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24 de diciembre

Varias maldiciones comenzaron a atacar pero no veía a Geto por ninguna parte.

Pensaba decirle a Gojo que enviara a alguien a la escuela pero ya había mandado a toge y a Panda antes de que yo se lo dijera.

Había matado a varias maldiciones que estuvieran al alcance de mi técnica "mariposa".

—Tal vez tengan razón, las personas pueden llegar a tratar mal a los hechiceros.— Hablé cuando escuché hablar a dos chicas sobre su pasado.

—Lamentablemente, ustedes están pagando con la misma moneda, provocando un rechazo mutuo, así que no se pueden quejar.— Continúe.

Las chicas me miraban extrañadas.

—Te voy a colgar.— Amenazó una de ellas.

—Intentenlo si quieren.

Antes de que las atrapará en una "telaraña" apareció Gojo peleando con un tipo, lo que nos llamó la atención a todos.

Antes de que las chicas voltearan a verme de nuevo, las atrapé en la "telaraña"

Quise ir con Gojo cuando lo ví pero me dijo que me quedara ayudando a Shoko en lo que pudiera.

—¿Puedes pasarme eso?— Shoko apunto una cosa que ni siquiera intenté saber que era.

—Pobre chico.

El chico había quedado sin un brazo, se me hizo raro ya que era de primer rango.

—Según su compañero, lo agarraron distraído después de acabar con una maldición.

Hice una ligera mueca y me dedique a observar a Shoko.

—¿Puedes darle esto a los heridos? Una cucharada a cada quien.

Asentí con la cabeza y me dedique a darle las cucharadas de... ¿Medicamento? a algunos heridos.
¿De dónde sacan tantas cucharas?

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—No me gusta.— Reproche.

—¿Cómo vas a saber que no te gusta si apenas la tocaste con la lengua?—Me pregunto Satoru.

—Es simple, ¿Qué sentido tiene comer una dona si no tiene sabor?

Me arrebató la dona de la mano y le dio un mordisco.

—No sabe mal.

—No sabe mal, pero es simple, no vuelvas a traer estas donas, por favor.

Satoru había empezado a traer donas todas las mañanas para que desayunaramos juntos, dijo que no le agradaba la idea de pensar en una Kyoko comiendo sola.

—¿Antes de que yo llegara desayunabas sola?

—Ni siquiera desayunaba Satoru, me despertaba tarde.

Me miró extrañado, no era ningún secreto que Satoru amaba comer, lo más probable es que para el sea un insulto que alguien no desayunara.
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Estuve esperando a que Satoru se fuera de mi casa pero no lo hizo, se quedó conmigo como si fuera una garrapata.

—¿Por qué quieres estar conmigo todo el día?

—Es que estoy pensando y pensé que contigo pensaría mejor, eres inteligente.

—Uh, claro que sí, ven te voy a pegar mi inteligencia.— Dije divertida.

En respuesta solo me dio una sonrisa ligera.

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Satoru venía todos, absolutamente todos los días a desayunar conmigo, estaba disfrutando comer con el aunque aveces fuera un poco... molesto pero me agradaba estar con el.

—¿Sabías que las donas de chocolate fueron hechas porque hay un panadero se le ocurrió hacerle un agujero a un pan con su pitulin?

—¿Que?— Comencé a reírme.— No puedes hablar enserio.

Lamentablemente, cuando se trata de bromas de Satoru, se toma muy enserio el papel y es difícil distinguir si habla de verdad o esta bromeando.

—Tal y como lo oíste.

Enseguida saque mi teléfono y busque cómo se inventó la dona.

—¡Ja! aquí no dice nada de que alguien metiera su ese en un pan.

—Era obvio que era broma.

—Era obvio que yo sabía, solo necesitaba confirmarlo.

No sabía que era broma, es que sabiendo como es la gente de idiota cualquiera se podría esperar que eso fuera real.

Serendipia || Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora