De un día a otro me dijiste que deseabas ser un dinosaurio... Los habías visto en la tele mientras te cuidaban tus abuelos. Habías quedado maravillada con ellos, eran seres semejantes a monstruos, gigantes como edificios y habían reinado la tierra hace tiempo como grandes reyes.
Un día te encontré en tu cuarto emulando ser uno, medio encorbada, gruñendo y dando toscas pisadas.
A los niños a veces se les debe dejar ser, sin embargo, eso no implica que no le haya sacado provecho de ello.
Por si no te acuerdas te recuerdo que debe hacer un buen dinosaurio:
-Un dinosaurio es valiente, sin importar su tamaño.
-Se come todos sus alimentos para ser grande y fuerte.
-Para tener los dientes resistentes se los cepilla, hasta el T-rex que es ayudado por sus amigos a pesar de sus bracitos.
-Los dinosaurios recogen sus juguetes, para que puedan dar grandes pisadas sin lastimarse los pies.
-Un dinosaurio no gruñe por nomás, los rugidos que más escucha la gente son aquellos que vienen del corazón.
-Ellos pudieron dominar la tierra porque aprovechaban sus virtudes, un cuello largo comía las hojas de la copa del árbol, no buscaba comer del suelo.
-Hasta el monstruo más grande y terrible necesita dormir, puede que tal vez hasta la siesta lo haga un herbívoro noble.
Entre otras, varias de esas lecciones que tuvimos que inventar me ayudaron a guiarte. Al grado que aún al día de hoy sigues siendo mi pequeño gran dinosaurio.
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Cartas para Alicia
SpiritualLuis es un padre soltero que ha decidido escribirle cartas a su hija, en dichos textos dejará lecciones que considere importantes al haber vivido con ella hasta sus 18 años