ᴀᴛᴀᴅᴜʀᴀꜱ ᴅᴇʟ ᴘᴀꜱᴀᴅᴏ ɪ

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Llegó lo más rápido que pudo al hospital, pues aunque se había quedado más tranquilo, estaba un tanto ansioso por saber qué pasaba con su tía.

La última vez que se comunicó con Komori,  le había dicho que había la posibilidad de que incluso tuviera un tumor, algo lo cual pensó que habían vencido en sus tiempos de secundaria.

Esperaba que así fuera.

Al llegar al décimo piso, divisó a Motoya saliendo de la habitación, cuando llegó a su lado este le explicó que la llevarían a hacer un par de exámenes para descartar lo peor.

Bajaron a la sala de espera y tomaron asiento; la llevarían al quirófano para una biopsia.

— ¿Mamá llamó o...?— No tardó en preguntar Sakusa. 

Cuando Komori negó con la cabeza, pudo sentir como la decepción se abría paso en el nuevamente.

Ni siquiera sabía porque seguía decepcionándose cada vez que sucedían este tipo de cosas y la pelinegra no se presentaba, ya debía ser algo natural para él, y por el contrario, sentía como sus energías eran drenadas y un atisbo de rabia se asomaba en su corazón.

Kiyoomi podría decir que aquello era una parte que odiaba de sí mismo; que le siguiera importando si se le daba la gana de comportarse como la hermana/mamá que era o no.

Motoya le explicó todos los procedimientos que le habían realizado a la castaña, y el hecho de que todos salían negativos no mataba la ansiedad en los corazones de nadie.

En últimas los médicos determinaron que sólo quedaban dos opciones: cáncer o diabetes avanzada. Si a él le preguntaste, él preferiría que fuese la segunda, sin embargo, solo rogó porque no hubiese nada malo con su tía o si lo había que fuera leve.

Los médicos tardaron en llegar y cuando por fin aparecieron, avisaron que el resultado saldría en un par de días, mientras tanto revisarían los niveles de azúcar, que no habían tenido la oportunidad de ver puesto que los exámenes apenas habían salido debido a la alta demanda en el laboratorio clínico.

— ¿Pero qué estás haciendo aquí Kiyoomi? ¿No tenían un partido?— La mujer le hablaba con una voz severa, como si fuera cualquier día normal y estuvieran en casa revisando el pésimo promedio que Sakusa solía tener cuando apenas entró en primaria, todo gracias a los problemas con su madre y el hecho de que se había pasado a vivir con su adorada tía.

— Estás loca si crees que me quedaré en Hyōgo mientras estás hospitalizada— aplicó gel antibacterial antes de acercarse y tomar la mano de Rei.

— Exageras, tan sólo estoy bajo observación, además esto es bastante normal para alguien de mi edad— Komori también se había acercado, no decía nada y se podía sentir el desespero en saber qué era lo que están mal con su madre y la rabia de que a pesar de que llamó a la mamá de Kiyoomi, esta no se había presentado.

Y vivían en la misma prefectura.

Sakusa decidió contarle anécdotas de los Black Jackals para alzar un poco los ánimos— ya pueden imaginarse el tipo de situación que se estaba formando como para que el pelinegro sintiera la necesidad de hablar como Atsumu en un día libre—, su tía y primo le preguntaron por el rumor de que estaba saliendo con el colocador, Kiyoomi les aclaró las cosas.

Aunque quería decir que sí.

La charla se vio interrumpida por la visita de los doctores los cuales no traían una cara que dijese "buenas noticias", pero ninguno quiso perder la esperanza.

Afortunadamente no era cáncer ni diabetes, empero la figura materna de ambos deportistas se encontraba en un estado de prediabetes, aquello le había causado el vértigo que derivó en una caída cortándose el brazo izquierdo en el cual ahora tenía puntos cubiertos por una gasa.

ᴋᴀɪʀᴏꜱ [ꜱᴀᴋᴜᴀᴛꜱᴜ] ~ •ʜᴀɪᴋʏᴜᴜ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora