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𝟏𝟗 𝐝𝐞 𝐚𝐛𝐫𝐢𝐥 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟏.
𝐌𝐨𝐧𝐭𝐞𝐜𝐚𝐫𝐥𝐨, 𝐌𝐨𝐧𝐚𝐜𝐨.
—¡Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz, que los cumplas querida Julie, que los cumplas feliz! —cantan Isabelle, Arthur y Pascale entrando a su habitación con un pequeño pastel entre sus manos.
—Dios, estoy tan horrible. —murmura la chica, pero igualmente dibuja su mejor sonrisa en su cara.
—¡Pide tres deseos, Ju! —dice Arthur mirándola con una sonrisa.
Ser feliz.
Que Charles sea feliz.
Y, en lo posible, juntos.
—Feliz cumpleaños, cariño mío. —su madre deja un beso en su frente y la mira con esa mirada.
La mirada llena de orgullo que tanto la hacía emocionar.
—Mami, no me mires así que voy a llorar. —murmura la castaña mientras se limpia las lágrimas rebeldes que se resbalan de sus ojos.
—Te he traído un pequeño regalo. —dice entregándole una pequeña caja.
—Sabes que no hacía falta.
—Si que lo hacía, sí. Ábrelo.
Las manos temblorosas de Julie desatan el pequeño nudo que tan prolijamente estaba hecho y abre la caja, dejando su corazón paralizado por algunos minutos al ver lo que contenía.
Un cuadro con una foto de ella con su papá.
—Tu padre solía mirarla todo el tiempo, le encantaba. —Arthur se sienta al lado de la chica y apoya su cabeza en el hombro de ella, mientras dirige su mirada a la foto.
Julie se ve muy pequeña, su mejilla está apoyada sobre el hombro derecho de su papá mientras que él besa su cabeza. Aquellos ojos azules de la castaña están cerrados pero tiene una sonrisa plasmada en el rostro.
Paz.
Eso era lo que le trasmitía.
Y eso era lo que había perdido desde el momento en el que él había partido.
—Mi regalo no es tan lindo, pero aun así... —se atreve a hablar el menor de los Leclerc, mientras extiende una pequeña cajita que la chica toma entre sus manos.
