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𝟏𝟕 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟏𝟐.
𝐌𝐨𝐧𝐭𝐞𝐜𝐚𝐫𝐥𝐨, 𝐌𝐨𝐧𝐚𝐜𝐨.
—Odio los tatuajes. —murmura Charles mientras se sienta sobre la arena que aún está un poco caliente. —Jamás me haría uno, me parecen la cosa más terrible del planeta... ¡Theo se ha puesto uno la semana pasada!
Julie suelta una risa, toma asiento a su lado y acomoda un mechón de su pelo detrás de su oreja derecha. Están bastante cerca por lo que sus hombros se rozan.
—¡No seas drástico! Son bonitos. —dice la chica visualizándolo en su mente. —Me gustaría ponerme algún lindo dibujo.
—¡No, Julieeee! —se queja. —Arruinarás tu piel. No queda bonito.
—No lo haré, Charles. —susurra la chica, apoyando su mejilla en el hombro del mayor y cerrando los ojos al sentir el contacto.
—Asegúrate de que sea algo importante y que te guste por siempre. —advierte.
—¿Quieres callarte ya? Me gustaría escuchar el silencio por algunos minutos.
—Está bien, pero...
—Silencio, Charles.
𝟎𝟑 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐫𝐳𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟐.
𝐌𝐨𝐧𝐭𝐞𝐜𝐚𝐫𝐥𝐨, 𝐌𝐨𝐧𝐚𝐜𝐨.
—Dios... ¿estás seguro?
Arthur mira a Charles con desconfianza, aquella idea que su hermano tiene en la cabeza no le convence pero de igual forma lo apoyará y lo acompañará.
—Si. —murmura el piloto de Ferrari. —Nunca he estado tan seguro de algo en la vida.
Ambos se adentran al pequeño negocio de aquel tatuador y se sientan en la sala de espera hasta que un chico se acerca a ellos.
—¿En qué los puedo ayudar? —pregunta amablemente.
—Él quiere hacerse un tatuaje. —contesta Arthur rápidamente señalando a su hermano.
