𝐏𝐀𝐏𝐄𝐑 𝐑𝐈𝐍𝐆𝐒 ¹ | a. bridgerton

ㅤㅤㅤchapter twenty two

HELENA SOLTÓ UNA RISITA ROBANDOLE A ANTHONY UNA SONRISA RADIANTE.

— Anthony... —murmuró girando su rostro hacia un lado, recibiendo un quejido por parte del joven vizconde, que sin hacer caso al llamado continuó con su rostro oculto en el cuello de la joven, dejando pequeños besos en la zona que lograban erizar la piel de la muchacha— Anthony... Basta. —susurró, y el joven Bridgerton no pudo evitar sonreir de forma altanera al ver que, aunque Helena decía aquellas palabras su cuerpo claramente decía otra cosa al acercarse más a él, permitiéndole un mayor acceso a esa zona.

Anthony inhaló profundamente, deleitándose con ese perfume dulce que tanto le gustaba. El joven vizconde alzó su cabeza y observó con atención a la muchacha, con sus ojos desbordantes de anhelo y cariño y sus labios curvados en sonrisa cálida, justo como esa sensación que Helena provocaba en su pecho.

Llevaban varios minutos en aquella posición, el vizconde Bridgerton había tomado asiento en el suelo de la tienda sobre uno de los tapetes atrayendo a Helena con suavidad hacia él para que pudiera sentarse sobre su regazo de lado. Y desde que la joven había aterrizado en su regazo, Anthony no había dejado ni un solo segundo de abrazarla, dejando pequeños besos en su rostro y cuello, mientras murmuraba que la quería. Él podía jurar que esos minutos habían sido los mejores de toda su existencia, desde que Helena había dicho que sí Anthony juraba que todo a su alrededor lucía más radiante, como si ahora pudiera ver todo de una forma más luminosa, como si Helena hubiese traído luz a su vida.

— Debemos hacer algo. —murmuró Helena, trazando con su pulgar el labio inferior del joven que mantenía su mirada sobre ella, apreciando cada detalle de su rostro, desde los más notorios hasta los más pequeños y sutiles.

— Estoy haciendo algo, estoy besando a mi futura esposa, y me gustaría seguir haciéndolo. —susurró el joven guiñándole un ojo, inclinando su cabeza hacia adelante en un intento por atrapar los labios de Helena en un beso y soltando un gruñido de frustración cuando la joven giró su rostro chasqueando la lengua— Helena... por favor.

— Oh no, Helena nada. —la joven arrugó su nariz ligeramente, alejándose ligeramente de él, pero sin levantarse de su regazo— Debemos hablar, aún no está todo solucionado. —al oír esto, Anthony frunció el ceño confundido, observando a la joven con temor.

— Dime por favor que no te estás arrepintiendo de tu decisión, Helena no podría soportar alejarme de ti ahora. —murmuró el joven tomando una de las manos de la joven, entrelazando sus dedos con delicadeza, sus hombros ligeramente tensionados, dedicándole una mirada que dejaba ver con claridad la sinceridad en sus palabras.

Helena sonrió negando con su cabeza— Claro que no, no voy a arrepentirme. —susurró colocando sus ojos en blanco— Pero aún hay demasiadas cosas pendientes, como las Sharma.

— Oh, eso.

— Sí, eso. ¿Qué ocurrió con Edwina? ¿Cómo reaccionó cuando te fuiste? —cuestionó la joven costurera, sintiendo como la preocupación y también la culpa la invadían, porque ciertamente creía que Edwina no merecía nada de aquello que estaba ocurriendo. Anthony cerró sus ojos y giró su cabeza hacia un lado, evitando la mirada de Helena— Anthony... ¿Qué es lo que me no me estás diciendo?

— No hablé con Edwina, me fui de la iglesia incluso antes de que comenzara la ceremonia. —hizo una mueca con sus labios.

— ¿Dejaste... ¿Dejaste a Edwina plantada en el altar sin siquiera darle una explicación? —cuestionó Helena colocándose de pie de golpe, tomando por sorpresa a Anthony— ¿Huiste sin siquiera hablar con ella?

Anthony también se puso de pie, acercándose a ella— Quiero aclarar que no estaba pensando claramente lo que hacía, lo único que podía pensar era que necesitaba verte, lo único que me interesaba en ese momento era llegar a ti y decirte todo lo que siento por ti. —el joven soltó un quejido cuando la muchacha golpeó su pecho— ¿Y el golpe por qué es?