15. Luces de hadas

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El viento nocturno era frío contra su rostro, sus mejillas probablemente sonrojadas, y sus manos heladas jugaban con el tallo de la rosa que había encontrado al principio del camino.

Marinette sabía que a Adrien le gustaba jugar, pero llevaba 20 minutos caminando, adentrándose en un bosque que cada vez se hacía más espeso, en donde la única pista que tenía eran las rosas tiradas por el camino, tal migajas de pan en la historia infantil, solo esperaba que, contrario a la historia, este sendero no haya sido desplazado.

Supo que era el lugar correcto cuando llegó a un claro, donde se encontraba una pérgola decorada con luces de hadas y flores.

-Por un momento pensé que te habías perdido- la voz de su novio sonó tras ella- es bueno saber que no lo hiciste

-Lo mismo digo- ella dio la vuelta, quedándose sin aliento ante el hombre frente a ella.

Adrien vestia de manera formal, con un abrigo negro con detalles en verde, una bufanda gris petroleo rodeaba su cuello y, noto con envidia, los mitones en sus manos.

-Vienes más preparado que yo- declaro con un puchero en sus labios, el mismo que Adrien beso castamente- ¿No podrías darme una pista de que usar?

-Estas hermosa Marinette- él dijo mientras la acercaba a él en un abrazo- y si me permite dirigirla a su surpresa- con un gesto exagerado que la hizo reír, ambos llegaron a la pérgola, donde había un picnic preparado,  muy similar al que compartieron hace años

-Es una hermosa sorpresa- ella dijo, sentándose, mientras se envolvía en una manta que ya estaba preparada

-Gracias, lo mejor para mi princesa

-Adrien, no necesitas…

-No, déjame hablar ¿por favor?- le pidió, esperando el asentimiento de él continuó- sé que hemos pasado momentos difíciles en este último tiempo, y que mucho de eso es por mi, y lo lamento… pero no puedo, realmente no puedo imaginar mi futuro sin ti- Adrien tomo sus manos, acercándose un poco más- Marinette, si por mi fuera en este mismo momento mandaria todo a la mierda y te llevaría a una isla desierta sin preocuparnos por el que dirán, solos tu y yo- él vio cómo sus ojos se agrandaban por la sorpresa ante la declaración- pero ambos sabemos que no podemos, no es tan simple, y jamas pediria que renuncies a tu sueño

-Por ti lo haría- ella susurro, haciendo que Adrien tomara su rostro entre sus manos y la besara

-Lo sé…lo sé y eso es lo que amo y odio de ti, estas tan dispuesta a hacer a un lado tus propios deseos- el froto sus mejillas ya húmedas con su pulgar, ambas frentes presionadas- Te amo, Marinette, te amo tanto

-Yo también- ella dijo, comenzando a llorar, intuyendo lo peor por las extrañas palabras de su novio

-Es por eso que- él se alejó un poco, cambiando su posición arrodillándose y volviendo a tomar sus manos- Marinette Dupain-Cheng ¿Quieres casarte conmigo?

-¿Qué?- ella preguntó, incrédula- yo pensé…

-¿Qué terminaría contigo?- él sonrió, con lágrimas en los ojos- ¿acaso no escuchaste lo que dije?- él se secó sus lágrimas con el antebrazo- no puedo imaginar mi vida sin ti, no veo un futuro en el que no estes a mi lado, te necesito… eres la luz que ilumina mis días, y los has sido desde el momento en que te vi…con y sin manchas- el agrego lo último guiñando de manera cómplice

-Pero… ¿el ultimátum de tu padre?- ella preguntó

-Ambos sabemos que eso te perjudica mas a ti que a mí- él respondió- pero tengo un plan, si es que estas interesada- el la miro, esperando su respuesta, la caja del anillo aún en su mano

-Si- ella dijo, viendo como el rostro de Adrien se iluminaba- claro que me casaré contigo- él tiró de ella hacia su regazo y la beso, la caja del anillo salto hacia un lado, pero a ninguno le importo- dime tu plan, chaton- pidió con un último beso sobre su nariz

Diferentes Caminos, Un Mismo destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora