Querido bebé (toma 2)

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Disclaimer: los personajes y la historia no me pertenecen. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de TouchofPixieDust, yo sólo traduzco.

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Querida Hikari:

Eres mi querido y dulce ángel, y siempre te querré.

Las cosas van a cambiar pronto. Sé que va a ser difícil, confía en mí, lo sé. Así que voy a necesitar que seas valiente y comprensiva.

Y que recuerdes siempre cuánto te queremos. Eso no cambiará nunca.

Tu devota mamá

Kagome metió el diario en su mochila y esperó a que Hikari terminara de hacer dibujos con Shippo antes de acercarse a su compañero. Aunque lo que estaba a punto de decirle iba a afectarles a todos, él se merecía ser el primero en saberlo.

—Inuyasha... —Le tocó la manga para que apartara la vista de los niños y la mirara a ella—... tenemos que hablar.

De repente, tuvo toda su atención.

—Yo no fui —protestó Inuyasha—. ¡Fue idea de Miroku!

—No, no es eso. Quería decirte alg... —se detuvo a media palabra y sus ojos se entrecerraron con sospecha—. ¿Que no hiciste qué?

—¿Hablar de qué?

Le empezó un tic en el ojo izquierdo. Kagome se debatió entre insistirle para descubrir en qué líos andaban metidos Miroku y él, o continuar y tener la charla que había planeado. Si le estaba echando la culpa a Miroku, seguro que no la iba a poner muy contenta, y no quería tener esta charla mientras le hablaba a un agujero en el suelo donde lo habría SENTADO.

Con gran esfuerzo, la miko consiguió hacer a un lado su curiosidad y sonreírle a su marido. La forma en que su compañero se encogió le hizo sospechar que su sonrisa no era tan alegre como pensaba.

—Yo... eh... ¡oigo que están pidiendo ayuda! —mintió claramente el hanyou entre dientes... y colmillos—. Iré a ver si va todo bien y vuelvo enseguida.

Iba a darle una paliza a su hermano por enseñarle a su compañero ese truco en particular. Inuyasha debía de haber visto a su hermano engañando a su madre con eso demasiadas veces. Y la cuestión era que era imposible pillarle mintiendo. Además, si su hermano le había enseñado bien, técnicamente NO estaría mintiendo si oía hasta una mariquita pidiendo ayuda. O la petición de ayuda podría haber sido suya.

—Buenos días, Kagome —dijo Sango mientras volvía a cubrir con una tela a su hijo pequeño, Kichiro. Toutoi, ligeramente mayor que Hikari, todavía permanecía cerca de su madre. El pequeño rara vez se alejaba de su madre, a diferencia de sus hermanas. Suki era... de espíritu independiente y su gemela rara vez se le quedaba atrás. Pobre Yuki. Kagome se preguntó si la niña estaría siempre disculpándose por su hermana y arreglando lo que iba dejando.

Kagome casi explotaba con las preguntas para Sango sobre cómo manejaba las cosas con sus propios hijos, pero consiguió morderse la lengua. Después de todo, necesitaba hablar primero con Inuyasha. Si podía encontrarlo.

—¿TÚ sabes qué han estado tramando Inuyasha y Miroku? —preguntó Kagome.

Como era de esperarse, Sango se quedó paralizada y la rodeó un aura de peligrosidad.

—Explícate.

El embarazo NO convertía a Sango en un alma dulce y tierna. En tal caso, la volvía más feroz. Sango puso a Kichiro en brazos de Kagome, separó a Toutoi de su falda y le dijo que se quedara con la tía Kagome, luego salió furiosamente con un gruñido que rivalizaría con el de cualquier demonio perro.

El bebé de InuyashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora