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Ese día después de que Raziye se fuera con el sultán, ella se sentía sola en esa habitación y esperar a que su padre le mandara muchachas de su palacio no era una opción. La Sultana Hürrem le había dado autorización de escoger a dos muchachas del harem.

—¡Atención, su alteza real, la princesa Ana de Polonia!— todo iba bien. Caminaba por el pasillo viendo a cada una de las muchachas pero... Él llegó.

—Si, tu me agradas y tú también... ¿Cuál es su nombre?— Antes de que las muchachas se presentarán ante ella el encargado del harem anunció la llegada de Alguien importante.

—¡Atención! ¡El príncipe Mehmed ha llegado!— y todo iba bien ahí, sabía reconocer su lugar, una princesa de un pequeño reino debía mostrar su respeto ante el hijo del sultán, hizo reverencia y mantuvo su cabeza agachada, no la levantó, solo escuchaba los pasos firmes andar por el pasillo y como este se detenía en la puerta, pudo ver el calzado detenerse frente a ella.

—¿Qué haces en medio? Deberías estar en la fila como las demás— Ana levantó su cabeza mostrando su notable incomodidad.

—Ah.. disculpe alteza. Creo que se ha confundido, no soy una criada. Es un honor, conocerle, soy... La princesa Ana de Polonia— Colocó una sonrisa amable admirando aún más a la persona que tenía enfrente suyo, era un joven apuesto, más que eso... Su rostro era perfecto, si pudiera mirarlo más de cerca, estaba segura de que admiraría el color oscuro de sus ojos.

Mehmed se sintió avergonzado por su actitud, pero desde su perdida, había estado un poco perdido no sabía que hacer además de escapar de las paredes del palacio. Trató de olvidar el mal rato respondiendo al saludo de la princesa.

—Disculpe mi actitud princesa, lamento que pasara esto. Por favor...— Mehmed extendió su brazo —Permítame guiarla por el palacio... Usted es una invitada.— Ana asintió tomando el brazo del principe, ambos comenzaron a caminar por los pasillos. —Sabía que mi madre había invitado a la princesa al palacio, incluso el sultán, mando a llamar a todos los príncipes, me aparece que nuestras alianzas serán festejadas.

—Quiere decir ¿Usted sabe de la alianza?— Mehmed asintió con un movimiento de cabeza a lo que Ana reaccionó con un suspiro de alivio. —Menos mal, pensé que tendría que explicarle todo. Sabe alteza me alegra que mi futuro esposo este de acuerdo y mejor aún, que sea alguien tan atractivo y buena persona. Nuestro matrimonio será una gran alianza alteza— Mehmed se detuvo al escucharla.

—¿Matrimonio? Espere mi madre no dijo nada de eso... ¿Usted y yo?— Ana sintió que había mal entendido las palabras del principe pero tarde o temprano lo iba a saber.

Mehmed por el contrario de ella, se mostraban confundido, alterado y ligeramente molesto. La princesa era hermosa pero, ¿Cómo iba a casarse? Justo cuando su favorita acababa de fallecer junto a su hijo. ¿Tener a alguien mas? No estaba dispuesto.

—Princesa lo siento, pero seguramente es una confusión. Lo lamento, no es que usted no sea bonita, pero... No puedo. Lo siento— Mehmed terminó dejando a la princesa, ella solo miró al príncipe alejarse.

—supe que era el... Además, su majestad escribió el nombre del principe, no puede ser un error. Bueno tampoco podría obligarlo a contraer matrimonio conmigo... Es una lastima se veía agradable.— Ana tenía la esperanza de encontrar un buen esposo, o eso le habían hecho creer desde que era una niña. ¿Estaba bien? Durante toda su vida no había sido criada más que para eso y para ser una Reyna justa.
Estudiaba todo el tiempo pero también leía sobre el amor, nunca lo había sentido, tal vez había soñado con enamorarse de su prometido, pero era imposible hacerlo en días. Tal vez el principe Mehmed no era el indicado.

—cuando la persona indicada llegué, lo sabré.— Ana camino por el jardín para regresar al harem y tratar de olvidar ese rato con príncipe. —Necesito a Raziye... Me siento sola aquí.

La flor más bella de mi reino, mejillas rojas y mirada de ángel

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La flor más bella de mi reino, mejillas rojas y mirada de ángel.  Cabello rizado con olor de jazmín.
La mujer que más quiero en esta vida.
La valiente, inteligente... Mi querida hija Ana, futuro reina de Polonia, mi más grande tesoro.
Es un honor para mí, unir a mi hija y a su hijo su alteza el principe Mehmed en matrimonio, esto prueba que mi lealtad hacía el sultán Solimán, es tan grande como el amor que siento por Ana, mi hija.

Carta dem Rey de Polonia al sultán Solimán.
(No real)

O hala kalbinde SolimánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora