CAPITULO 11

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PERLA

- Cariño! - grita desde la cocina Bastián.

- Si, dime!

- Ven, ayúdame!

- Ya voy! - dejo de hacer mi tarea y voy hasta la cocina.

Estos es increíble, ESTO ES UN DESASTRE TOTAL! Pero que pudo haber pasado?

- Lobito dónde estás? - lo busco con la mirada y está arrodillado detrás de la puerta como si estuviera asustado.

- Lobito, qué pasó? Por qué estás así?

- Es que olvidé apagar la cocina cuando tú me lo pediste y al momento de rescatar algo me quemé.

Me muestra su quemadura y lo hago parar para echarle agua y no sea peor. Lo llevo a la sala y lo hago sentar en el sofá, traigo el botiquín y aplico los primeros auxilios para que no se infecte, le pongo una venda y listo.

- Gracias mi Luna.

- A la próxima ten cuidado o sino avísame para hacerlo yo.

- Como tú digas mi Luna.

No aguanto más ver esos ojos fijos en mi y esos labios carnosos con su hermosa barba y lo beso, lo beso como si fuera la última vez que lo hiciera.

Últimamente tengo una atracción física pero bien intensa hacia Bastián, incluso a veces me quedo pensando y pensando todas las cosas que me gustaría hacerle cuando esté lista para pasar a la siguiente fase; no tengo idea de lo qué me pasa, yo no soy así, pero las ganas no se me quitan.

- Luna? En qué piensas? - Bastián hace desvanecer mis pensamientos pervertidos y le tomo más importancia a lo que me decía.

- Si, si, dime.

- Sabes que todo esto es tuyo, no? - me mira de manera pícara.

- Deja de hablar pendejadas, voy a arreglar el desastre que hiciste.

Me paro y él solo se ríe bajito, entro rápido a la cocina y me sirvo un vaso con agua, mi garganta se secó y mi cara está hecha un tomate; debo de parar con esos pensamientos.

Estoy limpiando cuando siento algo húmedo en mi zona, dejo de limpiar para ir al baño corriendo y comprobar que de verdad es lo que estoy pensando. En definitiva era lo que pensaba, ahora entiendo el porqué mi lívido estaba por las nubes.

Los cólicos se están haciendo presente y estoy que muero lentamente, no soporto más y me hecho en mi camita, espero se me calme un poco; ya le he gritado varias veces a Bastián y no me gusta, no quiero que se enoje conmigo por algo tan patético.

- Amor, puedo pasar? - toca la puerta Bastián de manera delicada.

- Si pasa. Disculpa, no quería ser tan cortante, no estoy enojada contigo si te lo preguntas, solo que... - mientras le hablo, él se acerca sin quitarme la mirada y acaricia mi mejilla haciéndome callar.

- No te preocupes amor, mas bien vengo a llevarte a un lugar que no sea la casa.

- No quiero salir - y me tapo con la manta que tenía y cubría para que no me entre frío.

- Nada de eso, vamos amor, quiero pasar tiempo con mi Luna y la futura madre de mis cachorros.

- Cachorros? - le pregunto mientras me siento al borde de la cama.

- Si, cuando tengamos a nuestros cachorros no podré pasar tiempo contigo - me ayuda colocándome mis zapatillas deportivas - Listo, ahora si estas lista.

Me agarra de la mano y salimos de la cabaña, quisiera llevar mi patineta pero con los ánimos que me encuentro no creo poder patinar. Parece que Bastián lo intuyó porque nos subimos al carro, sí, el de último modelo y recién salido de fábrica, eso me gusta de él, que sabe entenderme y comprenderme en momentos así.

Una vez llegamos a la plaza de la manada, Bastián me trajo algunas veces en todo este tiempo y siento que ya es como mi hogar, nos acercamos a una heladería, la señora nos atiende de manera muy amable, le pagamos por los pedidos y nos sentamos en la pileta de la plaza central.

- Amor, espérame un momento, iré a entregar algo importante y regreso.

- No hay problema, anda, no me voy a perder - y dicho eso me da un pequeño beso que lo recibo gustosa.

Estoy comiendo de mi helado mirando el agua cristalina de la pileta que cae y de las personas que pasan, muchos de ellos son parejas de todas las edades y me pongo a imaginar mi futuro con Bastián hasta que una sonrisa tonta se asoma en mis labios.

- Pero miren quien anda por aquí, nada más y nada menos que nuestra futura Luna - un grupo de chicas bien vestidas y bonitas se me acerca.

- Hola un gusto, soy Perla - le extiendo la mano a modo de saludo.

- Una pregunta, Luna, que hechizo le hiciste a nuestro alfa para que caiga redondito hacia tus pies - sus palabras destilan veneno y me hieren.

- Disculpa? No entiendo de que hablas.

- Hay por favor, quién quisiera estar contigo, tan solo mírate - me señala de arriba hacia abajo - Crees que Bastián se fijaría en ti? No eres nada, no tienes nada - habla recalcando la palabra nada y alargando la palabra - En cambio yo, tengo muchas cosas que ofrecerle y todo lo que él quiera; tu aspecto no es el de una líder, es el de una vándala.

Ella tiene razón, no tengo nada que ofrecerle, no soy nada atractiva comparada a ella; pero eso si, soy inteligente, tengo muchas habilidades, y un gran corazón, todo lo que ella no tiene. Quiero llorar, todo lo que a dicho me a afectado y más porque estoy en mis días de desangración mensual, no pienso mostrar debilidad, no enfrente de ésta arpía.

- Debes de estar tan desesperada por encontrar a un hombre, no te preocupes, sigue así y nadie querrá estar contigo; incluso si fuera hombre te detestaría y preferiría mil veces que me torturen a que estar con una persona como TÚ comprenderás. Mira, hablando del rey de Roma, el que se asoma.

Eso mujer, punto para mi, Bastián se acerca y me rodea con sus brazos.

- Amor, que está pasando?

- Nada mi lobito, solo estaba conociendo mejor a mi nueva amiga; ups, perdón, no te pregunté tu nombre; bueno no importa, ya me voy querida, cuídate.

Y sin más nos retiramos de ese grupo de serpientes destilando su veneno, le digo a Bastián que vayamos un rato al bosque ya que quiero estar un rato con la naturaleza.

- Perdona amor, no debiste de encontrarte con una situación así.

Estamos sentados en el fino pasto él detrás de mi y mirando la maravilla del panorama que tenemos al frente, el sol alumbrando los árboles y estos brillando por la luz emitida.

- No te preocupes, ellas fueron la que empezaron y sí, me siento mal por lo que me dijeron pero no voy a rebajarme a su nivel, he aprendido a valorarme y a quererme que es lo más importante.

- Serás la mejor Luna que pueda haber existido, la Diosa no se equivocó en ponerte a mi lado.

Nos miramos a los ojos y nos besamos, seguimos por un momento así hasta que ya empieza a hacer frío y tenemos que retirarnos, no sin antes sentir unos ojos que nos vigilan pero al darme vuelta no hay nada ni nadie, de seguro solo es mi imaginación y las hormonas.

LUNA DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora