CAPITULO 9

44 7 0
                                    

- Buenos días gente, que tal, cómo están?

- Todo bien hijo, más bien que tienes tú que está que te salen chispas.

- Madre querida, madre adorada, si supieras - le digo rodeándola en un abrazo por la espalda y dejando un beso en su cabeza.

- Ya pues, dinos, que nos tienes en la zozobra, o es que, ya encontraste a tu mate? - lo dice con una emoción que me contagia.

- Si! La encontré ayer.

- Y porqué no nos dijiste, dónde está ahora? - pregunta viendo por todos lados.

- Ese es el problema, ella es humana y al parecer no tiene ni idea de lo que somos.

- Tranquilo hijo, date tu tiempo, lo importante es que ya la encontraste y eso me alegra. Hay que emoción!

Desayuno con mis padres y les cuento algo más de ella. Hoy día tengo que iniciar mi plan de conquista y averiguar quién es el vampiro que se le a estado acercando.

- Alfa puedo hablar con usted un momento? - me intercepta Ethan mientras voy saliendo del campo de entrenamiento.

- Si claro, vamos a casa para poder hablar en el despacho con más comodidad.

Nos dirigimos al estacionamiento donde tengo mi carro, una vez llegamos bajamos y entramos a la casa, le pido a una sirvienta que traiga algunos aperitivos y una vez lo deja empezamos a hablar no sin antes agradecerle.

- Dígame, que lo trae por acá - me siento en mi sillón mientras él está parado frente a mi.

- Pues como sabrá, voy a ascender al trono cuando todos estos problemas terminen. El detalle es que no quiero hacerlo; verá, me fui de casa muy joven, hice mi vida en otra ciudad lejos de todo esto, conocí a varias personas y no quiero dejar esa vida que construí así por así. No se si podría comentarle a mi padre que soy incapaz de asumir el trono o cualquier otra escusa? Me haría un favor enorme.

- Me esta diciendo que conspire para que su padre no le entregue la corona?

- Prácticamente, sí.

- Y porque haría tal cosa? No somos amigos y sin contar que solo hablamos por motivos políticos, no veo el por qué debería de hacerlo.

- Tiene razón, ni sé porqué vine, lamento haberle quitado su tiempo, me retiro, hasta luego - se gira para poder salir.

- Una pregunta, en las afueras de mi territorio hay una cabaña y al parecer hay alguien viviendo; una humana, además que huele a vampiro. Sabes quién es? - lo detengo antes que pueda hacerlo.

- Por favor, no le hagan daño, ella es muy importante para mí, es una conocida y me gustaría que aparten sus narices de ella. Olvide nuestra conversación y que la humana vive ahí - se gira para poder hablarme apresuradamente y luego salir corriendo.

Creo que escuché mal o me dijo que es alguien importante para él. Salgo del despacho dando pasos largos para enfrentarlo y decirle que él es quien no debe de acercarse a mi Luna, pero no está, llego a la puerta principal y volteo a ver por todos los lados pero no lo encuentro, de seguro se fue donde ella.

Me transformo y voy corriendo a la cabaña; ella es mía, me pertenece, la Luna me la dio y se lo voy a dejar muy en claro a ese chupasangre que él no es nadie para ella.

- Perla, recoge tus cosas y a Sansón, nos vamos - le dice entrando como loco.

- Que? Por qué? Pasa algo? - pregunta mi Luna toda confundida. Ahora sé que se llama Perla, que bonito suena... No, espera, concéntrate.

- No hay tiempo para explicarlo, solo hazme caso.

Entro corriendo y me lanzo sobre él que cae de espaldas, le muestro los colmillos para que no se mueva, si lo hace lo mandaré a la otra vida, claro, si es que tiene.

- Oh Señor Dios. Santísimo Cristo Redentor - habla Perla, volteo a verla y esta con los ojos bien abiertos, nos miramos y un segundo después se encuentra en el suelo desmayada.

Me transformo en mi forma humana, la levanto y la acuesto en uno de los sillones, me tapo con una de las cortinas que encuentro ya que no alcancé para traer un conjunto. Ethan trae algodón y alcohol para poder despertarla, se le acerca un poco y yo se lo impido.

- Perla, querida, despierta por favor.

- Mmhgg. Que pasó? Espera, dónde está el lobo? - se soba su linda cabecita y recuerda lo que acaba de pasar y se sienta de golpe.

- Tranquila todo está bien.

- Estamos en peligro, no te hizo nada más el lobo? - habla mientras revisa con la mirada al vampiro, hay, como lo odio.

- Estoy bien, más bien tengo que contarte algo. Perdóname por lo que voy a decirte - y ella lo mira con más confusión.

Y es así como le cuenta lo que verdaderamente es él y lo que soy, le explica sobre nuestro mundo y algún que otro dato importante.

- Esto es... Es increíble!

- No estás asustada? - le pregunto.

- La verdad, me sorprendió pero asustada no. Mi papá desde pequeña me contaba historias sobre el mundo sobrenatural y alguna que otra aventura que tuvo, siempre creí que no era cierto pero algo en mí me decía que sí. Pienso que los verdaderos monstruos somos nosotros, los humanos, y que por eso otras criaturas místicas deben de ocultarse para poder vivir - pero que linda, hasta es valiente, no cualquiera reaccionaría así.

- Disculpa mi forma de presentarme, soy Bastián y pues... tú... eres mi Luna - me presento y le digo lo que es de mí.

- Tu qué? - me mira confundida.

- Mi Luna. Es así como la persona destinada, como tu media naranja o algo parecido.

- Estás seguro? No me estas confundiendo?

- No lo estoy, tu eres mía y así lo quiso la diosa Luna - suspiro y me siento en el sillón que está al frente, claro, intentando taparme con la cortina - Sé que es mucha información para tí y que alguien a quien recién conoces te diga estas cosas, es algo confuso, pero te estoy diciendo la verdad. Pídeme lo que quiera; si quieres que te dé tiempo, lo haré; si quieres que te dé tu espacio personal, también; todo menos que me aleje de ti, esperé casi 1000 años para poder encontrarte y ahora que te encontré no puedo dejarte ir, espere tanto este tiempo que no...

- Esta bien, pero dame tiempo para procesar todo esto y vayámonos conociéndonos, comencemos de nuevo como dos personas normales - me interrumpe ella.

- Lo que tu digas, mi Luna.

- Por cierto, soy Perla, Perla Harrison.

- Mucho gusto mi adorada y amada Perla, soy Bastián Moore.

Beso su mano y veo que tiene un leve sonrojo, sonrío y salgo de la cabaña todo feliz, me despido de mi bella dama y me dirijo a mi manada no sin antes darle una advertencia al vampiro. No quería que las cosas se presentaran de ésta manera pero bueno, como dice el refrán, al hecho, pecho; ya el tiempo dirá si hice bien o no, ahora es tiempo de darse un baño y poder ponerme un poco de ropa, hay que vergüenza.

LUNA DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora