CAPITULO 5

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- Bastián... Bastián - siento que alguien me mueve.

- Mmhgg - y me volteo para el otro lado.

- Bastián, despierta o te hecho un balde de agua fría - y esa es mi señal para despertar, me volteo y me caigo al suelo.

- Auch - me sobo mi brazo ya que me he golpeado al momento de caer.

- Vaya, ya era hora que despertaras. Báñate y cámbiate, bajas para tomar desayuno y después ir donde el Consejo - enfoco mi vista para ver quién es el que irrumpió mi adorado sueño y es mi buen amigo Gilean que está parado observándome, en eso me tira una toalla directo a la cara que logro atraparlo.

- Que hora es? - pregunto mientras me estiro y hecho mi cabello para atrás.

- Las 9:48 de la mañana. Si no venía a despertarte, seguirías durmiendo hasta mas tarde - y sale para que pueda hacer mi aseo personal.

Debe ser que estaba muy cansado, últimamente estoy ocupado en encontrar a mi mate y de ocuparme de las desapariciones que tengo ganas de dormir y no despertarme por días.

Una vez cambiado, decido bajar para poder alimentarme; de tan solo bajar la primera grada, el olor a café y panqueques recién horneados se impregnan en mis fosas nasales para luego mi estómago pedir a gritos un poco de comida.

- Veo que alguien se fue anoche y llegó tarde - me dice mi madre que está por terminar su desayuno.

- Salí un rato para estirar las patas, hace tiempo que no dejo salir a Axel y pues decidí ir al lago - me acomodo en la silla y tomo algo de fruta picada.

- Entiendo. Bueno ya que bajaste y estás tomando desayuno, te dejo. Iré a comprar algo al pueblo con mis amigas.

- Cuídate - hablo con la boca llena de la deliciosa fruta y mi madre sale del comedor.

- Cuantas veces te he dicho que no se habla con la boca llena - me dice desde la puerta principal.

- LO SIENTO! - levanto la voz para que me escuche y se va de la casa.

Termino de desayunar y nos dirigimos al Consejo, Gilean maneja mientras yo me dedico a ver por la ventana.

- Buenos días alfa, la reunión ya está por iniciar - nos recibe un brujo una vez llegamos.

- Buenos días - y nos dirigimos donde se encuentran los demás.

- Ya que todos estamos presentes, podemos iniciar la reunión.

Hablamos sobre lo que han hecho los vampiros y que rompieron el tratado de paz que teníamos.

- Pero nosotros no los hemos atacado - habla el rey de los vampiros, Franz.

- Y entonces quién fue? No creo que por arte de magia desaparezcan como si nada.

- Se los juro, nosotros también hemos sido atacados, varios de nuestros guardias se les ha encontrado a las afueras de nuestro territorio con mordeduras en el cuello.

- Pero nosotros ni nos hemos acercado a sus territorios - les digo lo más calmado posible antes que me abalancé contra el chupasangre que está frente a mi.

- Hay alguien que está tratando de romper los tratados que tenemos y nos está atacando, destruyendo consigo la paz que tenemos. No sabemos quién es pero esto no quedará impune y una vez lo tengamos al frente de nosotros lo castigaremos; por el momento deben de aumentar la seguridad en sus terrenos. Eso sería todo, pueden irse - habla uno de los ancianos dictando su decisión.

- Y que; nos quedamos sentados hasta que ocurra algo peor? No creo que sea lo correcto, debe haber algo más que podamos hacer - me altero y les hablo casi gritando a los ancianos.

- Entonces qué propones; pelear entre nosotros no solucionará nada, regrese a su manada jóven alfa y dedíquese a gobernar y encontrar a su mate que nosotros nos encargaremos del resto - solo eso basta para que mis ojos se vuelvan de un color ámbar indicando que Axel quiere tomar el control.

- Amigo, es mejor irnos - Gilean me agarra del hombro y mis ojos vuelven a su color natural.

Al parecer el mundo sobrenatural es más decadente comparado al mundo humano y me refiero a lo político porque en sí, nosotros somos mejores en otros aspectos; salimos y me encuentro con Franz, él está igual o peor que yo y piensa que nosotros los hemos atacado cuando no es verdad.

- Franz, podemos hablar?

- Claro - nos apartamos a un lugar algo más privado y lejos de los oídos ajenos.

- Lamento mucho lo de tus hombres muertos pero te puedo dar mi palabra que nosotros no hemos sido, he estado al tanto de mi manada desde el exterior y no hubo un solo soldado que se revelara.

- Bastián, todavía eres joven, debes de entender que cosas como estas pasan y claro que sé que no fuiste tú, no tendrías motivos para atacarnos y menos después de volver a tu manada. Gracias por preocuparte por mi gente, lo mismo para ti, espero puedan encontrar a las mujeres que se llevaron.

- Gracias por los buenos deseos. Me tengo que ir.

Y me despido de Franz, él es un hombre de unos 5000 años de edad, aunque parece de unos 50. Mis padres lo conocieron en el campo de batalla y unieron fuerzas para poder desterrar a los rebeldes, luego de una gloriosa victoria firmaron un tratado de paz y desde entonces tenemos contacto sólo para tratar problemas políticos y sociales. No somos amigos íntimos como para salir y jugar como si nada, pero llevamos la fiesta en paz para poder proteger a nuestros habitantes y no iniciar otra guerra.

- Se supone que teníamos que llevar buenas noticias, hemos perdido el tiempo - le digo a Gilean que está manejando de vuelta a la manada.

- Debes calmarte, los ancianos sabrán lo que hacen, pero no podemos bajar la guardia.

- Indícales a los soldados que aumenten la seguridad en los alrededores y que el entrenamiento se intensifique, no podemos darnos el lujo de perder a más gente.

Solo asiente y quedamos en silencio todo el camino restante. Bajamos del carro y Gilean va hacer lo que le pedí, yo me adentro a la casa y veo a mis padres sentados en el sofá de la sala, mamá leyendo un libro y papá revisando algunas cuentas que imagino son de la empresa; me les acerco, los saludo con un beso y les comunico lo que se habló en la reunión además de las decisiones que se tomarán de ahora en adelante en la manada. Ellos solo me brindan su apoyo y que cualquier cosa que ocurra puedo contar con ellos, los abrazo y me dirijo al despacho para hundirme en los papeles de la manada y otros de la empresa.

LUNA DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora