De cierta manera me encontraba satisfecha con la vida, todo se estaba solucionando, Kevin se había disculpado conmigo ―aunque yo era la culpable de su enfado― y ahora nos adentrábamos en la busca de Karin. Sé que cuando la tenga enfrente es casi cien por ciento seguro que me dirá hasta de lo que me voy a morir y mucho más, pero no importa... pienso soportarlo todo para recuperar su amistad.
La amistad es algo que no se puede perder fácilmente, admito que fui una estúpida al dudar de Karin, sé que ella no es la persona más buena del mundo, pero al paso del tiempo me eh dado cuenta de que cuando me encuentro en peligro siempre aparece y me salva... ¿Qué más prueba que esa? Su amistad es sincera, aunque ella no lo quiera admitir.
Cuando entre a Colmena era una chica solitaria de lo peor, ni siquiera mi propia familia me hablaba, pero ahora miraba a mi alrededor y nunca estaba sola... tenía amor y amigos.
―Avanza más rápido― el Profesor Eliud me saco de mis pensamientos.
Llevábamos cinco días enteros viajando, muy apenas descansábamos unos diez minutos y luego seguíamos con nuestro camino.
―Ya no aguanto más, mis piernas se han hinchado de cansancio― lloriqueo Joan.
―No hay tiempo para descansar, ― responde Eliud― pero pasaremos a comprar víveres para el resto del viaje― agrega.
Caminamos a paso lento en la gran ciudad de Calixto, el clima era fresco y me hacía sentir apestosa. No me eh bañado en cinco días, no es para menos.
― ¿Podremos bañarnos?― pregunto a Eliud.
El profesor me lanza una fugaz, pero somnolienta mirada.
―Después los llevo a un río― contesta.
¿Estaba bromeando? ¿Un río? Ahí todos podrían vernos en paños menores, pero es eso u seguir apestando a animal muerto.
Nadie reprocho sobre el asunto del río, lo que importaba era bañarse, de momento.
La ciudad de Calixto es una de las ciudades más bellas que eh visto, había niños corriendo por las avenidas, sin temor alguno... mientras que en mi Reino todos los niños se tienen que esconder para no ser asesinados por la guerra, los infantes ni siquiera pueden salir a jugar por las mañanas como los demás niños de otras ciudades.
Luego de caminar por casi una eternidad, llegamos a un "supermercado". El profesor con ayuda de Silvanna y Devian pudieron escoger cosas básicas como: agua, barras nutritivas, carne seca, toallas sanitarias y una que otra fruta.
El encargado de cargar y cuidar la comida es Devian, ya que Joan solía comérsela y no dejar nada para los demás.
Recién acabaron las compras, fuimos a un gran restaurante llamado "Lelant". Nos sentamos a esperar nuestra comida y la conversación comenzó a surgir de manera amena.
― ¿Cuánto nos falta para llegar?― pregunto al Profesor.
―Dos días aproximadamente― responde y después le da una gran mordida al pan que nos acaban de entregar.
Que buen servicio dan las personas de esta ciudad, hace menos de ocho minutos que llegamos y ya nos sirvieron.
― ¿Creen que Karin siga molesta conmigo?― cuestiono.
Kevin suelta una sonora carcajada y comienza a reírse junto con los demás, cuando todos comienzan a silenciarse un poco me responde.
―En estos momentos probablemente nos odie más que a nada y no sólo a ti, sino a todos― dice finalmente Kevin.
Creo que estaba en lo cierto, Karin no es de las personas que olvida tan fácilmente cuando la hacen enojar o al menos eso es lo que aparenta. Aunque las pocas o muchas veces que hemos discutido ella siempre me perdona, pero en esta ocasión había excedido mis límites... la había tratado como una basura traidora.
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El Reino Del Fuego #1.
FantasyEL REINO DEL FUEGO. Prólogo. Un amor sincero. Un sentimiento pasional. Un destino trágico. Un romance imposible. Una emoción clandestina. El destino se empeña en separarlos, ¿Podrán desafiar lo que el destino les tiene preparado? Todo se puede cu...