Pensarías que tu primer día en la preparatoria fue ese donde estuviste nervios y anotaste en tus tenis una frase para llenarte de valor para el examen de inducción, estoy sorprendido de lo bien que los has cuidado para lo mucho que los usas, tanto que las palabras que pusiste aún siguen visibles: "imposibles no, improbables". Aunque tampoco esa fue la primera frase que usaste una vez quisiste armarte de valor para ir a ese lugar. La primera frase fue un regalo en forma de un sello.
Hoy me acordé de aquellos días, puede que esta carta vaya fuera de orden pero siento la necesidad de que sea así, porque el recuerdo brotó de una forma tan natural por las cosas que estás viviendo antes de entrar a la universidad. Ahora que estás igual o incluso más nerviosa que antes, ahora que no sabes qué es lo que pasará de ahora en adelante y no has dejado de revisar uno tras otro cuál será la carrera que vas a estudiar, ahora que siento que te hace falta un poco de aquella pequeña chica lanzándose a lo desconocido que fuiste en un pasado. Muchas veces ser adulto significa tener nuevos miedos, nuevas dudas y un poco más de formas de sentirte cohibido. Mientras que uno de joven es más adepto a aceptar los cambios.
Cuando tuviste unos 4 años tus abuelos no te pudieron cuidar una temporada, ni los maternos, ni los paternos, tampoco podía dejarte en el kinder porque salía muy tarde y no te podían cuidar todo ese tiempo, tampoco tu tío, o tus tías, ni tenía un amigo cercano con el cual tuviera confianza en dejarte tanto tiempo, así que por más o menos 2 meses estuviste yendo conmigo al trabajo, a ser como tú decías la coordinadorcita de la preparatoria, en un principio decías que te aburrías, que no te gustaba estar sentada en un escritorio mientras yo me encontraba llenando formatos y que había días en los que simplemente no querías ir. Estabas de cierta forma reacia al cambio, no obstante más allá de algunos pataleos, siempre solías tener lista tu mochila de exploradora para el día siguiente, esa morada donde ponías lo más indispensable, como tus crayolas, tus hojas de papel, uno de tus peluches al cual le presentarías la escuela como guía de turista, en la medida de la posible llevabas uno diferente o intentabas no repetir tan seguido y tu merienda mientras esperabas que te llevará a comer a la cafetería por la tarde, por lo general eran unas galletas y un termo con agua de sabor. Los ratos que no estabas algo inquieta solías quedarte haciendo dibujos en las hojas, algunos los tengo en mi cajoncito de recuerdos, si los vieras puede que saques una genuina sonrisa por la imaginación que tenías en aquel entonces.
Hiciste esos días muy divertidos, a veces solía llevarte por la institución a dar una vuelta, saludabas muy feliz a todos los estudiantes, había algunos que te querían cargar un rato y respondían toda clase de preguntas que les hacías, te juro que eran más difíciles que cualquier examen que llegaron a tener esos días: ¿Si los dinosaurios usarán ropa cuál sería la mejor forma de hacerla para que se la puedan poner sin ayuda?, ¿una mariposa una vez sale de su capullo estará conforme con sus colores?, ¿crees que los dragones en realidad eran dinosaurios y la gente se confundió al ver sus huesitos?, ¿cómo saben las aves como ir siempre al mismo lugar cuando migran?
Además de estudiantes confundidos tenías a maestros maravillados de ti, tanto así que uno de ellos te dio un sello con un dinosaurio y la leyenda "dinoaprobado", para que me ayudarás a sellar los papeles en la oficina, por supuesto nunca lo usamos en los documentos oficiales, aunque de vez en cuando otros coordinadores, maestros, e incluso una vez la directora, llegó para solicitarle que firmaras unos "papeles de importancia", que como no sabías leer del todo solo eran unas hojas con varias letras al azar que ellos imprimían cuando te iban a saludar.
Cada que entres a un nuevo escenario no lo olvides mi pequeña, debes prepararte para la situación a pesar que algunos lugares te hagan tener una pataleta y sellar de dinoaprobado una vez entiendas si la misma te beneficia, es normal tener miedo pero recuerda que el cambio es una constante en nuestras vidas. Yo extraño mucho aquella niña curiosa llena de inocencia que fuiste pero estoy maravillado de la mujer en la que estás convirtiendo, solo recuerda llevar siempre un poco de aquella pequeña vayas a donde vayas.
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Cartas para Alicia
SpiritualLuis es un padre soltero que ha decidido escribirle cartas a su hija, en dichos textos dejará lecciones que considere importantes al haber vivido con ella hasta sus 18 años