VIII. LA CENA

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Todos se encontraban reunidos en la gran mesa del hogar, servían grandes cantidades de comida en sus platos mientras charlaban animadamente. Brooke veía como Sirius charlaba con su padre, sentía que se había formado una tensión innecesaria entre los dos.

Ella no entendía por qué estaba enojado, no había ninguna etiqueta o acuerdo que les prohibiera estar con otras personas. Apenas comenzaban a pasar tiempo juntos y ya se estaban creando problemas.

La atención de la chica se dirigió al chico a su lado, veía como hablaba animadamente con Ron, se sentía mal por la situación en la que lo había puesto. Ella nunca quiso jugar con él, desde el inicio fue clara sobre sus sentimientos.

Sabía que no podía mentirle, y claro, tampoco a si misma. Cuando comenzaron a verse, Brooke y él decidieron acordar no involucrar sentimientos, el acuerdo perduró hasta su regreso.

Brooke sentía que él buscaba algo más serio y no lo negaría, parecía lo correcto. Alexander siempre la había tratado mejor de lo que cualquier otro chico lo había hecho, siempre había estado ahí cuando en las noches lloraba porque extrañaba a su mamá.

Pero nunca logró amarlo, no como ella sentía que lo merecía. Cada parte de su cuerpo le gritaba que él era el correcto para pasar el resto de sus días, pero nunca logró verlo como algo más que el hombre que siempre estaría para ella.

Justo enfrente de la chica, Sirius veía como cada cierto tiempo el chico volteaba a verla y ella sonreía de manera cariñosa. Entendía que Brooke no era de su propiedad, pero aún así le costaba mucho compartirla con alguien más.

Su estómago ardía al imaginar las manos de Alexander por su cuerpo, imaginarla gimiendo su nombre, a otra persona que no fuera él. Lo que más le molestaba era saber que él ni siquiera había llegado ahí con ella.

Había pasado parte de las últimas noches masturbándose pensando en Brooke montándolo, en sus senos dentro de su boca mientras sus gemidos inundaban su habitación.

No la quería presionar para tener sexo, sentía que era demasiado rápido para hacerlo, así que sus sesiones de besos a escondidas eran suficientes por el momento.

Unos días atrás el hombre había pasado a "revisar su seguridad", lo cual terminó en los dos compartiendo una muy acalorada sesión de besos. Brooke besaba su cuello mientras él tiraba la cabeza hacía atrás por el placer que la chica le causaba.

Su imaginación dejó de correr cuando sintió como su pantalón se apretaba justo en su zona íntima- Genial -pensó.

Se acomodó en su asiento intentando ocultar su erección. Tenía a la pobre Hermione a su lado, no quería incomodarla de ninguna manera.

Brooke veía como Sirius se removía incómodamente en su asiento, así que decidió levantar su pierna y posicionar su pie en su rodilla. Ante el repentino movimiento Sirius saltó en su asiento, todos voltearon a verlo- Lo siento, me dio un calambre.

Cuando Brooke vio que todos volvieron a sus asuntos, comenzó a mover su pie acercándose de vez en cuando a su pene. Eso no estaba ayudando en nada a la creciente erección de Sirius.

Él la miró con reproche, no era el momento para hacerlo, pero tampoco la quería alejar. Brooke tenía una sonrisa inocente en su rostro, comenzó a acelerar sus movimientos haciendo que el hombre frente a ella respirara de manera entrecortada.

De manera repentina Sirius se levantó de la mesa, la chica vio cómo se dirigía hacia el baño. Algunos minutos después también se levantó, nadie les estaba prestando atención así que siguió los pasos del hombre.

Cuando llegó a la puerta del baño tocó la puerta- Ocupado -escuchó la agitada voz del hombre, la sonrisa en su rostro creció.

-¿Estás bien? -cuando Sirius escuchó su voz suspiró- ¿Sirius?

Sinners | Sirius Black | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora