Capítulo 33

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Luke

Owen se despidió de Alessa diciéndole que no se metiera en problemas y que la próxima vez que llamara para pedirle favores, que le cobraría todos los favores sexuales que le debía. Alessa sonrió para después poner cara plana y golpearle en el hombro. Se dieron un abrazo y luego me tendió el puño como despedida, el cual choqué por primera vez. Y se fue.

Subimos hasta mi habitación, y justo iba a besar a Alessa cuando nos detuvimos al ver a mis madres dentro de la habitación.

—¡Hijo! —mi madre se detuvo de revisar mi mesita de noche para mirarme, para mirarnos. Los condones en sus manos—. ¡¿Qué significa esto?!

Miró nuestras manos y luego sus ojos furiosos se posaron en los míos.

—Delia... —dijo mi padre con su voz grave.

Solté a Alessa y me adelanté para quitárselos.

—Son condones, mamá —dije tomándolos y doblándolos para meterlos a mis bolsillos.

—¡¿Es eso lo que pasas haciendo aquí?! —agregó mi madre cerrando la gaveta con mucha fuerza.

—Querida, es hora de irnos —dijo mi padre incorporándose de la cama y tomando mis maletas.

—¡John, dile algo a tu hijo!

—Me alegro de que se protejan —dijo mi padre adelantándose a mí y apretando mi hombro.

—¡John! —exclamó mi madre enfurruñada—. ¡Hablaremos en casa, jovencito!

Mi madre tomó la maleta pequeña de la cama y salió pasando al lado de Alessa mirándola molesta.

—Adiós, señora y señor Hessler —musitó Alessa con expresión incómoda.

—Adiós, Alessa, cuídate —dijo mi padre arrastrando las maletas siguiendo a mi madre.

Solté la respiración por la boca y a pesar de que tenía una mueca de disgusto, me deshice de ella y me acerqué a Alessa sonriéndole.

—Tu madre me ama —dijo abriendo los brazos para recibirme.

Coloqué un dedo sobre mis labios para hacerla callar.

—Ella puede escucharnos, y puede escucharme decir que esos siete condones no serán ni testigos de lo que pasará cuando te vuelva a ver.

Me dio un leve manotazo en el pecho y tomé los lados de su pequeña y hermosa cara para inclinarme hasta besarla.

—Te amo —susurré en su oído al abrazarla tan fuerte deseando no irme.

—Te amo más —musitó apretándome a ella.

Nos tomamos de la mano y salimos por el pasillo, bajamos las escaleras y encontramos a mis padres en el acceso del edificio esperándome. Ellos guiaron el camino haciéndonos ir tras ellos. Nunca solté a Alessa. Sabía que a mi madre no le parecía nuestra relación porque ella decía que Alessa no era para mí, que no era como «nosotros», que ella no pertenecía a «nuestro mundo».

Cuando llegamos a donde mi padre había aparcado el pick up, subí las maletas a la cama y me acerqué a Alessa que se había quedado a algunos metros de mis padres como si mi madre tomaría una de las maletas y se la lanzaría en cuanto me diera la espalda.

—¿Me llamaras cuando vengan a por ti? —le coloqué uno de sus mechones negros tras la oreja.

—Sí, y también cuando llegue a casa, a menos de que sean las tres de la mañana de aquí o allá —sonrió.

—Okey —musité. Tomé una respiración y la besé—. Te amo, te adoro, te quiero.

—Son muchos te-te-te —se balanceó sobre sus pies—, pero también te amodoroquiero.

Resoplé una sonrisita y asintiendo dije—: Te amodoroquiero.

Nos besamos una vez más y luego caminé hasta subir al pick up mientras mi madre me miraba como si quisiera sacarle el cinturón a mi padre y agarrarme a latigazos.

Alessa no llamó cuando llegaron a por ella a Pacific, pero mandó un mensaje diciendo que estaba por subir al avión. Me había despedido de ella al medio día, y eran las cinco de la tarde.

Desperté a las nueve de la mañana, era sábado y mi padre ya no estaba en casa. Me acerqué a la cocina para beber agua y mi madre me interceptó después de dar el primer trago.

—¿Cómo puedes ser tan inconsciente? —dijo cruzándose de brazos. Su cabello estaba enmarañado porque no había tomado una ducha, seguro porque había estado esperando que me levantara para esto—. Yo no te crie para que fueras así.

Bebí otro trago y dejé el vaso sobre el desayunador.

—Mamá —suavicé—, inconsciente sería no usar condón.

—¿Qué si se rompe o qué se yo? Y si se embaraza, ¿qué? ¡Solo tienes dieciocho años, Luke!

Tomé una respiración mordiéndome la lengua para no decir nada que aumentara su histeria.

—Mamá...

—Mamá nada, Luke —me miró molesta y angustiada—, ¿Qué si te atrapan? ¿Vas a echarlo a perder todo por esa niña rica?

Cerré los ojos. Tomé una respiración y la miré. Quería decirle que se fuera al diablo, pero era mi madre. Tomé el vaso y tragué el resto de agua para quitar las palabras hechas nudo en la garganta.

—¡Responde, Luke! —me siguió cuando decidí irme a mi cama.

—¡Ya, mamá! —me volví—. Es cierto, hemos podido joderlo, pero no ha sucedido. Y te agradecería que al menos saludaras a Alessa la próxima vez, ya que no te gustan nuestras prácticas. —Y entonces mi móvil sonó. Lo tomé de mi cómoda y vi la llamada entrante de Alessa—. ¡Oh, mira! ¡Es ella! ¿Vas a saludarla?

—¡Niño insolente! —soltó dándose media vuelta regresando a la cocina.  

~~EN~~

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