pareo obligatorio: los hombres sólo podían entrar usando una prenda de vestir, a diferencia de las mujeres que podían utilizar dos piezas.
Para mediodía los boletos ya se habían agotado y, a pesar de que se especificó la hora de entrada, las personas comenzaron a llegar a la hacienda en la tarde. De esta forma nos vimos obligados a iniciar la fiesta 4 horas antes de lo planeado, y debido a las circunstancias tuvimos que ambientar más espacio de la propiedad. Era de noche y aún no había culminado la celebración, las luces de colores iluminaban los alrededores de la finca, la espuma de la piscina se desbordaba, las barras estaban atiborradas de gente y los invitados parecían controlados por el alcohol y las hormonas.
Al llegar a la entrada enseguida visualicé a Stephanie. Su cabello estaba dividido en un par de trenzas holandesas, mientras que lucía encima de su bikini un pareo floreado atado al cuello y muslos.
- ¡Chris! – Chilla Stephanie, lanzándose encima del rubio que está a mi lado para darle un abrazo cariñoso – Adoro el Dj que escogiste para esta ocasión, querido. Fue una de tus mejores elecciones – Felicita al chico antes de darle un sorbo a la cocada que trae en las manos.
Chris Ansel es un viejo amigo de Nick que desde muy joven ha trabajado para una compañía de fiestas. Bennett se le ocurrió a última hora la idea de llamarlo para que nos ayudara con el equipo de música y debo admitir que dio justo en el clavo.
- No es nada, mis servicios siempre estarán a su disposición – Dice él con su acento australiano, sonríe mostrando una perfecta hilera de dientes blancos – Ha sido un placer volver a reunirme con ustedes. Extrañaba sus idioteces – Afirma viendo hacia la piscina.
Le sigo la mirada para toparme con la imagen de Dallas y Nick, ambos portan sostenes de cocos en los pechos y coronas de flores sobre sus cabezas mientras bailan al ritmo de la música, tomando un par de tragos con un círculo de mujeres a su alrededor. Ruedo los ojos ante la ridícula escena, en cambio, Chris se sumerge en la piscina uniéndose a ellos.
- ¡James, mira esto! – Stephanie me da un codazo – ¿¡Cómo se ven, perras!? – Grita hacia la piscina.
- ¡DI-VI-NAS! - Responden al unísono Nick, Dallas y Chris. Provocando que Stephanie estalle en risas.
- Hey – Llamo la atención de la pelirroja tratando de hablar en un tono bajo – ¿Has visto a la insoportable de McCartney? – Mi voz suena con más interés del que deseaba.
- No – Stephanie juega con el sorbete de su bebida, encogiéndose de hombros – Pero tengo la certeza de que estamos a punto de verla.
Su comentario me incita a mirar sobre mi hombro, así es como logro notar a Stella Peterson que sale del vestíbulo de la casa acompañada de Grace. Ella arrastra a McCartney hasta la cabina del Dj para arrebatarle el micrófono del estante con la intención de dar un discurso.
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Nunca Te Recuerdo, Porque Nunca Te olvido [TERMINADA ✔]
RomanceUna misteriosa chica atormenta a Dylan Archer cada noche en sus sueños. No recuerda su nombre, ni quién es, pero está seguro de una cosa: ella es real. Y la última vez que la vio fue en el accidente, en el cual casi pierde la vida. Por ende, se emb...