Extra 4

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4. La familia Becket 

Elizabeth

El tiempo se paso demasiado rápido, Aaron se graduó en diciembre y obviamente Aedan y yo teníamos que estar ahí, él apenas tenia dos meses así que fuimos muy cuidadosos con que casi ninguna persona se le acercara ya que tenia miedo de que se pusiera enfermar. 

Esa vez, le había puesto un mameluco de peluche color café, Aedan había heredado mis ojos pero él los tenia un poco más oscuros, e igual había heredado ese pelo oscuro de Aaron ya que se empezaba a desprender su pelo y este era oscuro como el de Aaron. 

Y como se veía hermoso Aedan, Aaron lo estuvo presumiendo con todos y diciendo que era el bebé más hermoso y que él lo había hecho.

Después de eso, nos fuimos a comer todos a un restaurante donde se durmió Aedan y Aaron lo cargo con felicidad, él le hablaba pero como Aedan todavía era un bebé de dos meses, no les respondía.

Aaron consiguió rápido trabajo gracias a su profesor y lo bueno es que era cerca de la casa, los meses pasaron, Aedan dijo su primera palabra a los siete meses y fue mamá, empezó a gatear a los ocho meses y a los diez meses empezó a caminar aunque todavía se caía un poco, los dos meses pasaron hasta llegar a el primer año de Aedan el cual lo festejamos en nuestra casa, vinieron todos incluido Karl, los amigos de Aaron. 

Globos rojos, verdes y azules decoraban el jardín trasero en forma recta, en su fiesta Aaron dijo que hiciéramos hamburguesas de colores y eso hicimos, hamburguesas con dos tonos diferentes: Azules y rojas, las papas fritas fueron normales y claro que a Aedan le prepare su comida diferente a los demás ya que apenas tenia un añito. 

Al año con dos meses, él empezó a caminar un poco mejor y me daba ternura como caminaba en la cama. 

Ahora Aedan tenia un año con cuatro meses, estábamos en febrero y el cumpleaños de Aaron había sido hace dos semanas, le habíamos pedido a mi hermano que si nos cuidaba a Aedan y él acepto porque sabia que iba a llevar a Aaron a celebrar su cumpleaños.

Aedan estaba ya en la cama sentado y jugando con un juguete que era como si fuera un auto, tenia el volante, la palanca y unos cuantos botones, le había puesto un mameluco sin gorra que era gris con puntos blancos en forma vertical. 

En cambio yo, estaba acomodando la ropa de Aedan ya que lo iba a bañar. 

—¿Dónde esta mi campeón? —escucho que dice Aaron entrando a el cuarto. 

Aedan lo voltea a ver y abre los brazos, mi esposo va con él y lo agarra para cargarlo. 

—¿Cómo te has sentido? —me pregunta después de darle dos vueltas por el aire a Aedan

—Bien, no te preocupes 

—¿Cómo se ha sentido tu mamá, Aedan? 

Él solo parpadea pero no dice nada, Aaron lo deja donde antes estaba y Aedan se pone a jugar moviendo la palanca o el volante. 

—Yo insisto Elizabeth, tenemos que ir a el doctor 

—Solo me ha dolido la cabeza una vez Aaron, no exageres... —él me mira con una ceja alzada y yo me pongo nerviosa—bueno también vomite una vez 

—Tenemos que ir al doctor 

—Aaron, tranquilo, no es nada grave 

—¿Ah no?, claro como es muy común que vomites 

—No, no es común e incluso las únicas veces que he vomitado fueron cuando estaba...

Embarazada 

El amor tiene consecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora