20 | 𝐬𝐩𝐞𝐚𝐤 𝐧𝐨𝐰.

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𝟏𝟎 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟐.

𝐌𝐨𝐧𝐭𝐞𝐜𝐚𝐫𝐥𝐨, 𝐌𝐨𝐧𝐚𝐜𝐨.





Charles llega a la iglesia 15 minutos más tarde de lo pactado y, bajo la atenta mirada de todos los presentes, corre por el pasillo para llegar al altar.

Anna lo mira con el ceño fruncido, pero él le regala una sonrisa que logra tranquilizarla y relajar sus expresiones. Mientras que Julie mantiene sus ojos en él, como si fuera el único hombre en el mundo.

Para ella, realmente, lo es.

Todo estaba sucediendo al revés. Se suponía que Anna debía llegar más tarde que Charles. No él. Pero ya daba igual. Estaba demasiado al límite.

—Creo que al final si pasará. —murmura Arthur por lo bajo y escucha a la castaña suspirar.

Julie sostiene la mano del menor y la aprieta fuerte. Para Arthur es como estar viviendo una pesadilla. Ama a Charles y a Julie como si ambos fuesen sus hermanos, y todo lo que ocurre le duele de otra forma. No tanto como a Julie y a Charles, pero no es ajeno al dolor.

La ceremonia transcurre bastante rápido, las palabras resultan un tanto interminables y a Julie y a Arthur no les puede importar menos lo que dice aquel sacerdote, hasta que de un momento a otro dice aquellas palabras mágicas que parecen activar los 5 sentidos de aquellos dos chicos escondidos:

—Quien tenga algo para decir, que hable ahora o calle para siempre.

De repente, se forma un silencio ensordecedor que la ojiazul no soporta.

—Julie... —insiste Arthur, sosteniendo la mano temblorosa de la castaña entre las suyas.

En un dejo de desesperación y sin pensarlo, Julie corre aquella cortina enorme y pesada y, de un segundo a otro, todos los ojos están sobre ella. No sabe bien qué decir o qué hacer, jamás en su vida se hubiera imaginado en esa situación y tenía demasiada vergüenza. Pero aquel brillo en los ojos de su madre y de Pascale la incitaban a hacer lo correcto.

Todos se ven horrorizados, pero Julie solamente mantiene su mirada en los ojos de Charles, que la mira como si ella fuera la única persona en la habitación. Pierre se pone de pie pero, automáticamente, la chica a su lado lo vuelve a sentar. El francés no puede esconder su sonrisa, aunque trata de camuflarla porque la abuela de Anna lo mira con enojo.

No soy el tipo de chica que debería interrumpir una boda. Pero tú no eres el tipo de chico que debería estar casándose con la chica equivocada.

Arthur sale de su escondite y se para al lado de su amiga, sosteniendo sus hombros. Teme que le agarre un ataque de nervios y se desmaye, o algo por el estilo, mientras que Charles sonríe de costado pero borra esa pequeña mueca al encontrarse con la mirada de Anna. Bastante furiosa, a decir verdad.

—Hiciste lo que tenías que hacer. —murmura Arthur.

Julie le dedica una última mirada a Charles y sale de la iglesia corriendo. Aquel lugar estaba siendo demasiado pequeño para ella y el corazón le late con tanta fuerza que siente que en cualquier momento puede explotar.

Lo había imaginado, claro. Los últimos días en su cabeza solamente parecían reproducirse distintas opciones para interrumpir una boda pero nunca pensó que se atrevería a hacerlo. Había sido más un sueño que el deseo de hacerlo, pero finalmente lo había logrado. Porque para Julie era un logro, jamás salía de su zona de confort. Claro que se atrevía a hacer muchas cosas y era demasiado valiente, pero ¿interrumpir un casamiento? Eso definitivamente entraría a la lista de cosas que jamás se atrevería a hacer pero que, de igual forma, hizo.

Quizás Charles se casaría igual, quizás a nadie le importaría que una loca chica había salido de atrás de una cortina para impedir que los novios se casaran, pero eso ya no estaba en sus manos. Y Julie sentía que esa noche apoyaría su cabeza en la almohada sabiendo que había hecho lo correcto, que su corazón no se quedaría con las dudas y que la valentía había tomado lugar en su piel. No se arrepentía de nada, al fin y al cabo, había dejado que sus sentimientos hablaran por ella.

¿Demasiado tarde? Tal vez. Pero mejor tarde que nunca.

—No puedo creer que lo he hecho. —murmura en voz baja, luego de unos cuantos minutos corriendo.

—¡Julie!

La castaña se da vuelta y se encuentra con aquellos ojos mirándola.

Los ojos más bonitos del mundo.

Aquellos ojos que buscaba cuando todo iba mal. Aunque también los mismos que la miraban con orgullo cuando todo iba bien.

Parece que no fui invitada por tu querida futura esposa.

Leclerc sonríe y la mira aun reteniendo el aire. Está hermosa. Ese vestido negro acentúa su cintura, pero los ojos del monegasco están sobre los de ella.

Estoy tan contento de que estuvieses cerca cuando dijeron "habla ahora".

—Lo siento...

Los labios de Charles vuelven a apoyarse sobre los de la castaña, pero esta vez no se siente como algo prohibido. Esta vez ambos se sienten libres.

—No iba a casarme, Julie.

—Lo sé, cariño, lo sé. —el monegasco toma el rostro de la chica entre sus manos y se permite mirarla por un largo rato.

—Lo del beso en París...

—¿Leíste la carta?

—Jamás olvidé que te había besado, Julie Roux. Pero huiste tan desesperada que no supe cómo actuar.

—¿Y por qué...?

—Por la misma razón que nunca me dijiste que me amabas de la misma forma que yo a ti.

La castaña niega con la cabeza y lo mira fijamente.

—Charles, acabo de interrumpir tu boda.

El monegasco suelta una risa y la mira con ternura.

Es la mujer más hermosa del mundo.

—Creo que te he visto hacerlo. —bromea con una sonrisa.

—¿Y ahora...?

—Lo hablaremos luego, por el momento solamente quiero salir de aquí y quitarme este horrible traje que ni siquiera he elegido yo.

Julie ríe y lo mira sonriente. No puede pasar por alto el hecho de que está más bonito que nunca.

—Estás precioso, Char.

—Lo sé, Julie. Tú también estás muy bonita, por cierto. —la ojiazul rueda los ojos pero lo observa con una sonrisa.

Realmente lo hizo.

Él está a su lado.

No se casó.




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AL FIN. Dios ¿alguien dudaba de que Julie iba a interrumpir la boda? Si es un MUJERÓN. LA AMAMOS.

speak now - charles leclerc.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora