CAPITULO 1

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PERLA

- Por nada del mundo te des la vuelta - y yo como toda curiosa que soy lo hago.

- PERLAAA!!!

- Hay no puede ser.

- Te recomiendo que te vayas y lo más pronto posible.

Y no lo pienso dos veces, agarro mi patineta y me voy a quién sabe dónde, solo me dejo llevar.

Cada vez que salgo de casa es la misma situación, mi mamá persiguiéndome y gritando mi nombre por todas las calles, hasta creo que ya todo el país me conoce.

Perla, así es como me llamo. No soy una chica como las demás si es que se puede decir, soy más que todo una chica común y corriente sin nada que le preocupe en la vida, o por lo menos no cuando estoy con mis amigos. Vivo con mi madre y mi hermana, ya que mi padre falleció hace dos años y a quien siempre me veía diferente y respetaba mi forma de ser, lo extraño mucho. Tengo 19 y dentro de poco cumpliré 20 años, soy de estatura mediana y mi forma de vestir es, diferente, pantalones anchos, polos holgados o sino tops, mi gorro y mi infaltable patineta; solo por mi forma de ser me rechazan, hay la sociedad de ahora y en pleno siglo XXI.

Perdida en mis pensamientos, no me doy cuenta que llegué a la perrera de la ciudad, es un lugar al cual siempre voy para ayudar a limpiar y a cuidar de las mascotas.

- Otra vez vino tu madre - afirma el señor Jorge, tiene una edad avanzada y es quien se encarga de cuidar el lugar.

- Ya sabe como es, vino gritando por toda la calle mi nombre como siempre, solo falta que pegue pancartas de mi cara por toda la ciudad - le digo dejando mi patineta en la entrada.

- Es tu madre y quieras o no, seguirá siéndolo.

- Si si, eso ya me lo dijo como quinientas veces y ya me sé el discurso. A lo que venía, como está Sansón, tuvo alguna recuperación? - le digo entrándome a donde se encuentran los perros y el señor Jorge siguiéndome.

- Sigue igual, el veterinario dijo que si sigue así, enfermará peor.

- Pobre de él, teniendo unos dueños así, cualquiera enfermaría.

- Te dejo, hay personas que atender - yo solo asiento y se va.

Sansón es un perro llegando a su etapa adulta que fue encontrado en las afueras de la ciudad en un saco que estaba colgado en un poste; según las personas, habría estado así varias semanas hasta que me atreví a ir y lo rescaté. Cuando llegó, el veterinario dijo que podría morir si no se le suministraba alimentos, ya son días que sigue sin comer y solo toma agua como puede además del suero, yo le puse su nombre ya que es un valiente que sigue luchando y tengo una corazonada que saldrá de esta.

- Hola pequeño, me han dicho que no quieres comer, eso está mal, si no comes no podrás recuperar fuerzas y no podré jugar contigo. Te entiendo, somos iguales, nuestros dueños no nos quieren y nos dejan tirados como si fuéramos una carga, pero lo importante es que siempre puedes confiar en otras personas y que de verdad te aceptan. Tú que dices?

Miro al animal y veo que mueve un poco la pata, se estira y agarra un trozo de carne molida y se lo come, me empiezo a alegrar y llamo al señor Jorge que viene casi corriendo, o como se lo permita su edad.

- Mi niña que pasó?

- Pasa que Sansón acaba de comer un poco de su carne.

- Me alegro, si sigue así muy pronto se recuperará.

- De eso estoy segura, y cuando ocurra eso lo llevaré a pasear por las calles con mi patineta - empiezo a saltar y hacer un bailecito más cómico, me despido de Sansón y me dirijo a la entrada para poder ir a mi casa.

- Hay mi niña, eres incomprendida, pero recuerda que puedes confiar en mi y en las personas que te rodean, las cosas mejorarán.

Me despido del señor Jorge, me pongo mis audífonos y empiezo a patinar por la ciudad hasta llegar a casa. Ya es casi de noche y lo que se me viene va ser peor, de eso estoy segura. Abro la puerta lo más silenciosa que puedo para que nadie se dé cuenta de mi presencia y pueda irme sin enfrentar a mi madre.

- Se te olvida que puedo oírte?

- Diablos! Me asustaste, que deseas?

- Muchas cosas, pero para empezar, dónde has estado y porqué te escapaste sin mi permiso!

- Pues si me escapé fue porque no me dejaste irme y tenía cosas que hacer, ahora el dónde me fui, eso ya lo sabes o se te olvida que me fuiste a buscar mientras estaba pintando un muro y que no parabas de gritar mi nombre como si fueras una madre preocupada por su hija? - le digo en tono sarcástico y con ademanes.

- Tu sarcasmo a otro lado, yo soy tu madre y me debes respeto, además debes de obedecerme.

- Respeto? Lamentablemente el respeto no es mutuo madre, y si quieres que te obedezca, pues sigue soñando, no lo haré hasta que me aceptes. Con tu permiso, me voy a dar una ducha, o también debo pedirte permiso para ducharme, porque yo que recuerde pago los servicios de agua, luz, internet y teléfono - y sin más, me dirijo a las gradas para subir.

- Perla, espera no hemos terminado aún, niña malcriada - escucho que grita desde el primer piso.

Alisto mi ropa de dormir y me dirijo al baño, abro la llave y me empiezo a sumergir en la cascada de agua que cae; mis lágrimas se mezclan con el agua y yo solo sigo frotando mi cuerpo con la esponja. No tengo un cuerpo de infarto, tampoco soy una cara bonita, no uso mucho maquillaje, no me visto como las chicas de mi edad y que decir de tener novio, solo soy yo y eso mi madre debe de respetarlo, al fin y al cabo soy su hija, o no?

LUNA DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora