•Capitulo 22•

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Ahora si se viene lo chido, los que ya leyeron esta historia ya saben que es lo que pasa xd..
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Ignoró los gritos de Jennie al pasar por su lado y comenzó a pasar por los pasillos, que estaban vacíos, ya que los alumnos seguían en clases.

-¡Manoban! -gritó por séptima vez la castaña y Lisa suspiró.
Se detuvo fastidiada y volteó a encararla. Jennie caminaba firmemente hacia ella, con el cabello mojado y una chaqueta ancha que había conseguido de secretaría. Ya no llevaba maquillaje y su cabello estaba revuelto. En estos momentos, natural y enfadada, era cuando Lisa la encontraba más sexy que otras veces, y se odiaba a si misma por ello.

-¿Qué quieres? -preguntó cruzándose de brazos, ignorando las ganas que tenía de recorrer a la castaña con las manos.
Jennie se detuvo y la observó enojada, colocó las manos en su cadera y levanto la barbilla, altiva.

-¿Cómo es eso que detestas a las coreanas ricachonas?

-Las odio y todo se debe a ti, eres insoportable -le contestó, alzando una ceja y logrando irritar más a la castaña-. A veces me pregunto cómo te puede soportar tu novio, luego recuerdo que tiene el cerebro de un mono y tiene sentido.

(Punto para Manoban)

-Mi novio es más inteligente que tu y besa increíble, comparado con lo que seguramente son tus besos. Te apuesto a que sólo te has besado con tu mamá -sonrió hipócritamente, logrando enfurecer a Lisa.

-¿No escuchaste? ¿O prefieres preguntar a Sana? Mis besos son el cielo - dijo apretando los puños, mientras se acercaba a la castaña, Jennie también se acercó, mientras sonreía cínicamente.

-Ja, ¿Acaso intentas provocarme, fenómeno? Porque te digo de una vez, no funciona -estaban muy cerca de la otra, Lisa podía sentir su aliento cálido en el rostro.

-¿Provocarte? No hace falta, ya sé que te mueres por un beso -no sabía de donde le venía toda aquella valentía, pero se sentía invencible, comenzó a hacer retroceder a la castaña, mientras esta miraba a los lados, nerviosa.

-Ya quisieras tú -comentó, aun firme. Sintió los casilleros en su espalda, Lisa la había acorralado.

Jennie clavó sus ojos en los de ella y observó esa mirada que tanto le atraía y a la vez tanto le asustaba. Lisa sintió su corazón latir con fuerza, pero eso no impidió que sonriera burlonamente y acercara el rostro al de su chica.

-Yo beso miles de veces mejor que tu noviecito -dijo sintiendo la respiración caliente de Jennie quemarle los labios, sus frentes estaban casi rozándose.

-Los besos de mi novio son... increíbles -afirmó, pero Lisa podía jurar que respiraba entrecortadamente, los ojos de la rubia bajaron hasta los labios de Jennie y volvieron a verla.

Se acercó más, haciendo que sus narices chocaran y sus frentes se juntaran, deseaba tanto besarla.

Colocó las manos a cada lado del cuerpo de Jennie y notó con gran satisfacción cómo la castaña la miraba fijamente a los ojos, pestañeando, sin hacer nada para apartarla.

-Mis besos podrían dejarte loca -susurró en su oído y creyó haber escuchado a Jennie suspirar suavemente, rio para si misma mientras sus labios rozaban la mejilla de la castaña-. Al final, terminarás completamente enamorada de mí.

-Te-te equivocas... la que s-se enamorara de mi... serás tú -contraatacó la castaña, tragando en seco mientras Lisa cepillaba sus labios con los suyos, sentía su piel ardiente y el corazón latiendo como loco en el pecho-. No lo hagas -la retó, aun sin apartarse, eso fue una invitación para Lisa, que no podía controlarse más.

Rivales-JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora