Capítulo 38

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A pesar de dormir en compañía de Sasuke no logré conciliar el sueño, follamos un par de veces más y nos dejamos ir entre el silencio de quizás el sentimiento de culpabilidad que después nos cubrió con su manta invisible por lo que hicimos. Todo fue mágico, como si por esas horas hubiera vuelto a la época en que éramos novios, y ansiaba de una forma que en ese tiempo temía mucho, entregarme a él, pero en aquellos días soñaba con eso, el momento en que finalmente nos convirtiéramos en uno y nuestros lazos se hicieran más fuertes. Cuando mi reloj marcó las siete de la mañana me dirijo a la otra habitación, Sasuke duerme profundo, me duche, cambié y sentí como si la primera vez que estuve con Naruto se repitiera. Observo fijo la maleta pensando en huir como aquella vez ¿Dónde iría? ¿Cuánto tiempo duraría sola? ¿Estoy lista para morir? Porque estoy segura de que eso es lo encontraré al marcharme.

Coloque algo de ropa en una de mis mochilas y salgo de aquel apartamento, mientras observo por la ventana del taxi la cantidad de edificios y autos en la autopista pienso con pesar que no tengo una amiga a la cual acudir, perdí a Hinata, Ino me odia y Temari, supongo que ella también me detesta por lo que le hice a Hinata.

El taxi se detiene en la mansión de los Uzumaki y el guardia al reconocerme deja que el auto avance, le envió un mensaje a Menma diciéndole que he llegado. Menma me recibe en la entrada.

— Kushina no está, se fue de viaje con Ino.

— ¿Puedo quedarme a dormir aquí un par de días?

— Sakura esta también es tu casa.

— Gracias, Menma.

— Tengo entrenamiento en un par de horas ¿Estarás bien sola?

Su pregunta me sorprende un poco, me vi apenas en el espejo antes de salir del apartamento, pero lo suficiente para percatarme de las ojeras en mi rostro.

— Si, estoy bien.

Me dirijo a las escaleras y él va a la cocina.

— Hay comida en la cocina, baja cuando quieras desayunar.

Al entrar en aquella habitación ahora vacía con sábanas limpias y olor a lavanda dejo la mochila sobre el sofá y caigo en la cama. Mi cuerpo aún recuerda las manos de Sasuke, el orgasmo y sus besos. Cierro mis párpados con fuerza. Está bien, es lo que quería, que duela.

***

Me asome con cuidado en el salón de la planta baja que utilizan como gimnasio, hay nuevas máquinas y barras de metal donde Naruto se encuentra haciendo rehabilitación, da pasos temblorosos mientras sus manos se sujetan de la barra y una mujer se encuentra frente a él animándolo a continuar. Se ve bastante joven, tiene el cabello de un rubio claro que lo amarra en una coleta y aun así llega hasta su cadera, es algo parecida a Hinata, pechos grandes y cintura pequeña, lleva uniforme, un pantalón celeste y blusa del mismo color, ambos bastante ceñidos a su cuerpo. Naruto se hizo hacia adelante como si hubiera tropezado y ella se apresuró en sujetarlo.

— Está bien, lo has hecho muy bien hoy, descansemos.

Los ojos de azules del rubio hacen contactos con los míos y me avergüenzo porque parece que los estoy espiando. Ingrese despacio mientras él es ayudado por ella a llegar a su silla de ruedas.

— Ella es Sakura, mi media hermana — me presenta Naruto haciendo que me sienta algo incomoda.

— Mucho gusto, soy Shion, la fisioterapeuta de Naruto — bese su mejilla correspondiendo al saludo.

— Vi que estas progresando, pronto volverás a caminar — me percaté de que frunció el entrecejo, no debí decir eso, estoy segura de que lo escucha a diario y debe estar cansado de oir lo mismo.

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