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𝟐𝟒 𝐝𝐞 𝐝𝐢𝐜𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟏.
𝐌𝐨𝐧𝐭𝐞𝐜𝐚𝐫𝐥𝐨, 𝐌𝐨𝐧𝐚𝐜𝐨.
Julie acomoda los cuatro regalos debajo del inmenso árbol que hay en la casa de los Leclerc. Solo está ahí porque Charles estará con la familia de su novia, de otra manera estaría pasando noche buena tirada en el sillón de su departamento, nada muy elaborado pasaba por su cabeza en esos momentos. Pero cuando Arthur le dijo que él no estaría, la chispa de la Navidad había invadido todo su sistema.
Era una de sus fechas favoritas, a pesar de ser cercana al aniversario del fallecimiento de su padre. Era como si la época de la Navidad le diera la alegría que no había tenido durante todo el año.
—¿Me das una pista de mi regalo?
—No, Julie. Deja de ser tan ansiosa. —murmura Arthur, concentrado en la estrella del árbol navideño que se cae cada cinco minutos y que tiene que acomodar pacientemente. Es la sexta vez en la noche que lo hace y ya parece bastante cansado.
—No veo ninguna caja aquí con mi nombre de tu parte. —el menor rueda los ojos.
—Solo quiere hacerse el misterioso, Ju. —dice Lorenzo, metiéndose a la conversación.
—Lo sé, Lolo. ¿Tú sabes qué es?
El mayor asiente y se prepara para la serie de preguntas que Julie le hará a continuación. Preguntas que no llegan, porque Isabelle y Pascale entran al comedor con la cena acomodada perfectamente en aquellas bandejas que solo usaban en ocasiones especiales y llaman a todos a comer como cuando eran pequeños.
[...]
—¡Feliz navidad! —grita Arthur cuando el reloj marca las doce.
—¡Feliz navidad, King Arthur! —bromea la castaña, abrazando al más pequeño. —¡Ven aquí, Lolo!
Los dos hermanos Leclerc abrazan a Julie y ella vuelve a sentirse, por un instante, como si tuviera cinco años. Era común en ellos que la abrazaran dejándola en el medio. Claro que faltaba Charles, pero ese era solo un pequeño detalle.
