No vayas a perderte

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En el tiempo que murió tu madre una vez al mes hacían misas a su nombre, conforme ha pasado el tiempo comenzaron a ser más distantes, hasta el grado que solo una vez al año vamos a misa junto a la familia de ella.
Esos días son cuando tus tías te miman, después de la ceremonia te invitan un desayuno y mientras comes junto a ellas se ponen al corriente con sus vidas.
De vez en cuando a ellas se les escapa, tu madre hubiera querido que fuera así, ella haría esto. En cierto sentido ambas partes salen beneficiadas, tú conoces algo de ella y tus tías se reconfortan.
Espero que esta tradición siga, que cuando seas grande tú seas quien pueda invitarles a comer. Espero también que ellas estén conscientes que tú no eres ella, que no se pierdan tu belleza por pensar que eres el consuelo de alguien que ya no está. No estoy diciendo que no la extrañé, lo hago cada día y sé lo mucho que nos hace falta, pero tampoco es motivo para querer ser solo una fuente de recuerdos.
Mientras las escucho, siempre pido la misma comida, unos panqueques con miel, un café con algo de leche y regaños de ellas porque eres poco femenina a sus ojos. Mi parte favorita es cuando me recuerdan que una vez te traje con tu pijama de dinosaurio cuando eras niña. Sonrió de oreja a oreja para responderles: "cierto, su madre le hubiera puesto las pantuflas que hacían juego en vez de traerla con tenis"

Cartas para AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora