𝖳𝖾𝖺𝖼𝗁𝖾𝗋'𝗌 𝖯𝖾𝗍 ;; 𝗟𝗲𝗲 𝗛𝗲𝗲𝘀𝗲𝘂𝗻𝗴 ✔︎

𝖮34.

34. Noche de Cine

Maraton 2/7

Dos semanas habían pasado desde aquella extraña noche con Heeseung ebrio en mi habitación. Lo admito, fue realmente adorable verlo sonrojado, riendo por nada y actuando como un adolescente y luego de su caída me aguanté las ganas de estallar en risa ya qué debía actuar como una chica que parecía no estar interesada en ver a su lindo y sexy ex novio ebrio.

Aunque fue divertido, lo que me dijo Heeseung me dejó pensando. ¿Mi indiferencia era una tortura para él? ¿Es que acaso ya debía escucharlo hablar? Mi conversación con Jay fue la que decidió las respuestas y resultados de aquellas preguntas.

Debía admitirlo, desde que retomé la terapia me estaba sintiendo mejor y estaba resolviendo varios conflictos personales que estaba teniendo. Me intentaba perdonar por haber sido tan cruel conmigo misma y me prometí no volver a causarme ningún daño. Mi objetivo era alcanzar mi felicidad y tranquilidad. Sabía que sería dificil, en especial por el tema de mis episodios depresivos que volvían cada cierto tiempo, pero estaba decidida. Yo volvería a ser feliz, incluso si tomaba tiempo. Me tomó tres años estar bien para que después todo se arruinara en siete meses. No quería eso, no quería recuperarme para luego estar completamente mal, por esa razón debía hacer las paces con todos y los primeros eran mi familia. Mi padre, mi madre. Las personas que me ocultaron mi pasado por protegerme debían ser las primeras en recibir mi perdón, pero primero, debía estar segura.

Organicé una pequeña cena para los tres en la mansión. Aproveché que la tia Dahee se fue a ver a Jay y que Jihoon salió con los chicos para poder tener ese rato a solas con mis padres.

Era curioso como no podía llamarlos de otra manera a pesar de no ser mis verdaderos padres, pero era la costumbre y también el apego, en especial en Miyeong, quien siempre me trató como su hija y a quien siempre consideraría como mi madre.

—Está deliciosa esta comida —mencionó mi madre, sonriendo.

—Estoy de acuerdo con lo que dijo —mencionó mi padre, sonriendo también.

—Me alegra saber eso. Ayude un poco en la preparación y temía haberlo arruinado.

—Creeme que no lo has arruinado querida. Nos alegra saber que organizaste todo esto.

—Gracias, mamá —miré a mi madre y luego a mi padre. Solté un largo suspiro y decidí continuar hablando—. La realidad es que he organizado esto por una razón.

—Lo sabemos, querida —comentó mi padre—. Tienes algo que decir.

—Sí y ustedes saben que es. Escuchen solo quiero hacer esto bien y de la mejor manera posible. Ya no quiero seguir distanciada de ustedes.

—Y nosotros tampoco de ti —comentó mi padre.

—Entonces asumo que responderan todas mis dudas, ¿cierto? Es lo único que deseo, saber la verdad.