Fuiste durante la primaria estudiante de ochos, ni muy buena ni muy mala. Un promedio general que llamaría la inquietud de cualquier padre.
Decías poner tu mayor esfuerzo pero los exámenes siempre te comían viva. Desde pequeña, al tomar el lápiz decías que las palabras se te borraban una vez ponías tu nombre.
Cuando estabas en tu último año se me ocurrió decirte que, un chocolate antes de responder la prueba servía para quitar los nervios, mejoraste un poco, estabas feliz por subir pero te quedaste con ese sentimiento de nunca ser de la escolta.
La gente que caminaba con un traje especial y guantecillos blancos al frente. Siempre quisiste estar allá al frente. Manteniendo una banderita mientras marchan a compás del tambor.
Querías dar lo mejor de ti en las materias pero simplemente no llegabas a la nota.
Decías no ser lo suficientemente lista y cada día te presionabas más en estudiar.
Un padre estaría encantado con la idea, alentaría a su hijo seguir subiendo más y más sus notas, solo para ser adulado por los demás padres y llenar un pared de diplomas. Tenía planeado hacer eso hasta que tu abuelo me intercedió. En sus palabras me comentó:
"Las calificaciones, siempre y cuando sean aprobatorias no son más que un número. En el mundo laboral, no va a influir un promedio para darte un puesto de trabajo, no dejes que se presione de más, deja que disfrute tus últimos años de niñes."
No sé hasta qué punto cometí un error en hacerle caso, pero desde ese día dejo que hagas la tarea sola y sin presiones por subir notar. Nunca te he dicho que con que apruebes es suficiente pero dejo que vayas descubriendo por ti misma hasta donde llega tu potencial. Ya estás grande para hacer tareas, ser parte de la escolta es un sueño y tal vez esto te enseñé que para luchar por tus sueños debes poner antes que cualquier persona lo mejor de tu parte.
Posdata: Tomé esta carta antes de dártela. Me desanima pensar que nunca fuiste de la escolta pero, tal vez se tradujo ese deseo en tu vida adulta a tu amor al escenario.
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Cartas para Alicia
SpiritualLuis es un padre soltero que ha decidido escribirle cartas a su hija, en dichos textos dejará lecciones que considere importantes al haber vivido con ella hasta sus 18 años