Choi Hyo-ri, era una escéptica, característico por su conocida actitud.
Para Gwi-nam parecía no existir, o al menos eso era lo que pensaba Hyo-ri. Simplemente sabía de su existencia, sabía de ella y lo que hacía la mayoría del tiempo en realidad, e...
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Choi Hyo-ri
—¡Su-hyeok! —grite en cuanto lo perdí de vista.
Me queje en cuanto tiraron de mi mano, todo fue tan rapido que me desconcerté por unos momentos. Fruncí el ceño al ver que había chocado con una superficie un tanto extraña, sobe mi rostro y parpadeé un par de veces aclarando mi vista. Baje esta al sentir una extraña sensación, una mano se dedicaba a tomar la mía dando pequeñas caricias.
—Bellazza...
Fue más rápido de lo que pude haberlo hecho, en cuanto oí aquella palabra salir de su boca busque su mirada. Gwi-nam estaba frente a mi, por más estupido que sonara era real. Me encontraba asimilando la situación, y por unos momentos no me importó abalanzarme sobre el.
—¿Tanto morias por estar entre mis brazos? —musitó acompañado el comentario con una pequeña risa al final.
—Gracias por haberme salvado... ¡Eres un idiota! —lo empuje para golpearlo fuertemente en el hombro, este solo se quejó—. ¿Por que te quedaste? ¡Pusiste haber muerto!
—Pero no lo hice... —habló inocentemente sobando aquel golpe que le había dado.
—¿Te mordieron? —pregunte rápidamente a lo que este nego—. ¿Enserio...?
—¿Dudas de mi? —desvíe mis ojos intentando ocultar mi desconfianza, recién había cruzado palabras con el, pero podría resultar como la situación del señor Kang—. ¿Que? ¿Desconfías de mi?
—Yo... ¡Que haces! —me giré al ver que se estaba desabotonado la camisa.
—¿Ves? No tengo ninguna marca —toco mi hombro, negué a girarme y este volvió a insistir—. ¿No haz visto a alguien sin camisa?
—¡No! Es decir si, pero... —me sorprendí al ver que había dejado de lado la camisa blanca, y alzaba su camiseta negra intentado que viera. Su piel estaba desnuda, tenia pequeñas marcas de sangre que habían traspasado ambas telas, baje mi vista admirando su abdomen que estaba ligeramente marcado, lucia atractivo—. Cúbrete, no es el momento.
Me acerqué a este manoteando intentando que soltara su camiseta, esta cayó cubriéndolo por completo y caminó hacia mi, di pasos atrás intentando no estar a su alcance. Por alguna razón me sentía nerviosa en una situación cómo está, Gwi-nam ni con un instituto repleto de zombis dejaba de ser el.
—¿Tan malo es? —alzó ambas cejas a lo que yo negué—. Bien, me quedaré así por un rato.
