𝖳𝖾𝖺𝖼𝗁𝖾𝗋'𝗌 𝖯𝖾𝗍 ;; 𝗟𝗲𝗲 𝗛𝗲𝗲𝘀𝗲𝘂𝗻𝗴 ✔︎

𝖮15.

15. Decisión

Siempre, desde que era una niña pequeña, yo había obtenido lo que quería. Era la hija de mami y papi, así que siempre fui consentida.

Si quería un juguete, ellos me lo daban. Si quería ir a algun lugar, ellos me llevaban a ese lugar. Si quería simplemente quedarme en casa, ellos se quedaban en casa conmigo.

Tenía una manera de vivir la vida, pero eso cambio cuando Siwol llegó a la casa y me dijeron que era mi hermana.

Viví diecisiete años creyendo que yo era la única hija de mi fabuloso padre, aquel hombre que le demostraba tanto afecto a mi espectacular madre... pero resultó ser una farsa. De repente, yo tenía una hermana menor que por alguna no podía salir de casa y eso me molestó.

¿Cómo se suponía que iba a aceptar todo sin quejarme? Era imposible. Mi hermosa y perfecta vida cambió cuando ella llegó. Para mí, Siwol solo era una intrusa, en mi vida y en la vida de mi madre y no merecía ser respetada ni bien tratada, así que no lo hacía. Yo no la trataba bien y tampoco la respetaba.

¿Cómo podía aceptar a alguien que un día, de repente, apareció en mi casa diciéndome que era mi hermana? No podía, no pude hacerlo, sobre todo porque con su llegada mis padres dejaron de concentrarse en mí y empezaron a concentrarse en ella.

Yo empecé a sentirme menos, así que empecé a culpar a Siwol de todo lo malo que me sucedía. Sabía que no era bueno, pero me ayudaba a creer que algo en mi arruinado mundo seguía siendo igual. Siempre obtenía lo que quería y lo que yo quería era lastimar a mi hermana, y lo conseguí, sin embargo lo fui haciendo también con personas que yo no quería lastimar.

Jay, él siempre había sido bueno y amable conmigo. Fue el único que siguió tratando me de la misma forma incluso después de haber cambiado. Él siempre me trato como la Hajin amable y considerada que no muchos conocían, ni siquiera Heeseung. Jay siempre fue Jay conmigo y yo siempre había sido Hajin con él, no obstante, a pesar de ser muy mala para él y él muy bueno para mí empezamos a tener algo de lo que creí tener el control.

Jay y yo eramos los mejores estando solos, conversábamos o jugábamos, pero eso acababa cuando regresábamos a nuestra realidad. Él no podía estar conmigo y yo no podía estar con él. Por eso fingía no apreciarlo ni quererlo, porque tenía la esperanza de que él se atreviera a acabar eso que yo había comenzado y que no quería terminar. Por eso lo lastimaba tanto.

—¿Estás bien? —me preguntó tomando mi mano derecha. Ambos estábamos en mi habitación, echados en la cama al lado del otro.

—Sí, estoy bien.

—¿Estás segura?

Asentí, pero era mentira. Yo no estaba bien, yo estaba pensando demasiado sobre lo nuestro y el cuanto se me dificultaba ver a mi padre a los ojos mientras le ocultaba que no estaba interesada o enamorada de nadie cuando era todo lo contrario.