O hala kalbinde Solimán

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Las tres mujeres no terminaban de entenderlo. ¿Hijos? ¿De Gülfem y Solimán? Si eso era cierto, ahora, Hürrem estaba preocupada, por sus hijos.
Ahora ya no solo se preocupaba por Mustafa y Mahidevran, ahora también debía preocuparse por Gülfem y sus hijos.

Ante tal ambiente de confusión, la primera en separarse del abrazo fue Raziye, quién una vez obtuvo la autorización de Solimán se acercó a las dos Sultanas y a la princesa Ana para hacer una reverencia

—princesa Ana, sultanas. Les pido perdonen la confusión que hemos provocado. Princesa, le pido perdón especialmente a usted, no le dijimos de esto antes.

—Majestad ¿Qué es lo que sucede? Pensé que, sus hijos con la señorita Gülfem...— Hürrem no termino de hablar ya que el Sultán se acercó a ella para poder explicarle.

—Hürrem, Mihrimah... Hace tiempo, yo tuve a mi primer hijo. Murad, mi primogénito. Hijo de Gülfem y mío.— Murad se mantuvo con una buena expresión mirando especialmente a la que era su hermana, antes de interactuar con ella quería hacerle saber que no tendría problemas con él. —Y meses después... Tuve a mis dos hijos, Ahmed y Raziye, por último, vino Mehmed... Ellos tres, fueron fruto de mi amor con mi primera esposa, Zahra.— Hürrem colocó una expresión aún más confundida ¿Primera esposa? ¿Qué estaba sucediendo?

—la sultana Zahra... Era como una hermana para mí. El día que ella falleció, la vida  se volvió triste. Y el día en que los príncipes desaparecieron, terminó de ponerse gris.— Gülfem no podía evitar decir aquellas palabras.

—Zahra...— el suspiro y mirada de tristeza llamó aún más la atención de Hürrem y Mihrimah. —hay cosas que deben ser resultas y es demasiado para explicarlo en un solo día.  Raziye, Ahmed, Mehmed, Murad... Vengan conmigo, tenemos... Que hablar de muchas cosas.— el sultán se retiro, los jóvenes príncipes hicieron una reverencia ante las sultanas y salieron detrás de su padre.

—¿madre?— Mihrimah llamó la atención de Hürrem.

—Mihrimah trae a tus hermanos... Princesa Ana, lamento todo esto.

—Yo soy quien debería disculparse, ni siquiera yo sabía que estaba pasando con mis sirvientes. Sultana le pido me disculpe.

—No fue culpa suya... Todo paso derrepente. Le pido no se retiré, aún debemos... Hablar sobre el acuerdo con su padre y, los príncipes estarán aquí pronto para que pueda conocerlos.

Los recuerdos llegaban al Sultán al pasar sus manos por los pétalos de las rosas del jardín.

—A Zahra le gustaban las rosas— Pensó Solimán y sin siquiera notarlo su rostro se iluminó con una sonrisa amplia. Los tres príncipes y la sultana miraban a su padre, al sentir la brisa del viento levantaron su rostro para admirar el hermoso cielo azul despejado que adornaba el día. —¿Qué paso después de que salieron del palacio?

—Llegamos a las costas, nuestro tío... Nos guío hasta llegar a la Polonia, después de unos días, él logró entrar al palacio y nos llevó junto a él. La hija mayor del rey necesitaba guardias y una dama de compañía. Aunque éramos pequeños, estubimos bajo entrenamiento para poder servirla.— Murad explicó a su padre la situación que habían pasado desde los primeros años.

—él se encargó de que no olvidemos  a nuestra madre ni a usted. Siempre nos recordó que éramos descendientes de la dinastía... Pero, dijo que si regresamos, correríamos peligro.— Raziye se acercó a una rosa para jugar un poco con el capullo que aún no abría por completo. —Pero cuando él murió... Nos dijo que éramos libres de decidir que queríamos, y también... Nos pidió que le pasemos sus disculpas, por llevarnos lejos de usted. Kilmihan, falleció con una sonrisa, agradecido por  lo amable que fue con él, y por querer mucho a nuestra madre.— Solimán entendía algunas cosas, ya no podía guardar rencor hacia Kilmihan, después de todo, el había cuidado de sus hijos. Solimán extendió sus brazos nuevamente para abrazar a sus cuatro hijos.

—Lo importante es que están aquí... Y, podrán conocer a sus hermanos menores. Se que ustedes se llevarán bien, y finalmente, vivirán la vida que les corresponde. Y sobre la princesa Ana, espero que encuentre buenos reemplazos para ustedes, porque no regresaran a Polonia.