26 | 𝐤𝐚𝐢.

17.5K 902 256
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




𝟏𝟑 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟐.

𝐅𝐫𝐚𝐧𝐤𝐟𝐮𝐫𝐭, 𝐀𝐥𝐞𝐦𝐚𝐧𝐢𝐚.




Berlín le ladra a la puerta y eso provoca que los ojos de Julie se abran de inmediato. Al instante nota que Charles no está a su lado y se asusta, pero cuando lo ve entrar con una caja en las manos vuelve a relajarse.

Están en Alemania por el cumpleaños de Hanna. Mick ha organizado una fiesta sorpresa y obviamente ellos no podían faltar.

—¿Saliste temprano? —pregunta la castaña tallándose los ojos.

—Si, amor. —Charles besa su cabeza. —Buen día. Ya saqué a pasear a Ber, así que sólo nos queda prepararlo para el cumpleaños... ¡le he comprado un traje!

Julie suelta una risa cuando Leclerc le muestra el pequeño esmoquin que le ha comprado a Berlín y lo toma entre sus manos para mirarlo mejor.

—¡Pero cariño! —otra carcajada.

—¿Qué? —pregunta el monegasco sonriendo. —Nuestro hijo no puede ir mal vestido al cumpleaños de su tía.

Julie aprovecha para mirarlo con ternura. Esta parado ahí, frente a ella, mirándola con la sonrisa más preciosa que ha visto y siente su corazón explotar del amor que tiene por ese hombre.

—¿Y Ju? ¿Te ha gustado el trajecito de Ber? —pregunta Arthur, entrando a la habitación y tirándose al lado de la mayor que acaricia su pelo y sonríe.

—¿Fue idea tuya? —pregunta la ojiazul. El menor de los Leclerc rápidamente niega con la cabeza. —Fue idea tuya, genial.

Julie vuelve a reír.

—¿A qué hora es la fiesta de Hannie? —pregunta Arthur mientras bosteza.

—No es una fiesta. —aclara Charles. —Es una juntada de amigos.

—Da igual, Mick dijo que sería una fiesta. —murmura el menor. —¿A qué hora es?

—¿Por qué tan interesado en saber la hora? —cuestiona Julie, con Berlín sobre ella.

—Porque tengo que prepararme, arreglarme... y además tengo algunas cosas pendientes que resolver antes.

—¡Tienes una cita! —exclama la ojiazul, señalándolo con el dedo índice y provocando que Berlín comience a ladrar. —¡Ber, no le ladres a tu tío!

—Padrino. —corrige. —Y no, no tengo una cita. —Arthur cierra los ojos. —Voy a conocer a una chica, pero no es una cita como tal.

—¿Y dónde la conociste? —pregunta Charles, acostándose boca abajo en los pies de la cama y apoyando su barbilla sobre sus dos manos.

speak now - charles leclerc.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora