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Ya había amanecido, era un domingo; todo el castillo estaba en silencio; era claro lady Bianca había salido a beber te con damas de alta nobleza del reino, lo más seguro es que estuviesen en el jardín como era costumbre todos los domingos, intente levantarme de la cama; pero mis brazos estaban adoloridos, era claro que los moretones que aquella mujer dejo en mi piel; no eran un sueño.

El color de las marcas había bajado ya, gracias a la ayuda que obtuve por parte de las damas anoche, una vez que logré acomodarme a la orilla de la cama, mire al frente; la habitación; se veía tan fría y triste; pese a estar llena de libros, ropa y varias cosas. El clima estaba frío; parecía que todo el color del mundo se había esfumado.

Me levante de mi cama pisando el frío suelo de un mármol blanquecino y tome las prendas de ropa que estaban ya puestas para mi, agradecía que mi ropa no fuera tan voluminosa como la de mi hermana Leonor, quien usaba vestidos grandes, guantes, medias uy tacones; entre otros accesorios que se le obligaban a usar para parecer más de la realeza.

Una vez que estaba ya lista, camine hacia una silla que daba vista de manera directa a la gran ventana del balcón, esperaba a las damas que siempre me ayudaban a cepillar mi cabello; por orden de lady Bianca, quien claramente, les decía que maltrataran mi cabello solo por envidia, no paso mucho tiempo, antes de oír las puertas de la habitación abrirse; al otro lado del marco de la puerta estaban dos damas quien solo necesitaban aprobación para entrar y ayudar; pese a que yo no era ya una niña pequeña como para recibir ayuda de manera tan directa o tan infantil. 

- Adelante, por favor, no se queden afuera- Exclame sin girar mi rostro hacia ellas, mi mirada seguía fija en la "nada" hacia fuera del cristal en el balcón; una pequeña sonrisa estaba dibujada en mi rostro.

- Con su permiso, señorita _____- Habló una de ellas quien llevaba una maleta en la mano, misma que se dirigió hacia el gran ropero de mi alcoba y saco algunos atuendos más que cómodos, para así guardarlos dentro de la maleta.

En tanto a la otra dama, se acerco a mi con un cepillo en la mano; de manera delicada comenzó a cepillar mi cabello, pese a lo que mi madrastra les ordenaba, la lealtad hacia quien las trataba de manera adecuada era lo que más imponía el respeto, no la lealtad hacia quien espantaba y castigaba.

- Princesa, la notó decaída desde el día de ayer; sigue pensando en el viaje que realizara?- Menciono la dama que cepillaba mi cabello con un tono de preocupación, era verdad quizá lo estaba sobre pensando demasiado.

- Si, me preocupa no encajar o que todos quieran ser mis amigos solo por un puesto en la realeza- Sabía que en el mundo, en cualquiera que pueda existir; había personas interesadas, con mucho ego y ambición por un poco de poder.

Negue con la cabeza una y otra vez de manera ligera sin borrar mi sonrisa, no era tan tonta como para dejarme engañar por cosas como esas, pero iba mentalmente preparada para cualquier escenario que pudiese ocurrir, cuando de pronto la voz de la segunda dama me saco de mis pensamientos.

- Usted misma, nos a demostrado a todos, los que la apreciamos y conocemos de verdad, que un titulo y una corona, no marcan la diferencia entre los seres vivos- Su tono era bajo y suave, parecía estar hablando con franqueza, puesto a que no titubeo en ningún momento.

- Les agradezco el apoyo, a todos aquí de hecho... extrañare el castillo- Hable desanimada y con nostalgia, tantos recuerdos que tal vez me dolería extrañar, y no pasare tiempo con mi padre como antes.

Paso un rato, las damas se había ido ya; no tenía muchos ánimos de bajar, no hasta que mi nodriza entro por la puerta y me miro fijamente con una sonrisa, era una vieja amiga de mi padre; se conocieron en la academia Howgarts cuando eran jóvenes y desde entonces mantienen una muy buena amistad, ella a sido mi segunda madre; no espere ni un segundo, me levante de mi asiento y apresure el paso hacia ella, solo para abrazarla con una gigante sonrisa que levantaba ligeramente los pómulos y mis mejillas.

