CAPÍTULO 15: Intentemos.

7.8K 355 99
                                    

VALERIA.

Me trajo a una hijueputa biblioteca. ¿A este bobo marica qué le pasa? ¿Quiere que lo rapte y me lo quede? ¿Qué me case con él de verdad?

No puede hacer este tipo de cosas. ¡Son mi debilidad! ¡Me está conociendo demasiado rápido!

¿Soy muy obvia?

Estar aquí es como un sueño para mí, vengo seguido pero solo a ver. Lo que gano en el trabajo es sagrado y de inmediato lo guardo lejos de tentaciones. Las manos empiezan a cosquillarme de la emoción al ver los estantes llenos de libros. Todos los géneros, de los más delgados a los más gruesos.

—¿Qué hacemos aquí? —le pregunto al hombre que camina junto a mí.

No me ha soltado la mano, las tenemos entrelazadas, juego con sus anillos. Es un poco incómodo para mis pequeños dedos y él parece notarlo porque cambia la pose y rodea mi cuello con su brazo.

Me encanta cuando hace eso.

—Primero dime si te decepcioné —me mira.

He aprendido a leerlo y cuando se echa la gorra para atrás, sus únicas intenciones son besarme. Y el que gire la mía también, me lo confirma.

—No, no me decepcionaste —admito—. Sabes jugar muy bien tus cartas.

Se muerde el labio, sonriente.

—La he traído aquí, señorita —empieza—. Porque usted es mi nueva víctima, la chica que tengo en la mira y a quien deseo cortejar.

Me hace reír hablando como en la época medieval.

—Ha sido usted la afortunada de cruzarse en mi camino y despertar esos impuros deseos que elevan mi mente dónde lo único que quiero es abrirla de piernas y perderme en su intimidad.

—Ah bueno —se me calientan los cachetes.

Me da tanta pena que agacho la mirada pero él me toma por la barbilla conectando nuestros ojos.

—Quiero que tomes un carro de compras, dos, tres, los que quieras. Y los llenes de todo libro que te interese, te hayas leído o quieras leer, o simplemente lo quieras para lucirlo —«No. Puede. Ser»—. Todo correrá por mi cuenta, y si eso no es suficiente para que me regales otra oportunidad... Me arrodillaré delante de todas estas personas y te pediré perdón.

«Marica, yo me caso»

Se me seca la garganta al tenerlo tan cerca, su olor me pone demasiado sensible. Solo doy para asentir, sonríe e intenta apartarse pero lo regreso a su sitio.

—Dame un beso —le pido.

—Hasta dos te doy.

Me toma los cachetes llevándome con él, me pongo de puntitas rodeando su cuello y es un atrevido apretándome el trasero a la vez que su lengua se abre paso en mi boca.

«Esto se siente tan bien».

Se prende como un poseso mordiéndome los labios, apretándome fuerte y un gemido se me escapa cuando siento lo duro que está contra mi vientre.

—Para, que nos van a echar —le susurro.

Respiramos mal y después de calmarnos cierra los ojos sin soltarme la cintura. Se queda así, respirando calmadamente frunciendo los labios. Miro a todos lados con un signo de interrogación en la ceja. ¿Que hace este maricón que no se mueve?

—Oye ¿Qué...?

—Dame, unos minutos —murmura.

Asiento aunque no me esté viendo, lo reparo y tampoco me aguanto entrelazando los dedos en su nuca, lo huelo y dejo muchos besos en su cuello, pequeños besos que empiezan en su barbilla y bajan hasta su clavícula. Me toca bajar un poco la sudadera para poder hacerlo, la cicatriz queda frente a mí y también se la beso suavemente.

Más Allá de Todo  [+18] (EN PROCESO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora