I 🧃

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Guardaba sus cosas en una mochila, sus manos le temblaban y suspiraba muy fuerte era la adrenalina que tenía en su cuerpo. Guardo su cepillo de dientes, su ropa y un par de zapatos para al último llevar la fotografía vieja que estaba en su repisa.
Tomó el dinero que había en su escondite y salió de su casa, dirigiéndose a la estación de buses.

- Buenas noches, ¿para cuantas personas y para dónde? - Preguntó la recepcionista.

- Uno solo para la ciudad de México, por favor.

- ¿Vienes acompañado con un adulto? - La chica negó - Me temo que no podemos dar...

- Tengo un permiso, me recogerán en la estación siguiente. - mostró un papel donde venía un permiso firmado.

- Bien, entonces buen viaje.

Sus manos le seguían temblando, no podía dejar de mover sus pies mirando a todos lados el nudo en su garganta estaba consumiendo sus nervios como si la estuvieran sosteniendo con una soga en su cuello.

Había llegado a la cuidad de México, personas pasaban por su lado y empujaban su cuerpo. Prendió su teléfono 23% de batería, maldijo por dentro pues había olvidado su cargador y apenas eran las 10:30 pm
Caminó con miedo saliendo de la estación, ¿a dónde iría?

Estaba en un callejón, sus manos seguían temblando y sus lágrimas tibias salían de sus ojos dejando caer su mochila al suelo poco a poco ella cayendo también. Tapó sus ojos con sus manos, estaba llorando y ahora no sabía que hacer.

- ¿Señorita?

Rápidamente tomó su mochila y se paró, su corazón le latía al mil estaba segura que estaba en una cuidad muy grande y sobretodo que no conoce en lo más mínimo en cualquier momento podrían asaltarla y más a altas horas de la noche.

- ¿Te encuentras bien?

Miró, era una persona de tercera edad que caminaba mientras sostenía una bolsa de mandado.

- ¿Necesitas ayuda? ¿estás perdida, pequeña?

Ella asintió, la señora le transmitió tranquilidad y paz.

- Ven aquí y ya no llores más.

La señora la agarró de los brazos y camino con ella, llevándola a no sabía dónde pero ella se dejó llevar.

- ¿Tienes a quien llamar, tus padres?

La chica rápidamente negó y sus ojos volvieron a salir lágrimas.

- N-no, no tengo a nadie... - Respondió.

- Vamos a mi casa, venía a comprar un poco de pan y leche ¿has comido?

La menor nuevamente volvió a negar. Caminó junto a la abuela y subieron al bus, jamás la soltó la llevaba del brazo y en su otra mano sostenía su bolsa de mandado, una vez que bajaron la chica se detuvo.

- Déjeme ayudarla a cargar... - Estiró su mano.

- Así está bien hija - La menor negó y la abuela sonrió - Bien, te dejare ayudarme - Le entregó la bolsa.

Caminaron unos minutos más hasta que llegaron a una casa, no muy grande no muy chica pero se veía muy acogedora. Bloques colores cafés y ventanillas blancas.
Entraron y la abuela prendió las luces, la casa era muy bonita por dentro todo estaba en perfectas condiciones y había una chimenea, la chica miró aún más la chimenea que ya se desvanecía sin más carbón.

- Prepararé algo para cenar, ya vengo.

La chica asintió, miró todo aquello que se encontraba en la sala los muebles de madera, los sillones esponjosos, las macetas con plantas como la nube y pequeñas florecillas de manzanilla, los adornos como eran figuras de madera y muñecos de porcelana bien definidos, pasó sus manos hacia los muebles tocandolos y sintiendo la textura de aquellos, después pasó a las fotografías que se encontraban allí.

Una señora y un señor de puesto maduro, con una pequeña niña en sus brazos sonriendo portaban un traje no tan caro pero no tan barato, sus rostros eran serios y la pequeña bebé era la única sonriente.

- Son mis padres.

Dejó rápidamente la fotografía en su lugar y se disculpó a lo que la abuela negó y sonrió.

- Para eso son, para verlas y sentirlas - Dijo dándole nuevamente la fotografía - Ellos jamás fueron dulces conmigo, mi padre él - señaló - Era un gran militar de la marina más importante de México, se casó con mi mamá que era una de tantos individuos de Puebla. Eran demasiado estrictos pero aún así, yo decidí no ser como ellos, me escapé de mi casa y encontré al amor de mi vida donde me casé con él. - Le mostró una foto ahora, ya estaba a color café donde estaba una joven con un lindo vestido de flores y un joven con unos lindos pantalones y camisa blanca, sostenían a una niña y alado estaban 4 niños más que se veían más grandes.

- ¿S-son sus hijos? - Miró detalladamente la fotografía.

- Así es jovencita, son mis 5 hermosos hijos y mi esposo.

- ¿Y dónde está...?

- El falleció hace unos años  atrás, cuando nació mi nieto Alexis, así que su mamá decidió ponerle como su papá, Alexis - Sonrió.

- Lo siento mucho, se ve que se amaban mucho y que su familia era la mejor - Sonrió y dejo la foto.

- Ven, preparé una chocolatada y pan - Le dejó la taza con el chocolate caliente y el pedazo de pan en un plato.

La chica miró y de sus ojos salieron lágrimas, sus labios le temblaban y sus manos iguales.

- No quise decirlo hace rato, pero ¿cómo es que llegaste aquí? - La abuela se sentó y le pasó un mechón de pelo atrás de la oreja de la menor.

- Me llamo Joselín, tengo 17 años y vivía en Michoacán - Dijo en voz baja - Me escapé de mi casa...

La abuela asintió y la abrazó, así dejando a Joselín llorar en sus brazos una vez que se calmó empezó a comer.

- Yo me llamo Margaret, tengo 62 años y siempre he vivido en México y también me escapé para ser feliz - sonrió - ¿Quieres quedarte o tienes a dónde ir?

- No quisiera molestarla...

- No molestas, puedes quedarte el tiempo que quieras

- ¿De verdad? - Margaret asintió - Le ayudaré con los labores de la casa y la cuidare de todo.

Margaret echó una carcajada y levanto el plato donde Joselín terminó de comer, la llevó a la recámara de huéspedes y le dejó algunas cosas para que pudiera asearse.

- Descansa Joselín, buenas noches - La abuela se despidió saliendo del cuarto.

Joselín observó la habitación, se sentía segura y a salvo sacó las pocas cosas que tenía en su mochila incluyendo la fotografía vieja que ahora la puso en el buró que estaba alado de la cama.  Fue a darse una ducha, su celular estaba completamente apagado así que no se preocupo por si la llamaban, mañana tendría que hacer un trabajo.

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Chanretbul

FOR THE FIRST TIME - QUACKITY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora