Kenya Murray , una joven princesa de dieciséis años de edad que ha estado toda su vida encerrada en un castillo, ella solía estudiar con ayuda de profesores particulares, desde que era apenas una niña de tres años de edad; pero eso cambiará el día de hoy, un veintisiete de agosto. Kenya dejaría el castillo en el que estaba condenada a vivir para ingresar al prestigioso internado Colmena y así pulir sus habilidades... y conocer nuevas personas, claro está.
―Rápido inútil, llegaremos tarde si no te mueves― se oye el grito de Julie.
―No tardo, Julie― responde Kenya.
―Espero y no tardes, de lo contrario te dejaremos― se limito a decir Julie.
En el camino recordé esos extraños sueños que tengo últimamente, no es normal que sueñe con un chico mirándome fijamente para después de eso caer en una clase de abismo. Despejo mis pensamientos para caer en la cuenta de que finalmente conoceré a más personas, me encuentro un poco nerviosa ¿Qué tal si no les agrado a los demás? Por el momento es mejor relajarme, probablemente consiga un amigo en el instituto... sólo es cuestión de ser amable. Después de unas cuantas horas de viaje llegamos al Instituto Colmena, fue un viaje tedioso debido a su localización, Colmena se sitúa entre los tres principales Reinos, se podría decir que es la capital del Reino de los muertos. En fin, apenas bajamos de la camioneta, mi hermanastra ―Julie― me abandona con el pretexto de buscar su dormitorio. Es mejor así, no es como si la necesitara para respirar.
Estuve unos minutos observando el internado desde la entrada, el castillo perteneciente a Colmena está rodeado por un bosque frondoso, hace años que no salgo del castillo del Reino del Fuego y ahora que lo había hecho me sentía alucinada, simplemente amaba el exterior... adoraba la sensación de libertad que me otorgaba. El internado es muy grande, no tanto como el castillo en el que me veía forzada a vivir, pero por lo menos el internado se ve un poco más alegre. Luego de más de una hora de vagar por los pasillos del castillo, logré encontrar mi dormitorio, me asignaron el número diecisiete... un lindo número, me fascina todo aquello que termine con siete. Entro a mi respectivo dormitorio y me dispongo a ordenar mis cosas, pero alguien me interrumpe en el proceso.
―Hola― saluda aquel hermoso chico.
Dios es tan perfecto, sus ojos son rojos carmesí, su piel es casi tan blanca como la porcelana, mientras que su cabello es rubio cenizo, a simple vista se ve que posee un excelente cuerpo, tiene una figura escultural... se podría decir. ¡Rayos! ¿Qué me sucede?, ¿Qué le estoy viendo? Siento como el calor sube por mi rostro, él me está observando fijamente, ahora ¿Qué rayos hago?...
―Al parecer eres sorda y muda― el chico alza la voz para hacerse escuchar.
―Hola, lo siento estaba un poco distraída y no te escuche― me disculpo y volteo hacía otro lado para evadir su mirada.
―Lo he notado, ¿Así eres siempre? Por cierto mi nombre es Kevin― aprovecha para presentarse.
― ¿Así como? Mi nombre es Kenya― contesto algo nerviosa al sentir su mirada.
Los dos nos miramos fijamente a los ojos, en ese momento una corriente eléctrica sacudió mi cuerpo, estaba muy nerviosa, no solía hablar con muchas personas, sólo con mi "familia" y algunos sirvientes. El miedo que me atormentaba de no agradarle a nadie se esfumó como si nada al ver a Kevin, él parecía diferente a los demás y su aroma me indicaba que era un problema andante... no debía acercarme a él, de lo contrario sería víctima de un cliché romántico.
―Así de distraída, ― responde a mi pregunta― tienes un lindo nombre, al igual que tus ojos, Kenya― mencionó Kevin con una pequeña sonrisa asomándose en sus labios.
―No soy distraída, simplemente pensaba en otras cosas― afirme―... nada importante realmente―añadí.
―Claro, si tú lo dices...― habla en tono vago― dime, ¿Por qué estas en mi dormitorio?― me cuestiona.
―Lo mismo deseaba preguntarte, a mi me asignaron este dormitorio― mencioné.
―Me parece bien, tendré compañía femenina― su mirada es hosca―... ¿Te gusta dormir sola?― pregunta sonriendo de una manera coqueta.
―Sí, no estoy acostumbrada a compartir la cama con desconocidos... me es desagradable.
Soy una mentirosa, no hay nada que me agrade más que dormir con alguien, aunque sólo sea mi perro... ¿Tan necesitada de cariño me encuentro? La soledad es la culpable de mis tristezas, pero el principal culpable es mi padre.
― ¿Así que soy un desconocido?― susurró en mi oreja.
No sé en qué momento se coloco detrás de mí, pero me agrada tenerlo así, tan cerca de mí. Sí que es algo raro, se movió velozmente ya que no me percate en qué momento lo hizo.
―Estoy algo cansada, dormiré si no te importa ―me excuse.
―Claro que me importa ―mencionó Kevin.
― ¿Y por qué te importaría?― le pregunte con algo de curiosidad.
―Porque yo si deseo dormir contigo y no pretendo ser un estorbo― replica con una gran sonrisa triunfante.
― ¿Qué carajo dices? Recién te conozco― exploto confundida por su repentina actitud.
―Podemos conocernos mejor, si tú lo deseas― susurró Kevin.
―Deja de molestar con tonterías, me iré a descansar― me sonroje a más no poder.
Demonios, si que éste chico es atrevido, está demasiado cerca de mí... su ser rosa con mi trasero y espalda, estoy muy apenada, jamás había estado tan cerca de alguien... sólo de mi madre.
―Que agresiva eres, pequeña― pone sus manos en mi cabellos y los revuelve un poco―... si fuesen estupideces no tendrías tus mejillas tan rojas como tu cabello ó ¿me equivoco?―se mofa el rubio.
― ¿Pequeña? ¿Agresiva? ¿Por qué como mi cabello? Mi cabello es castaño.
―Me agradan las agresivas como tú― comenta―... Kenya, por favor tu cabello es tan rojo como el mismísimo infierno― voltea los ojos en blanco.
― ¿Y eso es un halago? Yo siempre lo he visto café y no rojo ― hice un ligero puchero.
―Quizá tengas problemas con tu vista―añadió.
―No tengo problemas o al menos eso es lo que quiero creer― digo.
―Que descanses, saldré ―es lo último que dice Kevin antes de brincar por la ventana del dormitorio.
Cuando corrí hacía la ventana para verificar que el chico no se hubiese muerto, él ya no estaba... acomodé mis cosas en la habitación correspondiente para después explorar el resto de las habitaciones y darme cuenta de que había tres habitaciones.
¿De quién será la otra?...
*Colmena: Instituto/internado integrado por espectros, monstruos, demonios, etc. En dicho instituto se entrenan a sus respectivos alumnos para que usen correctamente sus poderes y les enseñan a ser pacíficos para que así puedan coexistir con diversas especies tales como los humanos.
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El Reino Del Fuego #1.
FantasyEL REINO DEL FUEGO. Prólogo. Un amor sincero. Un sentimiento pasional. Un destino trágico. Un romance imposible. Una emoción clandestina. El destino se empeña en separarlos, ¿Podrán desafiar lo que el destino les tiene preparado? Todo se puede cu...