•Capitulo 27•

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Al día siguiente, Lisa entró a la escuela un poco más relajada, llevaba unos shorts negros y una camiseta gris de manga corta, era lo más cómodo que había encontrado en su armario.

Su cabello estaba suelto y entrelazaba su brazo con el de Sana. Sus amigas le habían dado más confianza, hablaban con Rosé y Hani sobre salir al cine la próxima semana, eso hasta que el grupito de plásticas se colocó justo frente a ellas.

-Hola, a mis frikis favoritas -dijo Dahyun abriendo los brazos, mientras intentaba buscar los ojos de Sana, pero ella solo miraba al suelo.

-¿Qué quieren? -preguntó Rosé, fastidiada.
Lisa miró a Jennie brevemente, vestía una falda rosa palo y una camiseta que dejaba ver su abdomen, con unas zapatillas a conjunto.

Tan linda que dolía.

Sus ojos se encontraron y Lisa apartó rápidamente la mirada, aún sentía el agua sucia en su garganta.

-No se alboroten, yo solo quería hablar con Manoban un momento -dijo la castaña, capturando la atención de todas.

Sus tres amigas reaccionaron rápido: Hani reprimió una sonrisa y apretó los puños para no saltar de la emoción; Sana abrió mucho los ojos y Rosé dio un paso al frente, con actitud protectora.

-Yo no quiero hablar -rebatió Lisa y vio un brillo de tristeza en los ojos chocolate, eso la debilitó.

-Pues debes hacerlo, así que vamos -le dijo, ahora más firme, mientras la tomaba por la muñeca y la jalaba fuera del grupo.

Lisa les hizo señas a sus amigas para que no las siguieran, Jennie la llevó hasta una esquina junto a los casilleros y comenzó a hablar torpemente, mirándose los pies.

-Ayer... ayer me ignoraste -dijo como una afirmación, sin levantar la mirada del suelo.

-Sí, ¿y? -intentó hacerse la indiferente, pero no le salió muy bien. Los cachetitos tristes de la castaña eran su debilidad.
-Nada, olvídalo -dijo un poco molesta, pero después comenzó a jugar con sus manos-. Nosotras... bueno, debemos terminar el ensayo... y podríamos hacerlo esta tarde, en mi casa.

Lisa abrió los ojos, ¿La estaba invitando a su casa? ¿Estaba soñando? Oh, en su casa... ellas podrían... ¡Para ya, Lisa!
-¿T-tu ca-casa? -preguntó como una tonta y Jennie la miró como tal.

-Sí. Mi casa, Lisa -dijo y Lisa se sonrojó.

-Me... me has vuelto a llamar por mi nombre -murmuró.
Jennie rodó los ojos, aunque sus mejillas también estaban ligeramente ruborizadas.

-¿Vas a venir o no? -preguntó impaciente, Lisa pareció dudar.

-Yo, bueno... -comenzó a plantearse seriamente lo que Taehyung le había advertido, pero después su curiosidad por conocer el hogar de la castaña también parecía hacerla dudar.

-¿Sabes qué? Me da igual, el trabajo cuenta mucha nota, a la salida te vienes conmigo, fenómeno -zanjó, dándose la vuelta y volviendo con sus amigas.

Lisa no pudo decir nada, tendría que ir y ya. Durante el resto del día, estuvo muy nerviosa, pero no dijo nada a sus amigas, ya que seguramente empezarían a delirar y a obligarle a no ir. Solo Sana lo supo, -ya que la pequeña japonesa amenazó con decirle a Rosé- pero Lisa consiguió convencerla para que no se lo impidiera. En la hora de la salida, las tres chicas se despidieron de ella, no sin antes recibir un guiño de Sana, sus altibajos en el amor no habían hecho más que fortalecer su amistad.

Cuando sus amigas se fueron, Lisa intentó buscar a Jennie sin encontrarse con Taehyung. Fue fácil, ya que a comparación con el año pasado, casi no se les veía juntos.
Cuando estaba más alerta, sintió a alguien tocándole el hombro y dio un brinco, asustada, y al voltear se encontró a la castaña.

Rivales-JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora