Al dar sus primeros pasos dentro del baño, Harry sintió cómo su espalda se encontraba repentinamente contra la pared más cercana. Un escalofrío recorrió su cuerpo al notar unos labios suaves y ardientes que comenzaban a explorar la dulce piel de su cuello con una pasión irresistible. Cada beso, cada roce, despertaba en él una mezcla de sorpresa y excitación que lo hacía temblar de deseo.
Mientras tanto, unas manos curiosas y atrevidas se aventuraban bajo la falda de Harry, deslizándose con una determinación casi desenfrenada. El contacto de esas manos, ávidas por descubrir cada centímetro de su intimidad, le arrancaba gemidos agudos que se escapaban de sus labios como susurros de placer. El contraste entre la sorpresa y el deleite que sentía era abrumador, pero no podía negar que disfrutaba de cada instante de aquella experiencia prohibida y excitante.
Por su parte, Louis no podía resistir la tentación de explorar a fondo la exquisita anatomía rizada de Harry. Sus manos anhelaban recorrer cada curva, cada contorno, con una pasión incontenible. Sentía cómo le picaban las manos por la urgencia de tocar, acariciar y rendirse al deseo que lo consumía por completo. Era como si cada parte del cuerpo de Harry fuera un mapa que le invitaba a descubrir un nuevo territorio de placer.
En aquel baño, en aquel momento, Harry y Louis se encontraban perdidos en un torbellino de sensaciones y emociones intensas. El tiempo parecía detenerse mientras ambos se entregaban al éxtasis del deseo mutuo. Cada roce, cada suspiro, se convertía en una sinfonía de placer que los envolvía y los llevaba a un lugar donde solo existían ellos dos y la pasión desenfrenada que los unía.
—Hay que entrar a-aah— gimió al sentir la lengua y labios del ojiazul mordiendo y chupando su piel. —allá dentro de ese cubículo— pidió Harry en un gemido.
—No— se negó. —Aquí estamos bien— dijo tomando entre sus dientes el labio inferior del chico que gimió agudo en respuesta cuando sintió un escozor sobre su labio.
La pasión ardiente se apoderaba de ellos mientras se entregaban a un beso desenfrenado. Sus labios chocaban con intensidad, buscando dominar y ser dominados en esta excitante batalla. El cuerpo del más joven se veía sometido a un descarado manoseo por parte del otro hombre, quien no podía resistirse a explorar cada rincón oculto bajo la falda plisada de cuadros.
Las manos del hombre se aventuraban sin pudor, acariciando con avidez la suave piel que se escondía debajo de la tela. Cada roce, cada caricia, desataba una tormenta de sensaciones en el cuerpo del menor, quien no podía contener los gemidos de placer que escapaban de sus labios. La tensión sexual se elevaba a límites insospechados mientras el deseo se apoderaba de ellos sin restricciones.
En medio de ese torbellino de pasión y lujuria, ambos hombres se entregaban sin reservas al éxtasis del momento. La atmósfera cargada de erotismo y la intensidad de sus encuentros los envolvían como una llama que no podía ser apagada.
—Volteate, pégate a la pared y abre las piernas— ordenó con voz ronca el ojiazul siendo rápidamente obedecido por el más joven.
Louis sonrió ante la sumisión que presentó el chico.
Harry obedeció las instrucciones del hombre de cabello castaño y se colocó en la posición indicada. Pegó su cuerpo contra la pared y separó ligeramente las piernas, esperando con anticipación cualquier movimiento que el hombre de ojos azules pudiera hacer sobre él. Anhelaba ansiosamente cualquier tipo de contacto que quisiera brindarle en ese momento.
Louis observaba el cuerpo del joven tal como se lo había pedido, lo cual lo excitaba aún más de lo que ya estaba. Le encantaba tener el control durante el sexo y en ese preciso instante deseaba explorar más allá de las simples caricias con sus manos. Quería disfrutar por completo de aquel magnífico cuerpo y hacerlo completamente suyo.
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Be My Daddy [L.S] [Completa] [Edición incompleta]
CasualeEn su búsqueda por escapar de la monotonía que caracteriza su vida como exitoso empresario británico, Louis decide aventurarse en una noche fuera de lo común en un bar en las afueras de Londres, acompañado de un amigo. Lo que no espera es encontrars...