𝖳𝖾𝖺𝖼𝗁𝖾𝗋'𝗌 𝖯𝖾𝗍 ;; 𝗟𝗲𝗲 𝗛𝗲𝗲𝘀𝗲𝘂𝗻𝗴 ✔︎

𝗘𝘀𝗽𝗲𝗰𝗶𝗮𝗹 𝖮3.

¿Volverás?

Hacia mucho tiempo que no vestía de negro para un funeral. La última vez antes de ese día fue por la muerte de mi madre, cuyo día no recuerdo del todo bien. Era pequeña, y eso fue un trauma, así que creo que en algún punto mi mente bloqueo aquel momento para evitarme más sufrimiento, sin embargo sufrí el doble por no recordarlo.

Un funeral. No esperaba eso luego del gran escándalo sucedido en la ceremonia, pero pasó, alguien falleció y ese alguien era una persona que yo había estado deseando conocer por tiempo atrás. Sin importar la forma, solo deseaba conocerlo; y lo conocí, aunque en el peor momento.

—¿Estás lista?

Escuché preguntar a Jay detras mío; yo solo estaba de pie frente al espejo, divagando en mis pensamientos.

—Es un funeral, Jay. Alguien perdió a alguien —comenté sin ánimos. Había olvidado lo mal que me ponían los funerales.

—Lo sé. Pero ese alguien no es una persona cualquiera, es Heeseung.

Caminé hasta Jay, lo miré desganada y suspiré con pesadez.

—Y ni siquiera está aquí. Es su padre quien está en un ataúd y ni siquiera se ha atrevido a aparecer.

—Olvida eso ya. No tiene caso que te enfades por alguien que no lo vale.

—Eso creo.

No podía entender como era posible que estabamos a unas horas de enterrar a su padre y él ni siquiera había dado la más mínima señal de estar en Corea o de siquiera estar vivo.

Desde que se marchó yo me quedé cuidando a su padre y hermano como si fuesen mi familia, procurando de que viviesen hasta su regreso —si es que regresaba— pero él nunca llamó o envió un mensaje, solo desapareció junto a Jaejin. Y en su momento me dolió, pero conforme pasaban los días el dolor se calmó y solo esperaba por él.

Pasó un mes y yo seguía queriendo que vuelva, y no necesariamente por mí, sino por su familia. Su padre ya había fallecido y los doctores no tenían esperanzas para Sunoo, así que solo era cuestión de tiempo para que él también se vaya, sin embargo eso parecía no ser importante para Heeseung. Él no estaba en ninguna parte y eso me frustraba.

—Bajemos, es momento de ir.

Sujeté la mano de Jay y salí de mi habitación junto a él. Bajamos la escalera en silencio hasta llegar a la planta baja donde nos encontramos con Hajin, mi madre y mi padre, quien sostenía un palo para poder estar de pie. Luego de recibir un balazo en su pierna izquierda quedo algo cojo.

—¿Vendrás con nosotros, Siwol? —preguntó mi padre con curiosidad.

—No, iré con Jay —respondí cabizbaja.

—De acuerdo.

Salí de la casa y espere a que Jay apareciera con su auto. Una vez frente a mí, subí al coche y nos dirigimos al lugar.