- Como esta mi bruja favorita?- Exclamo ella bastante animada mientras caminaba a tomar asiento en mi cama; desde que tengo memoria, ella y yo siempre tenemos divertidas platicas acerca de cualquier cosa; incluyendo una que otra practica de magia, las cuales, ni mi padre, hermana o madrastra están enteradas. - Estas lista para mañana?-

- No lo se, creo; que quiero dormir todo el día desde hoy hasta pasado mañana- Era claro que tenía nervios, Nana Elena lo noto; si, ese era su nombre, Elena.

- No digas tonterías _____, debes estar lista para abandonar este lugar y crear una vida nueva y alegre- Palmeo el espacio que estaba a su lado indicando que me sentara con ella para hablar con más claridad.

Me acerque sin recordar las marcas de moretes en mi piel, una vez que me senté, pude observar como maldecía a mil dioses solo con la mirada, esto al notar los moretes de mis manos y brazos, cuando observe que sus ojos estaban puestos en las heridas, rápidamente baje las mangas largas y anchas de mi vestido.

- Fue Bianca?- Murmuro con la mandíbula apretada mientras me miraba fijamente con un rostro bastante serio y molesto.

- Fue un accidente...- Intente excusarme para no causar un problema gigante antes de irme, pero Elena no pareció creerme en absoluto.  

- No nací ayer _____, te juro que si esa mujer te pone una mano enzima de nuevo, la voy a convertir en un cerdo bastante obeso- Exclamo en un tono alto recalcando la amenaza para que yo me quedase tranquila, pero a mi parecer; quien debía tranquilizarse era ella. 

- Nana, por favor te suplico que no hagas nada; mañana me voy a ir; no me gustaría irme con este problema como pendiente- Tome las manos anchas de Nana y sonreí ligeramente para calmarla, parecía que ella entendió el mensaje y soltó un suspiro pequeño pero bastante profundo.  

- Tu ganas, pero tu padre se va a enterar de esto- Era obvio que no iba a convencerla de que no hablara con mi padre sobre esto, por más que intentase, Elena giro su mirada hacia las puertas de mi habitación y hablo de nuevo sin soltar mis manos - Como es que tu padre no se da cuenta de la clase de mujer que tiene como esposa?-

En mi mente, quería pensar que el amor que mi padre le tenía a esa mujer; era ciego, no quería aceptar el hecho de que quizá a mi padre, no le importaba nada de lo que me pasara, un suspiro salió de mis labios y mi mirada se dirigió hacia Nana Elena.

- Bien dicen que el amor es ciego, nana, papá lo sabrá y se que regañara a lady Bianca, pero espero no estar aquí para ese entonces- Vaya la redundancia, verdad? hace unos momentos, exclamaba que no quería ir a Howgarts, y ahora; me moría por estar allá para no ver el rostro enfurecido de lady Bianca cuando Nana le dijera a mi padre lo que paso, el primer día de su ausencia.

- Eres muy contradictoria , mi pequeña _____, igual a tu madre- Habló nana con calidez en su tono de voz, esas palabras me llegaron al corazón y mis ojos se llenaron de lagrimas, mismas que deje caer una vez que Elena me abrazo. - Tu madre siempre será la mejor mujer que pudo haber existido y tu serás la prueba de que vivió, aun que no la veas; sabes que esta a tu lado, verdad?

Me limite simplemente a asentir con la cabeza, estaba en silencio, había tanto en que pensar y no sabía si podría con todo lo que ocurría, no estaba sola; pero en la academia, no tendría a nadie a mi lado los primeros días, esto me dejaba inquieta, de nueva cuenta; una chica introvertida y callada, en un lugar tan grande y lleno de personas, era una masacre para mis pensamientos.

- Recuerdas que cuando eras niña, querías ser una jugadora de quiddich, como yo y tu padre?- Con sus manos anchas y regordetas, alzo mi rostro tomándome las mejillas para limpiar las lagrimas que se paseaban desde el lagrimal de mis ojos, hasta mi cuello.

