La princesa Ana había empezado a aburrirse en aquel lugar, en un principio le había emocionado estar en el palacio del sultán Solimán pero ahora quería irse.
Sus amigos habían resultado ser hijos del sultán así que ellos seguramente se quedaría con él y no regresarían a Polonia con ella, eso le ponía más triste aún, perdería una grata compañía de los cuatro hermanos, habían estado juntos muchos años, iba a extrañar las pláticas y consejos de Raziye.—Princesa— Mehmed debía ser quien le diera la noticia según la orden se su padre, la había buscado por todas partes y finalmente la encontró en la sala de música, después de que las concubinas se fueron, Ana había decidido distraerse ahí, Mehmed continúo llamándole y Ana reaccionó al tercer llamado.
—ow, alteza— al notar tal distracción de su parte, rápidamente, la princesa hizo una reverencia para el principe Mehmed, este sonrió y se colocó a su lado mirando el instrumento en sus manos.
—¿Tocabas algo?— preguntó curioso
—No... En realidad, solo lo miraba, no se cómo tocarlo. — rió un poco. —Quería verme interesante mientras pensaba.
—¿Hay algo que le molesta? Dígame, puedo ayudarle.— Ana sonrió ante tal acto tan atento del contrario, rápidamente negó moviendo de un lado a otro su cabeza.
—Para nada, todos en este palacio me han tratado muy bien, solo pensaba en que debo regresar a mi reino.
Su majestad dijo que podía quedarme todo el tiempo que deseara mientras se tomaba la decisión, pedo extraño a mi padre y, creo que el asunto tardará un poco más.— Miró al más alto. —No quiero ser una molestia, en este lugar no hago mucho así que, regresaré a mi hogar y cuando su majestad haya tomado una decisión regresaré.—No debe regresar aun.— Mehmed interrumpió. —Su majestad ha tomado una decisión, pero antes, quisiera pedirle que me disculpará.
Me porté muy grosero cuando nos vimos por primera vez, no fue apropiado.— Ana mantuvo su atención en Mehmed mientras esté continuaba con sus disculpas, era cierto que no habían tenido un muy buen primer encuentro pero si era sincero, Ana había olvidado ese día, al menos la mayor parte. —Pero soy uno de los príncipes de este imperio y mi deseo, es que mi padre este orgulloso de mí, es por eso, que accedí a su propuesta.—¿Propuesta?
—Matrimonio.— afirmó. —El Sultán Solimán decidió que usted sea mi esposa, por el bien de las alianzas y... El Sultán mencionó nuestra seguridad, por eso, debemos casarnos.— Ana mantenía su mirada en él príncipe, evitó sonreír, pues ella desde un inicio había elegido al príncipe que quería a su lado, algo muy apresurado de su parte, trató de llevarse bien con él desde entonces ¿Por qué lo había elegido? Todos sabían que el príncipe Mustafa era el más querido por todos en el pueblo pero gracias a eso se había visto envuelto en varios problemas con el Sultán, todo lo contrario del principe Mehmed, quién mostraba esa aura tranquila que le gustaba y además, no negaba que la atracción física también era importante, Mehmed era atractivo ante sus ojos.
Cuando lo conoció, el estaba triste por un perdida, verlo así también influyó en Ana, pocas veces se veía a un principe sentirse así por una concubina, el ambiente dónde Ana fue criada, no permitía que esos casos se vieran en el reinado de su padre.
—Así que, matrimonio... Está bien alteza, yo siempre supe que debía comprometerme con la persona que mi padre creyera ideal, en este caso, su padre el gran Sultán consideró que yo soy ideal para su alteza, eso me honra. Solo... Debo decirle algo.— Mehmed asintió para que la chica frente a él continuará hablando, el destello en los ojos de Ana era un poco distinto, Mehmed la creía una joven infantil, lo era, pero ahora sonaba un tanto más autoritaria que antes.
La princesa Ana, la hija mayor de dos hermanos, desde pequeña fue criada para ser más que una princesa, su padre le enseñó política, olvidó su vida normal desde que tuvo consciencia y supo que ella era importante, sabía que ese título no era solo vestir elegantes vestidos y usar joyas bonitas, el bienestar de su pueblo era su prioridad, tener el poder sin cuestionar el alto mando, el sultán, ser ambiciosa y saber manejar toda las situaciones, esa había sido su prioridad desde siempre, cuando su padre le informó sobre los hijos del Sultán hizo un análisis de los dos posibles candidatos, los errores que cada uno había cometido, dejando al príncipe Mehmed como más apto para esa alianza, así el príncipe, tenía asegurada la corona de Polonia y esto también lo había pensando el sultán Solimán.
—Como su esposa, lo apoyaré en todo lo que usted desee, daré mi opinión sobre lo que considero sin sobrepasarlo, solo le pediré el beneficio de ambas partes, mi pueblo y el suyo deben estar en paz.
—¿Te importa mucho lo que suceda con la alianza?
—Soy una princesa, la seguridad de mi pueblo es mi deber, mi matrimonio con usted lo garantiza— Mehmed sintió un poco de decepción ante las palabras de Ana, esa mujer que antes había visto como una señorita pura y alegre ahora la veía como un reflejo de su hermano Mustafa. —Claro que también, su seguridad y la mía.
—Ana... Haré un pregunta ¿Me ves solo como eso? ¿Que hay de nuestra felicidad? Me refiero, si estás conmigo no podrás casarte con quién de verdad amas— la princesa sonrió de manera gentil, esa sonrisa era sincera, tomó las manos del principe y lo miró con confianza.
—Usted sabe que el amor, no es algo que se nos pueda dar libremente. Mi padre nunca amo a mi madre, le tenía aprecio así como a sus demás concubinas. Yo nunca he amado a alguien, y es porque supe que no debía perder el tiempo con esos sentimientos, es lo que el título de princesa o sultana conlleva. Claro que, cuándo leo libros me gustaría sentir eso, pero nadie ha sido capaz de hacerme sentir algo así. Así que alteza, uno mi vida a la suya, no tiene que preocuparse por eso. Ahora, usted será mi compañero de vida y en esta batalla por sobrevivir, un amigo, un amante, como desee verme. Puedo asegurarle, que estaré a su lado hasta que Allah decida separarnos.— Mehmed no entendió la actitud de la joven, especialmente cuando sabía que su hermana sufría por un compromiso con alguien que no amaba pero Ana, supo que eso tenía que pasar desde siempre, le pareció admirable, dejar a un lado las fantasías por el deber, aunque también le pareció triste. Tampoco entendió por qué su corazón se movió tan rápido ante tal actitud, solo pudo colocar su mano sobre la de Ana y sonreírle.
—Estaremos juntos en esto ahora princesa. El apoyo que reciba será el apoyo que le daré.
—Así será alteza, ahora... Ya que seremos esposos ¿Le parece bien comer juntos hoy? Debo saber que es lo que le interesa especialmente en los alimentos. Vamos alteza.
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O hala kalbinde Solimán
Fanfictionsegunda parte. (busca en mi perfil la primer parte para que puedas entender) Ellos nunca murieron. Están de regreso. Solimán tiene cuatro hijos mayores. Solimán sigue teniendo presente a Zahra....¿cómo explicará todo a sus hijos? una invitada en...