Capítulo 31

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Me aferro a las sábanas con fuerza y corto mis gemidos uniendo mi boca al colchón, se hunde en mí con tanta fuerza que temo que pueda romperme, y si lo hiciera, moriría como todos piensan que soy, la puta de todos. Sus manos apresan mis caderas obligándome a que mantenga mi posición, una posición en la que mi trasero está expuesto a él por completo. Pienso en que debía ser diferente, cada parte de mi vida pudo haber sido diferente. Y yo lo arruine, no Tayuya y sus amigas, o Naruto, yo lo arruine. ¿Por qué cuidar un cuerpo que lo
destruyo todo?

Me estimula haciendo que mi mente viaje a la deriva, que mi cuerpo caiga y después se levante y vuele a lo más alto, su falo entrando una y otra vez dentro de mí. Escucho unos leves gruñidos de su parte y después sus fluidos llenarme al compás del agitado movimiento de su falo.

Me suelta y caigo por completo en el colchón, mi respiración agitada, mi cuerpo débil y cada centímetro de mi piel pidiendo a gritos que se quede conmigo.

Lo veo, él se acomoda su pantalón que al parecer no se lo retiro por completo.

— ¿Te cuidas con algo?

Niego con la cabeza.

— Te traeré la pastilla más tarde. No salgas.

Me reincorporo hasta sentarme en la cama solo para ver como cierra la puerta con ímpetu.

Está bien, es lo que quería, él es así, Itachi me lo advirtió.

......

Estoy sentada en el comedor, con el plato de ensalada frente a mí, incapaz de comerlo, suelo sentarme sola los días viernes, ya que Menma suele demorarse mientras se ducha después de la clase de atletismo. Él se sienta frente a mí y soy incapaz de ver sus ojos negros.

— ¿Quién te golpeó? —su voz me causa tensión, y una presión situándose en mi espalda.

— Una de las amigas de Tayuya.

— Si querías a Naruto debiste quedarte, y empezar algo con él.

— ¿Así de fácil? —Interrogue enfrentandome a sus orbes. Me arrepenti al instante, él me esta mirando con tranquilidad.

— Hinata es una heredera, Hiashi no dejaria que ellos se casaran. ¿Y yo? ¿Qué esperabas? Me hubieras perdido, pero te quedabas con él que querías.

— Fue un maldito error —Dije viendo su rostro— Yo te amaba.

— ¿Amor? — Él sonríe sorprendiéndome— Teníamos quince años ¿Qué mierda podíamos saber del amor? Pensabas que estaríamos juntos del instituto y luego te casarias conmigo. Que estupidez.

Sus facciones se endurecen, aún así el continúa sosteniendo una sonrisa de medio lado.

— Sasuke cuando estaba somnolienta en casa de tu hermano, recuerdo verte desde la entrada ¿Qué decías?

— Que él no es apto para cuidarte.

— No lo es —Murmure hablando más para mí, que para él— ¿Me odias? —lo interrogue mirando fijo sus ojos negros.

— No —Él responde con simpleza— Quiero hacerlo, en verdad quiero hacerlo, es solo que no puedo. —Mi corazón late afanoso, y él bebe un poco de su soda con calma.— Quizás debimos huir cuando lo propusiste— Una sonrisa ligera se sitúa en su rostro, quizás se refiere a que así Naruto no hubiera tenido la sobredosis, y a mi no me habrían dejado un ojo morado.

— El pasado ya no existe —Dije con pesar, sintiendo dolor por haber perdido a Sasuke, por tener que enfrentarlo después de lo hice, y sus palabras, estoy segura que lo único que intenta es no causarme más heridas de las que ya tengo.

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