- Si, aun lo recuerdo nana; por que?- Pregunte algo extrañada, quería saber cual era el punto de nana con la pregunta tan repentina acerca de un juego originario de el mundo mágico.

- Por que se que una vez que entres a la academia, serás la mejor jugadora que todo el mundo mágico pueda ver!- Hablo animándome mientras sonreía abiertamente de oreja a oreja, era claro que me quería hacer sentir mejor y claramente lo consiguió.

- Seré la mejor y ustedes irán a todos mis partidos a verme y toda la multitud gritara mi nombre!- Mi mirada parecía haberse iluminado, era claro aun era una niña pequeña y no tenia toda la edad suficiente para comprender lo cruel que el mundo era en verdad.

- Bien, ahora acompáñame, tengo un regalo para ti _____, sígueme- Se levanto y me miro con una sonrisa bastante amigable, la curiosidad me carcomió y de manera inmediata me levante y tome su mano.

Bajamos las escaleras del castillo desde el tercer piso hasta el primero y caminamos al jardín, lady Bianca nos fulmino con la mirada; el bosque de cerezos pequeños quedaba justo al lado del jardín, seguimos caminando hasta que nos detuvimos en un punto directamente en la nada, nana comenzó a silbar ligeramente; yo prestaba atención a lo que ella hacía, al poco tiempo pude divisar frente a nosotras; en una de las ramas una lechuza, quien al observarnos; alzo vuelo hacia nosotros.

Nana extendió su brazo dejando que la lechuza se posara en el, giro su rostro hacia mi con una sonrisa y se inclino ligeramente y extendió su brazo hacia mi y me miro fijamente con calma.

- Puedes extender tu brazo para ella, _____?- Me pregunto sin borrar esa peculiar sonrisa que la caracterizaba, por ella, se refería a la lechuza, titubee por un momento hasta que con algo de valor, tome air y extendí mi brazo, ignore la sensación de dolor por los moretes que tenia y todo gracias a la alegría que invadía mi cuerpo en ese mismo momento.

Parecía que a la lechuza le había gustado subirse en el, puesto que cuando ya la tenía en mi brazo, se acurruco ahí y pequeños sonidos salieron de su boca, era la niña más feliz del mundo en ese momento; tenía una compañera para ir a Howgarts.

- Cual será su nombre?- Pregunto Elena mientras alzaba su mano para acariciar mi cabeza, terminando con unas pequeñas palmadas.

- Fuyu, que significa invierno en japonés, mi estación del año favorita- Agregue como respuesta mientras con mi mano libre, acariciaba el plumaje del ave que estaba en mi brazo.

- Perfecto - Podía notar esa curiosa mirada de nana hacia mi, siempre la hacia y estaba segura que era gracias a el parecido que tenia con mi madre, yo era una niña de piel tan pálida como la nieve y de cabello blanco y largo; con los ojos color jade. Igual que en el cuento que mi padre siempre me narraba.

Pasaron las horas, quien sabe cuanto tiempo disfrute al lado de nana; había llegado el anochecer y la cobija de estrellas adornaba el cielo, nana y yo cenamos algo ligero, un par de galletas con algo de chocolate caliente y leche. Nana era una buena bruja de cocina; hacia galletas bastante magnificas, cuando terminamos subimos a mi habitación y comenzamos a leer y a charlar un poco, ella se quedaría conmigo en mi habitación, me llevaría mañana a la estación del tren a Howgarts para comenzar el año escolar; podía observar con calma como la luz de la luna entraba por las ventanas y el balcón.

Nana se recostó en el sofá de mi cuarto y yo estaba en la cama, había silencio unas horas después; Nana estaba dormida y yo, gracia a los nervios, me encontraba mirando hacia el techo estaba callada y respiraba con normalidad; era más que obvio que no podría dormir en lo que quedaba de noche, y efectivamente así fue, no logre dormir hasta que dieron las 4 de la madrugada.

The Moon.      [draco malfoy y tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora