Comprensiones inquietantes

553 53 2
                                    

Disclaimer: los personajes y la historia no me pertenecen. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de TouchofPixieDust, yo sólo traduzco.

-x-

Mi querida Hikari:

Tu padre es un hombre maravilloso y lo amo muchísimo. Tiene muchos rasgos muy buenos, así que, por qué... ¿POR QUÉ elegiste heredar su amor por las batallas? ¿Estás intentando darle un ataque al corazón a tu madre?

Hablando de batallas, la ferberización es una manera de enseñar a un bebé a dormirse gradualmente por su cuenta, no es un método para torturar a tu hijo.

Tu cariñosa mamá

Durante los cuatro meses y medio desde que había nacido su hija, habían sido bastante afortunados por no tener que pelear en ninguna batalla. La suerte, sin embargo, tenía tendencia a agotarse.

—Estamos rodeados —susurró Kagome mientras metía a Hikari en el hatillo que llevaba Inuyasha.

Normalmente, cogería a la niña e iría a encontrar un buen lugar para mantenerla protegida si se encontraban con peligro, ella no tendría que pelear. Pero estos demonios tipo camaleón parecían mezclarse con el bosque y la nariz de Inuyasha estaba atascada tras defender la última aldea en la costa de un demonio que usaba una tinta de olor fuerte. Iban a tener que luchar contra demonios, lo sabía, pero seguía sin estar preparada para ello. Estaba aterrorizada por su hija.

Asegurándose de que el diminuto traje de rata de fuego que Inuyasha le había hecho a su hija la tuviera bien cubierta, Kagome aseguró rápidamente a su hija. Sus dedos se entretuvieron sobre los bordados de flores de los bordes. Su madre había querido bordar la tela, pero solo Inuyasha había podido atravesar la piel de la rata de fuego. Así que el demonio perro había aprendido a bordar para que su hija pudiera tener unos bordes bonitos en su traje. Bordar usando diminutas tiras de piel de rata de fuego teñida fue algo en lo que Inuyasha y Kagome habían tenido que esforzarse para descubrir cómo hacerlo. Trabajar con una piel dura que se autorreparaba no era fácil. Kagome había pensado que el regalo había sido dulce cuando Inuyasha le entregó el traje en el que había trabajado tan duro, curtiéndolo y tratándolo él mismo (y obviamente matando él mismo a la rata de fuego). Pero ahora estaba agradecida por la protección que le daría el traje a su pequeña.

Le dio la espalda a Inuyasha y enfrentó a los silenciosos demonios camaleón. Con Hikari a salvo entre ellos, Kagome sacó una flecha y tensó la cuerda del arco. Dejó que la flecha volara cuando uno de los demonios los atacó.

¡Cómo se ATREVÍAN a poner en peligro a su hija!

Su cuerpo ardió con energía y se cubrió de un aura de energía rosada. Un demonio huyó por instinto. Sus dos no tan brillantes compañeros fueron reducidos a un montón de chispas después de que Kagome hiciera volar su flecha. Ahí fue cuando se dio cuenta de que Inuyasha aún no había saltado a la batalla. Su espada estaba desenvainada, pero no se había movido. Lo oyó diciéndole a los demonios que podían dar media vuelta y estar agradecidos de que los dejara vivos antes de que también fueran reducidos a polvo. Era curioso. Kagome apartó los ojos del enemigo lo suficiente para mirar a Inuyasha. Tenía los ojos entrecerrados, casi brillando, y su mano se estaba moviendo. Estaba... ¡trazando una estrategia!

—¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAaaaaa!

Los demonios aparentemente decidieron creer que Inuyasha estaba tirándose un farol. Pero en vez de correr hacia los demonios con su espada desenvainada, saltó hacia arriba, atrapando la mano de Kagome mientras volaba. Dejó a Kagome en una gran rama colgante y estaba a punto de darle a Hikari cuando un sonido lo detuvo.

El bebé de InuyashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora