Capítulo 11: Cabos sueltos

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Desde el evento a las afueras del acuario me encerré en mi oficina junto a Murray. El contacto con la tía Clarisse, al igual que con Dalllas y Nick era limitado, incluso con Grace. Sabía que ellos merodeaban la casa pero no los acompañé ni siquiera en los almuerzos, le pedía a Gladis que trajera la comida hasta mi oficina todos los días. Mi concentración estaba enfocada en los papeles que le quité a Stephanie. Murray tuvo la idea de hacer una línea cronológica de los crímenes cometidos en los estados a los que emigraban los señores McCartney con identidades falsas para ver si coincidían las fechas.

Sin embargo, sólo habíamos llegado a la conclusión de que en el tiempo que vivieron en el vecindario Green fue la única vez que utilizaron sus nombres verdaderos, lo cual se nos hacía sumamente extraño. Por otro lado, no encontrábamos coincidencias entre asaltos, asesinatos, u otras acciones ilícitas que podamos relacionar con esa familia.

- Ya hemos descartado muchos delitos y aún no encontramos nada – Dice Murray mientras se quita sus gafas, afirmando lo evidente – Estamos caminando en círculos, James. Necesitamos gente dentro de departamentos policiales para llegar a los resultados que quieres.

- Podemos hacerlo solos – Le espeté, dándole un vistazo a mi almuerzo que aún permanecía sobre el escritorio.

- Ambos sabemos que tardaríamos meses en descubrir algo – Vuelve a hablar Murray tratando de convencerme – Puede que ellos no sean delincuentes buscados a gran escala, pero está la posibilidad de que se dedicaran a delitos de bajo grado, como ventas clandestinas, contrabando, entre otros. Así que sin acceso a registros policiales...

- Necesito un cigarrillo – Fue la excusa que di para salir de la habitación. Guardando mi celular en el bolsillo de mi pantalón – Llámame si necesitas algo.

Caminé por los pasillos en completo silencio, necesitaba despejar mi mente. Sabía que Murray tenía razón pero la única persona a la que podía recurrir para pedir ese tipo de ayuda era a Stephanie Coller y me negaba a hacerlo. Por otro lado, había una parte de mí que también se rehusaba a catalogar a los difuntos padres de mi amiga de la infancia como prófugos de la justicia.

Al llegar a la sala pude ver a Grace que vestía un overol azul de trabajo con muchas manchas de pintura sobre aquella tela.

- Quiero preguntar qué cosa loca estás haciendo, pero tengo miedo de la respuesta – Dije en voz alta para que notara mi llegada.

A pesar de que su presencia era agradable, no me apetecía verla ahora mismo. Con todo este lío encima he tenido poco tiempo para dedicarle.

- Buenas tardes, Dylan – Dice ella, haciendo que sienta una pequeña punzada cuando me llama de ese modo, pero trato de actuar normal – Me complace mostrarte mi trabajo, ¡Admira esto!

<<¡Dios, mío! ¿Qué ha hecho esta chica? >> Es lo primero que pienso, hundí mi cabeza en mi mano. Me debato en cómo calificar su estado de cordura cuando la veo abrir sus brazos con orgullo para enseñarme el mural que plasmó en una de las paredes más largas del salón.

Mi padre va a matarme.

- ¿Qué hiciste...? – Es lo único que alcanzo a decir con deterioro en mi voz.

- ¡Quedó hermoso! – Brama ella enojada cuando mi reacción no la complace – Y no acepto una calificación menor de 10 estrellas.

- ¡10 Estrellas son las que yo voy a quedar viendo cuando Phillips Archer me agarre por el cuello! – Le dije caminando hacia la cocina – Espero que su viaje se alargue lo más que pueda – Supliqué al cielo.

- ¡Pues, tú me autorizaste para llenar la casa con mis pinturas! – Se defiende Grace.

- ¡Pensé que colgarías cuadros como la gente normal!

Nunca Te Recuerdo, Porque Nunca Te olvido [TERMINADA ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora