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𝙷𝚊𝚛𝚛𝚢 𝚂𝚝𝚢𝚕𝚎𝚜 - 𝙶𝚒𝚛𝚕 𝙲𝚛𝚞𝚜𝚑.
𝟐𝟗 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐲𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟐.
𝐌𝐨𝐧𝐭𝐞𝐜𝐚𝐫𝐥𝐨, 𝐌𝐨𝐧𝐚𝐜𝐨.
¿Cuántos tragos lleva encima? No lo sabe con exactitud, pero seguramente más de diez porque su estado es casi deplorable pero aún puede mantenerse en pie. Frente a él reconoce a Carlos que baila bastante pegado a la hermana de Mount, Mia, sin embargo nota que George los mira con los ojos rojos de la furia y aprieta sus manos como si estuviera por romper algo.
De Pierre ni rastros, como tampoco de Mick que ni siquiera asistió a la fiesta.
—¡Charles! ¿Qué haces aquí? —exclama una voz femenina, poniéndose frente a él.
—Charlotte, que... sorpresa. —dice, fingiendo una sonrisa. —La pregunta es ¿qué haces tú aquí? —pregunta confundido. No se esperaba para nada verla por allí.
—¿Puedo hablar contigo en privado? —pregunta, desviando su mirada. A Charles le parece raro, por lo que rápidamente niega con la cabeza y se frena de golpe debido al mareo que ese movimiento le causó.
—No creo que sea lo correcto. —dice él, mirando hacia todos lados, buscando a alguien que pueda salvarlo de esa situación incómoda, pero todos sus amigos están en su propio mundo, nadie parece estar atento a lo que está ocurriendo entre ellos dos.
—¿Por qué? Solo voy a hablarte. —levanta una ceja y se encoje de hombros. —¿Tienes miedo? —pregunta burlona, cosa que hace que Charles la tome del brazo bruscamente y la lleve al lugar más oculto que encuentra: una escalera iluminada por tenues luces en varios tonos de violetas y azules. —Wow...
—¿De qué quieres hablar? —pregunta, la cercanía con la chica lo pone nervioso, no porque le parezca linda o algo por el estilo, sino porque no se sentía cómodo en esa situación. Claro que no iba a negar que era preciosa, pero ella no era Julie.
—De nosotros. —dice, tragando en seco y cruzando los brazos sobre su pecho, tratando de tapar el revelador escote que lleva esa noche.
—No hay un nosotros, Charlotte. ¿Estás loca? —pregunta, alzando sus brazos en forma de protesta, su tono de voz cambia y ahora es un poco más alto, como si quisiera dejarle en claro que las cosas son de la forma en las que él las dice. —Definitivamente perdiste la cabeza.
