Capítulo 61

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Luke

No fue difícil hablarle a Alessa sobre qué ocurrió en aquel semestre. Universidad englobaba trabajos, actividades, reuniones, materias crueles, docentes inhumanos y montón de montones de estrés. Además de mi compañero alcohólico de habitación con el que nos embriagábamos demasiado después de los parciales. También saqué a la luz los sentimientos que llegué a experimentar estando tan cerca de Lisa, y esa atracción que incluso en el presente se me hacía difícil controlar teniendo en cuenta que Alessa estaba lejos.

Alessa quería sinceridad y eso le di. Y como dije antes, no fue difícil. Lo difícil era verla llorar, ver que mi sinceridad la hacía sentirse mal. Eso era difícil

—¿Te acostaste con ella?

—¿Es eso lo que te importa? —Sentí calor en la espalda. Alessa me miró ceñuda—. Lo siento, no quise ser brusco.

Se frotó las mejillas y se cruzó de brazos sobre la mesa. Los postres dejaron de verse apetitosos.

—No me acosté con Lisa ni me he acostado con nadie más. —Apreté los labios—. Te extraño, Alessa.

Me miró a través de sus pestañas roseadas de sus lágrimas.

—Yo también te extraño, Luke —susurró.

Ambos respiramos, quizá no lo habíamos hecho desde que entramos en la cafetería. Tomé la tasa de mi café ya frio y bebí un sorbo intentando deshacer el nudo en la garganta.

—Voy a quedarme en Japón, Luke.

—No quiero pensar que esta es tu forma de terminar nuestra relación —me aventuré a decir.

Alessa cerró los labios. Sacó unos billetes de su bolsillo y los dejó en la mesa. Esa acción me regresó a la vida real. La seguí fuera de la cafetería donde el frio se me coló hasta los huesos.

Caminamos en silencio por las aceras hasta la plaza del edificio. Alessa se detuvo y se volvió para mirarme.

—Voy a firmar por un año en Tazu —dijo mientras se quitaba un mechón de cabello que voló hasta su cara—. Es lo mejor.

—¿Para ti o para ambos?

—Para ambos, Luke.

—¿Para ambos? —resoplé en una sonrisa desganada—. ¿Siquiera te escuchas? No enviaste de nuevo tu solicitud a Queensland, no estás haciendo lo que dijiste qué harías, Alessa.

—Estas sonando con mis padres —dijo mirándome condescendiente.

—Yo... —me sentí acorralado—, solo quiero lo mejor para ti.

—Entonces, déjame descubrir qué es, Luke.

Asentí cabizbajo. Alessa tenía razón. Y no quería ser yo quien se lo quitara. Nos quedamos en silencio y quietos hasta que ella se abalanzó y unió nuestros labios.

—No me olvides —susurró sobre mis labios y con lágrimas encontrando sus pómulos—. Solo prométeme que no me olvidarás.

—Jamás lo haría —deslicé mis dedos sobre sus lágrimas—. Jamás lo haré, mi Lessa.

Asintió temblando y me dejó sediento de ella.

—Tengo que regresar —hizo un ademán hacia el edificio.

—Okey —susurré asintiendo—. Te llamaré.

Me miró a los ojos y se volvió para caminar al edificio hasta desaparecer entre las puertas.

Me quedé mirando el camino invisible que había dejado tras ella, quería seguirla, quedarme junto a ella, sentirla a mi lado tan cerca como lo habíamos estado. Me quedé tanto que mis dedos y orejas se helaron. Tomé una bocanada de aire y regresé a Australia.


—¿Solo? ¿En serio? —me miró Calder ceñudo—. ¿Al menos la viste? ¿Está viva?

Alcé una ceja y seguí engrasando mi bicicleta.

—¿Esas palabras vienen de ti o de alguien más? —curioseé.

—Son de Owen —puso los ojos en blanco—. No me mal intérpretes, Alessa es mi amiga, pero Owen es incansable.

—Y, ¿desde cuándo eres amigo de Owen? —lo miré mientras me limpiaba los dedos.

—No somos amigos —hizo una mueca—, me lo encontré mientras compraba comida rápida y me preguntó sobre Alessa como si yo supiera de ella. Terminé contándole sobre tu viaje inesperado a Japón tratando de hacerla entrar en razón. Se me hace que Owen está enamorado de tu Lessa.

—¿Enamorado?

—¿Dije otra cosa?

Fruncí la nariz y seguí limpiando la bicicleta.

—¿Esta bien? —interrumpió Calder nuestro silencio.

—Esta mas delgada —golpeé el trapo para quitarle el polvo—. Esta bien.

—¿Volverá algún día?

Entonces me detuve. Miré a mi amigo y solté la respiración.

—Si ella no regresa, seré yo quien vaya tras ella. 

ENTRE NUBESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora