Capítulo 22

35 5 1
                                    

Minho creció con la idea de que los omegas tenían un interés especial en bodas. Estaba acostumbrado a ver como un omega era tan reluciente al momento de planificar su gran noche, desde detalles pequeños como el diseño de las invitaciones, las flores, los platos de comida, el gran salón donde la boda será efectuada, y claro, el vestuario. Probarse ropa era uno de los momentos más emocionantes para cada omega. Había escuchado de los demás Alfas, como ellos parecían no saber absolutamente nada de lo que su boda sería, hasta el mismo día de su boda. Pero, ¿Por qué era esto?

De todos los omegas que frecuentaban el mismo círculo social de Minho, había escuchado varias razones que podía resumir en: Era quizás el único día en que un omega era el centro de la noche, y amaban presumirlo. Y es por esto que, en estos momentos, exhausto por ser él quien tiene el deber de supervisar, contratar y tomar las decisiones de su boda, que odia con su alma que el omega con quién se casará sea tan distinto a todos los demás omegas.

En el momento de los acuerdos pre-matrimoniales, Jisung dejo bien en claro que él no quería tener ninguna otra responsabilidad más allá que subir al altar y decir: “Si, acepto”. Sí por él fuera, no tendría problema en que la boda fuese en la iglesia más pequeña de la ciudad, en donde solo esté el sacerdote y los testigos, y si acaso su familia; pero evidentemente, una boda entre dos miembros de los clanes de oro no era algo que podía pasar "desapercibido", por lo que toda la presión del matrimonio recayó sobre sus hombros.

Pensó que podría con todo, pero tener tanto trabajo, sumado a todo lo relacionado al compromiso, lo dejaba agotado. Internamente, no podía evitar sentir cierto rencor contra el omega, cuando lo único que hacía éste era asistir a las entrevistas, y hacer acto de presencia junto a él cuando se necesitaba. Y de hecho, aquellas ocasiones eran las únicas ocasiones que tenía la oportunidad de verlo, porque a pesar de que había llegado a considerar que el pelinegro ya no lo odiaba tanto, aún procuraba pasar el menos tiempo posible con él; y eso empeoró desde hace ya varios días, dado que el omega ya estaba próximo a su celo, y buscaba alejarse de él todo lo que podía, totalmente lo contrario a lo ocurrido en su anterior celo. En consecuencia, Minho sentía dentro de sí como su lobo se sentía herido ante el comportamiento de su... No, del omega. Y quizás, eso le había tenido el triple de irritable de lo usual, pero no había nada que pudiera hacer más que aceptar la decisión del menor, y esperar que este lo pase en casa de su madre como lo tenía previsto.

Algo dentro de él, esa parte más primitiva y opresora le insistía en que debía obligar al omega a pasar su celo junto a él, porque que debía ser su alfa quien lo cuide, nadie más. Pero rápidamente desechaba estos impulsos, dándose cuenta de lo irracionales que estos eran. Por supuesto no podría hacer aquello, empezando porque no debía obligar a Jisung a aceptarlo como su alfa, ya que de hecho, ni siquiera sería su alfa realmente.

Su cabeza le palpitaba ante la inquietud de su lobo, y aunque deseaba arrastrarlo a lo más profundo de su cabeza, donde no podría hacer nada, no encontraba manera de hacerlo cuando este estaba tan eufórico que no conseguía tranquilizarlo. Lo único que podía hacer era simplemente evitar la sensación, concentrándose por completo en los planes de boda y el trabajo, por eso, el semblante de Minho lucía totalmente agotado, pero aún así se rehusaba a salir de la oficina.

Toc, toc.

La puerta fue tocada, y antes que él tuviera tiempo de gritar un "Pase", ya esta había sido abierta, dejando entrar a una joven pelinegra de cabellera larga, y apenas perceptible aroma.

— Buenos días~ —Saludó la omega coquetamente y se sentó en el asiento frente al escritorio del alfa.

— ¿Qué haces aquí? —Minho frunció el ceño—. Sabes que no puedes venir a mi oficina, Wonyoung, y mucho menos sin avisar.

In God's Name - Minsung (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora