Choi Hyo-ri, era una escéptica, característico por su conocida actitud.
Para Gwi-nam parecía no existir, o al menos eso era lo que pensaba Hyo-ri. Simplemente sabía de su existencia, sabía de ella y lo que hacía la mayoría del tiempo en realidad, e...
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Choi Hyo-ri.
Un gran helicóptero se dirigía nosotros, el gran reflejo de la luz blanca nos daba completamente en el rostro cegándonos. Al ver que este se posó frente a nosotros no pudimos evitamos sonreír, nos marcharíamos de este infierno y por fin seríamos libres.
Comenzamos a retroceder en cuanto las palas producieron mucha más fuerza provocando aire, de la nada sogas salieron del helicóptero y con estas soldados venian bajando. Dae-su intentó acercarse a los hombres y el resto copiamos su acción, nos detuvimos en cuanto estos apuntaron sus armas en dirección a nosotros, estábamos asustados, quizás era la primera vez que veíamos armas reales y más usadas en nuestra contra. Todos nos quedamos extrañados el ver el helicóptero marcharse y dejar aquellos soldados, Cheong-san tomó la inicitiva y sin importar que se dirigió a estos.
—Abajo ¡Todos al suelo! —nos ordenaron.
—Señor. Por favor, salvemos —explicó Dae-su con las manos en el aire al igual que el resto.
—¡Al suelo! ¡Al suelo! —no nos quedaba más que obedecer, sabía que muy en el fondo dudaban de nosotros, quizás no nos creían que fuésemos humanos del todo.
Vi como Cheong-san tardaba en entender por lo que decidí acércame con él y golpearlo para que se acostara pecho tierra. Me pose junto a él con la mirada hacia abajo, muy en el fondo tenía miedo de lo que podría pasar.
—Instituto Hyosan, azotea. Díez supervivientes confirmados. Comprobando temperatura —pasaron por todos nosotros, Cheong-san se dirigió a On-jo explicando que estaban comprobando si éramos zombis—. Despejado, despejado, despejado, despejado... Temperatura: 34.5 grados, pongámosle una manta térmica —.Uno de los hombres se dirigió a Nam-ra para después cubrirla—. Uno tiene hipotermia, el resto está bien. Los rescataremos después de cumplir la misión, cambio.
Seguimos en el suelo hasta que nos permitieron levantarnos.
—¿Son los únicos sobrevivientes? —preguntaron y no pude pensar en Gwi-nam, ya no estaba más aquí.
—No lo sabemos —expresó Cheong-san como respuesta—. Seguro hay más.
—Bajaremos unos minutos, esperen aquí —explicó un oficial.
—¿No van a rescatarnos? —Ji-min se abrió paso rápidamente alterada, en su rostro reflejaba la desesperación.
—Si, así que no se muevan —el mismo oficial nos afirmó—. No hagan nada, quédense aquí. ¿Entendido?
—Si —respondimos todos en unísono.
Sin más que decir el grupo de oficiales se marcharon para adentrarse a las instalaciones del instituto, bajaron del lado derecho desplegándose por las cuerdas y poder entrar así por la ventana. Comenzamos a oír disparos, traían armas y estaban cargadas por la situación, abajo se estaba cometiendo diversas muertes a personas que ya lo estaban. Me giré viendo como es que mi hermano seguía junto a Nam-ra cuidándola.
