Capítulo 28

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La noche caía, pintando la tierra con su oscuridad una vez más.

Las familias se resguardan en sus hogares. Viajando a lo profundo del mundo de los sueños, recuperando las fuerzas para lo que les deparará al día siguiente; una nueva aventura. El pueblo descansa, pero a costa del sueño de muchos, en lo profundo de una pradera, en los costados de un frondoso bosque repleto de cientos de árboles que bailan al son de la brisa nocturna, motivada por la luna cambiante que abraza con ligereza la oscuridad; allí es donde un joven muchacho se encontraba recorriendo de lado a lado con lo que su pobre vista podía alcanzar.

- ¡Sualteza! ¡Sualteza! -Vociferaba una y otra vez- ¿Está allí Sualteza?

- ¡Boo! -Exclamó a sus espaldas un joven muchacho que salía de su escondite, asustando a muerte al pobre joven quien con un brinco, perdió el equilibrio y cayó con fuerza al suelo- Jajaja ¿Estas bien Han?

Avergonzado, el nombrado se levantó con avidez del suelo, y limpiando sus ropas que habían sido ensuciadas por la tierra, carraspeando asintió.

- Estoy bien, ¿Pero podría dejar de hacer eso mi señor? No procuro tener un ataque cardíaco siendo yo tan joven.

El contrario soltó una risilla con picardía.

- Lo haré cuando deje de tratarme tan formal. Estamos lejos del castillo y no debe haber ni un solo alma en vigía, ¿Por qué insiste en seguir usando títulos?

Las orejas del apellidado Han enrojecieron con dicha sugerencia, pero agradecía a la nube que pasaba sobre la luna en estos momentos, y disminuía la intensidad de su brillo, haciendo que este detalle pasara desapercibido.

- ¿Cómo podría yo hacer eso? -Miró al suelo con inquietud, mientras caminaban de lado a lado en dirección a su punto de siempre-. Usted es un príncipe, merece respeto habiendo personas a nuestro alrededor o no.

- Puede que así sea con los demás, pero dejame librarme de mis títulos cuando estoy junto a ti, no quiero que seamos extraños bajo la luna llena. Quiero que ella nos vea como dos simples personas que gozan de su brillo para poder ser libres de las ataduras que nos deja el día, siendo cómplice de nuestros momentos juntos. Es la única que conozco que puede guardar el secreto -Con su índice sobre sus labios, sonrió tiernamente.

La nube pasajera se alejó de la luna, y sin nada que oculte su intenso brillo, el ahora escarlata sonrojo del más joven era difícilmente disfrazable.

- No me pida que actúe distinto, porque siempre será el mismo hombre para mí en donde sea que se encuentre. Le concedo olvidar su título si así lo desea, por lo que dejaré de llamarle "Su alteza". Pero no podré reducir el respeto en mi forma de dirigirme a usted.

- Hmm... Acepto. -Sonrió-. Pero si no me llamará 'Su alteza', ¿Cómo decidirá llamarme?

- Espero que se conforme con que lo llame por su apellido, de la misma manera que usted se dirige a mí, joven Lee.

- El apellido de mi familia suena mucho mejor cuando sale de sus labios.

- No siga y siéntese -Se burló con gracia, tomando a Lee de la muñeca, jalandolo cerca de él.

Ambos se sentaron en el suelo, en el lugar de siempre. Misma posición recostados en el tronco de un árbol, con sus hombros apenas rozándose, siendo incapaz de alejarse, pero temerosos a acercarse de más. Mirada alta, vislumbrando como en medio se tantos árboles que los ocultaban del resto de la gente, se encontraba un punto abierto en donde la luna amaba posarse y ser alabada por los ojos de los dos jóvenes que contemplaban su belleza como todas las noches.

In God's Name - Minsung (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora