ᴋᴀɪʀᴏꜱ [ꜱᴀᴋᴜᴀᴛꜱᴜ] ~ •ʜᴀɪᴋʏᴜᴜ•

ʟᴀ ᴀꜱᴛᴜᴄɪᴀ ᴅᴇʟ ᴢᴏʀʀᴏ:

Cuando abrió los ojos de nuevo, aún no había llegado a Hyogo, pero ya el día se estaba aclarando y dejando atrás la oscuridad total en la que se sumió el tren después de haber cruzado las dos primeras estaciones.

—¿Dormiste bien? —Atsumu apretó su mano, haciéndole notar que estaban entrelazadas. Kiyoomi asintió y se acomodó mejor en su asiento. La verdad era que después de haber dormido por solo minutos durante la semana entera y aun así entrenar, esas tres o dos horas fueron casi reparadoras

Frente a ellos, Osamu estaba dormido. Viendo que Kiyoomi desvió la mirada al frente, Atsumu lo hizo también, pero con el celular en mano y una venganza planeada en mente.

Atsumu tenía un fetiche por planear venganzas y no llevarlas a cabo, pero Kiyoomi lo dejo ser sin decir nada, más bien se enfocó en organizar sus ideas y preparar lo que diría a continuación.

—Atsumu. —Giró un poco en su posición para poder enfocarse más en él. Tenía que dejarlo claro de principio a fin. Debía hacer que Atsumu lo comprendiera siendo lo más gentil que pudiera ser en ese momento, pero lo suficientemente rígido para que lo comprendiera—. Todo lo que te digo, es para que... sepas, comprendas. No para que me trates como cristal.

Con la incredulidad abriéndose paso por su rostro, Atsumu también giró y lo encaró.

—No estoy...

—Sí. —interrumpió Kiyoomi—. Si lo estás haciendo, ahora más que nunca. Lo sé. Y se desató después de lo que te dije. —Tragó saliva al ver la expresión en el rostro de su pareja, pero no podía detenerse, tenía que decirlo—. No sé si es porque nunca pregunté y ahora es incómodo hablar de eso, pero no me molesta que hables de tu familia y no te sientas culpable de tenerla completa.

—No me siento culpable de eso. —respondió Atsumu frunciendo levemente el ceño—. No fue mi culpa lo que te pasó, ¿por qué me sentiría culpable?

Aunque sentía que no debía molestarle eso que dijo—más aún sabiendo que era una pregunta genuina de Atsumu y no para fastidiarle—, Kiyoomi no podía controlar sus emociones y algo dentro de él, dolió. Luchó por no demostrarlo y continuó hablando.

—Yo sé que no tuviste nada que ver, solo lo digo porque... nunca hablas de tu familia conmigo, pero si lo haces con Hinata e incluso con Bokuto.

—Porque ellos son mis amigos.

—Y yo soy tu novio. —Kiyoomi sintió que las cosas se dirigían a un lugar que no deseaba, así que suspiró y dijo—: solo digo que no hay necesidad de... lo que sea que estés haciendo; que puedes hablar conmigo y que nunca me he molestado porque las demás personas tengan a sus padres, madres, hermanos, preocupándose por ellos. Mi madre también lo hace por mí, Atsumu. No es mi madre biológica pero es mi madre. Mi hermano también lo hace.

Atsumu asintió y miró de nuevo al frente. Kiyoomi suspiro de nuevo y busco la mano de su novio, la cual en algún momento se había escapado de su agarre. Una vez la encontró, la tomó y le dio una pequeña caricia y un beso, el cual hizo brincar al de cabellos dorados en su lugar y mirarlo de reojo. Ante esa reacción, Sakusa le mordió el pulgar. Decir que Atsumu estaba rojo, era poco porque otras cosas se estaban desatando en su interior.

Antes de que Kiyoomi volviera a hacer de las suyas, Atsumu agarró su rostro con un poco de rudeza y lo sostuvo al nivel del suyo, bajando con ambos pulgares la mascarilla del azabache. Para hacer lo que iba a hacer, tuvo que cerciorarse que todas las personas—principalmente su hermano—estuvieran dormidas y así, con tranquilidad pura, besar a su novio.

Si bien Atsumu jamás ocultó el hecho de que a él le gustaban las personas—hombres, mujeres, no binarios, géneros fluidos y demás—, no se sentía completamente cómodo con mostrar afecto tan abiertamente en público, menos en una sociedad tan conservadora como en la que aún vivían. Si bien habían tenido suerte de encontrar un ambiente de trabajo y personal que los tolerara, no era raro que de vez en cuando algún mensaje se deslizara en sus DM's de alguna aplicación para decirle que por personas como él, el mundo estaba podrido y otro puñado más de amenazas vacías y mensajes que aunque no quería, le rondaban la cabeza.